Resisten el cierre de una escuela de Lavalle hecha a medida de la comunidad campesina
La DGE comunicó la decisión de no renovar el convenio para su funcionamiento. La Escuela Campesina de Agroecología funciona desde hace once años, en el predio de la UST. Cursan 62 personas con un sistema de alternancia, que les permite continuar con sus labores en el campo. El testimonio de una egresada. Las razones del gobierno escolar.
Actualmente 62 personas de distintas localidades de Mendoza y San Juan cursan en el Cens. Foto: Gentileza UST.
Celia Mayorga (41) dice que la Escuela Campesina de Agroecología fue muy importante en su vida y dio las razones: significó la posibilidad de comenzar y terminar el secundario, de cursar en tiempos flexibles y seguir con sus tareas en la finca, de encontrar un espacio donde cuidaron a su hijo de 8 años mientras ella aprendía matemáticas, lengua, comercialización y -sobre todo- descubrir por primera vez un lugar en el que sus saberes eran tan importantes como los conocimientos universitarios de sus docentes. Esa escuela, que funciona hace once años en Jocolí, Lavalle, cerrará de acuerdo a la decisión de la Dirección General de Escuelas (DGE), que comunicó la rescisión del convenio para el pago de 25 cargos docentes, además de la necesidad de reubicar a los y las alumnas.
La escuela funciona bajo la modalidad de un CENS de Gestión Social para jóvenes y adultos, es decir que es cogestionada por una organización - en este caso la Unión de Trabajadores Rurales sin Tierra (UST)- y la DGE, que a través de convenio aprueba el plan de estudio, la metodología de trabajo y aporta cargos docentes para su funcionamiento.
¿Por qué cierran una escuela que permitió -y permite- estudiar a jóvenes de zonas rurales? Según explicaron a Unidiversidad desde la oficina de prensa de la DGE, la razón es un conjunto de irregularidades administrativas, entre ellas que no cumplen con la carga horaria estipulada para la modalidad, que no completan en forma correcta la carga de datos en el sistema de gestión (GEM), que la directora no cumple con los requisitos en el cargo, entre otras. Integrantes de la UST están convencidos que las causas son otras: el recorte presupuestario y una falta de visión para comprender que las metodologías y mecánicas de estudio en el campo no pueden ser iguales que las de la ciudad. Además, detallaron que contestaron con un escrito todos los aspectos que les marcaron como irregularidades, pero que nunca les respondieron y que no hay ningún canal de diálogo abierto para solucionar los inconvenientes planteados.
La coordinadora pedagógica de la escuela, Marta Greco, explicó a Unidiversidad que la decisión de la DGE no solo implica que no tendrán los cargos que hoy asume el gobierno escolar, sino la desaparición del establecimiento como tal. Por eso, aseguró que lucharán para revertir esta decisión, porque entienden que es un retroceso en los derechos de jóvenes, que no pueden cursar la secundaria de modo tradicional.
En la escuela se combina teoría y práctica, con el objetivo de mejorar la producción de alimentos con respeto por el medio ambiente. Foto: gentileza UST
Una escuela a medida
Antes de ser realidad, la Escuela Campesina de Agroecología fue un proyecto, un sueño de quienes integran la Unión de Trabajadores Rurales sin Tierra de Cuyo (UST), una organización cuyo objetivo fue -y es- mejorar las condiciones y la calidad de vida de las familias que viven o quieren vivir en el campo. Con esta idea intentaron dar respuesta a dos problemáticas de las zonas rurales: las dificultades para concluir la educación obligatoria y el abismo existente entre las enseñanzas de la escuela y las necesidades de conocimiento para la vida productiva.
Greco explicó que siguiendo esta lógica idearon un proyecto de educación con alternancia, es decir que el grupo asiste una semana a la escuela de 8 a 18, y la próxima semana estudia y aplica los conocimientos en el campo. Comentó que esta modalidad permite que continúen con las tareas agrícolas, porque de lo contrario en épocas de intensa labor comienzan a faltar, hasta abandonar el proceso.
La responsable pedagógica de la escuela comentó que en 2011 la DGE aprobó esta modalidad y firmó el convenio que permitió disponer de 50 cargos. En 2019 -expresó- el gobierno escolar comunicó su decisión de dejar sin efecto ese acuerdo, pero el reclamo de la organización y la comunidad permitió la continuidad, aunque recortaron la mitad de los cargos, además de las figuras de asesora pedagógica y encargada administrativa.
