“La violencia contra las mujeres no se trata de un problema de la intimidad, no se trata de la libido, ni del deseo. El tema que tratamos las mujeres cuando salimos a las calles es un tema plenamente político y público, que busca el bien de la sociedad en general, que no se trata de una guerra de mujeres contra varones, sino contra el patriarcado, que no es una cultura, es un orden político universal". Esas fueron algunas de las palabras de la escritora y antropóloga feminista Rita Segato durante el acto en el que recibió el título de doctora Honoris Causa de la UNCUYO.

El rector Daniel Pizzi, junto al decano de la Facultad de Filosofía y Letras, Adolfo Cueto, entregó a la escritora esta distinción en el Día Internacional de la Mujer.

Por su trayectoria excepcional y sus méritos académicos y científicos, el Consejo Superior de la Universidad Nacional de Cuyo decidió otorgarle a la escritora la máxima distinción de esta casa de estudios: el título de Doctora Honoris Causa.

Pizzi le entregó este reconocimiento junto a la resolución que lo habilita, y el decano de Filosofía y Letras, Cueto, la honró además con una medalla. Esta unidad académica ofició de anfitriona y albergó el acto, que fue transmitido vía streaming por el canal Señal U Académico, en el Día Internacional de la Mujer.

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En el camino de la igualdad

En su discurso, el rector destacó que la UNCUYO renovó su posición a favor de las reivindicaciones femeninas otorgándole a Segato el máximo reconocimiento de la casa de estudios, lo que ayuda a comprender que la universidad está en el camino correcto. “El camino de la igualdad, de la paridad, pero también el camino del diálogo, de la laicidad, del pluralismo. En definitiva, el camino de la democracia”.

Pizzi dijo sentirse orgulloso de recibir a la escritora que no solo se hizo merecedora del título por ser una “indiscutida líder del feminismo, de los derechos humanos y de las luchas de minorías postergadas”, sino también por haber desarrollado una extensa trayectoria académica y profesional “distinguiéndose con sus estudios y activismo contra la violencia de género y a favor de los derechos de personas y comunidades, siempre con una visión feminista y latinoamericana”.

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El rector detalló que los estudios y publicaciones de Segato han contribuido con crítica e innovación al crecimiento de las ciencias sociales. “Sus aportes académicos antropológicos, del feminismo, sobre la violencia patriarcal y la ética pública, junto a su compromiso de incidir en la transformación social, nos permiten asegurar que se trata de una de las pensadoras latinoamericanas más influyentes de estos tiempos”.

Cueto, por su parte, la describió como “una extraordinaria académica, pero sobre todo una enorme mujer”. “Tiene la simpleza de lo grande, lo propio de tierra adentro, de esas personas que están impregnadas de la filosofía de la vida. Es una generadora de una revolución que, por ahí, parece imperceptible, pero que va generando todo un cambio en el comportamiento de quien la va conociendo, la escucha o lee sus libros”, dijo el decano y uno de los promotores de su visita.

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Frenar la violencia

En una breve exposición, Segato compartió algunas ideas claves, vinculadas con el feminismo y enmarcadas en una nueva conmemoración por el Día Internacional de la Mujer, no sin antes introducirlas con el detalle de los nombres de algunas mujeres y niñas que ya no están, y cuyo número, advirtió, aumenta día tras día.

"No hemos conseguido frenar la violencia contra las mujeres ni que los números permaneciesen iguales. Hay grandes victorias por un lado, y por el otro, no hemos llegado a destino. Quizás porque, cuando lleguemos a destino, toda la sociedad, la vida va a cambiar; ahí cambia la historia. Esa es mi propuesta más importante. Solo las luchas feministas son capaces de encaminar la historia en otra dirección, en la de otras formas de felicidad, otras metas de bienestar, otras formas de comprender la política", dijo la escritora y académica. 

Además, advirtió que la violencia contra las mujeres no es un problema de la intimidad, sino un tema político y público, que no es una guerra de mujeres contra varones, sino contra el patriarcado. Por último, además de confesar su emoción por el reconocimiento y por estar en Mendoza, en alusión también a que –según confesó– su madre vivió en la provincia los momentos más felices de su infancia, destacó: "Como mujeres que somos, les estamos enseñando a los hombres a vincular lo afectivo con lo intelectual, y eso es fundamental".