La escuela siguió en marcha y actualmente 62 personas cursan el bachillerato con orientación en agro y ambiente, las que llegan a Jocolí desde distintas localidades de Mendoza y San Juan. El grupo tiene las mismas materias que en cualquier CENS, es decir lengua, matemática, historia, a lo que suma saberes propios de la actividad agrícola, siempre con el objetivo de producir en forma agroecológica.
“Poder estudiar fue algo muy importante en mi vida", contó Celia Mayorga, una de las primeras egresadas de la escuela. Hoy asiste su hijo, Joel. Foto: Gentiliza Celia Mayorga.
Teoría y práctica
Celia Mayorga (41) vive en una finca de diez hectáreas, en Jocolí, donde produce en forma comunitaria verduras y frutas. Cuenta a Unidiversidad que fue una de las primeras egresadas de la escuela y que esa experiencia mejoró su vida, no solo porque obtuvo el título secundario, sino porque por primera vez encontró un lugar donde sus saberes eran tan importantes como los que sus docentes aprendieron en la universidad.
“Poder estudiar fue algo muy importante en mi vida. Es un espacio muy lindo, yo no tenía donde dejar a mi hijo que era chiquito y me lo cuidaban mientras cursaba. Aprendí mucho en la escuela, porque si bien yo tenía la practica del trabajo, me permitió analizar y entender más conceptos sobre el uso del suelo, la importancia de cuidar el medio ambiente, por eso ahora producimos en forma agroecológica”, fueron sus palabras.
El hijo de Celia, Joel, ese mismo que cuidaban las docentes mientras ella estudiaba, hoy tiene 21 años y es uno de los alumnos que deberá continuar sus estudios en otro lugar si cierran el establecimiento.
La productora tiene sus propias razones para explicar el cierre de la escuela: dijo que siempre van a querer que sean obreros y obreras, que no puedan defender su trabajo. Se lamentó de que siempre repiten que los y las jóvenes se queden en el campo, porque aseguró que esas son solo palabras si no existen políticas públicas educativa, de infraestructura y de transporte para las zonas rurales.
La escuela funciona en el predio de la UST, donde hay una fábrica de salsa y se produce vino casero. Foto: Gentileza UST.
Las razones de la DGE
Desde la oficina de Prensa de la DGE, explicaron a Unidiversidad que la escuela se vincula con la DGE por medio de un convenio que rige desde el 9 de noviembre de 2012, por el que subvenciona un cargo de director maestro de jornada completa, 25 horas cátedra de diseño curricular y 10 horas más para talleres.
De acuerdo a la explicación oficial, el 28 de diciembre de 2020 se comunicó la voluntad de rescindir el convenio debido a diversas irregularidades. Detallaron algunas: no cumplimiento del diseño curricular, la directora no reúne los requisitos para desempeñarse en el cargo, no se efectúa la carga en el sistema GEM, el diseño curricular no está previsto para ser implementado con modalidad de educación a distancia, la implementación de alternancia o semipresencial, no cumple con la carga horaria curricular prevista para esa modalidad, no está completo el registro de estudiantes, entre otras.
Desde prensa de la DGE comunicaron que en 2020 decidieron suspender su decisión, luego de una audiencia en la que integrantes de la organización se comprometieron a regularizar la situación. Sin embargo, expresaron que debido a la persistencia de las irregularidades resolvieron la rescisión del convenio.
El grupo de estudiantes tiene una modalidad de cursado, por el cual van una semana a la escuela y a la siguiente estudian y ponen en práctica los conocimientos en la finca. Foto: Gentileza UST.
Las razones de la organización
Por su parte, Greco aseguró que cuando la DGE solicitó que subsanaran algunos problemas administrativos presentaron un escrito de 140 páginas en el que expusieron las explicaciones del caso, pero nunca recibieron una contestación. De toda formas, la escuela continuó aunque el gobierno escolar recortó la mitad de los cargos.
En cuanto a la modalidad de alternancia, es decir que cursan una semana por medio, Greco comentó que la DGE aprobó esa forma de trabajo y destacó que no es caprichosa, sino que está relacionada con las necesidades de las zonas rurales. Dijo que esta propuesta es una posibilidad más de garantizar el derecho a la educación y evitar que abandonen el proceso en los meses que tienen un trabajo intenso en la finca.
Greco dijo que la escuela campesina es mucho más que un lugar de aprendizaje, que es un sitio de intercambio de saberes, de escucha activa, de contención de jóvenes para los cuales las modalidades tradicionales de enseñanza no son una opción. Por eso, aseguró que frente a la decisión del gobierno escolar, evaluarán el plan de lucha a seguir con el objetivo de lograr que la escuela permanezca abierta y se garantice el derecho a estudiar.
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