El juicio: relaciones peligrosas

La familia de José Osvaldo Nardi sufrió varios allanamientos, robos y secuestros por parte de las fuerzas de seguridad que eran el brazo ejecutor del terrorismo de Estado. En la audiencia del 24 de febrero Nardi expuso todas estas situaciones.

El juicio: relaciones peligrosas

Derechos Humanos

Unidiversidad

Guadalupe Pregal

Publicado el 09 DE MARZO DE 2015

El 31 de marzo de 1977 la familia Nardi sufrió un segundo allanamiento y fueron secuestrados del domicilio familiar José Osvaldo y su padre José Vicente Nardi. También fueron secuestrados su prima María Helena Castro y su novio Francisco “Paco” Giménez Herrero.

“A mí me sacan, me llevan descalzo, caminamos aproximadamente unos 100ms en dirección sur de calle Ayaime donde literalmente me tiran, me ponen de rodilla en lo que yo identifico -estaba vendado- la parte de atrás de una camioneta y no sé si fue probablemente un culatazo o una patada en la espalda -yo estaba atado- y caigo sin poder amortiguar golpe, parte en una cosa que identifico como una rueda de auxilio y un gato, felizmente la rueda de auxilio amortiguó” relató José Osvaldo Nardi en la audiencia del 24 de febrero en el marco del 4° juicio por delitos de lesa humanidad ocurridos en Mendoza.

Previo a ser llevado a la camioneta Nardí relató que cuando los diferentes oficiales del grupo comando que ingresó a su domicilio “mi padre, con la tranquilidad y capacidad que se adquiere con años de militancia, se presenta y dice “mi nombre es José Vicente Nardi”, y el pobre chico éste, oficial del ejército, se cuadra, hace la venia erradamente a un civil, o sea no sabe bien el reglamento y dice “Teniente Primero Navarro””.

Ya en la camioneta de la policía, vendado y atado con su propio cinturón José “en un momento dado siento por el radio-comunicador obviamente una patrulla, un equipo que estaba en Carril Nacional que comunica textualmente con éstas palabras “Citroën, paquete entrando por Carril Nacional”. Cuando siento eso realmente tuve una reacción bastante negativa, muy dolorosa, porque imaginaba que mi hermana mayor, Lidia Irene, alias “Bubi”, había desobedecido, no era una orden obviamente, pero había quebrado lo combinado y venía a casa. Comienzo a sentir, a tener contacto auditivo directamente, no por el radio-comunicador, con el motor característico de un Citroën. Pasa por al lado de la camioneta donde estaba y, por el tiempo que sigo escuchando, paró en el frente de la casa y por el radio-comunicador sentí el movimiento, las conversaciones, siento algunas voces e incluso llego a sentir la identificación de “Bubi”. Hay que aclarar que tanto mi hermana Lidia Irene, era conocida en la familia como Bubi y Helena Castro, de chico son esos apodos de infancia, también era conocida por esa época como Bubi. Ella había mudado de Bubu a Bubi porque era medio infantil seguir llamando a la prima Bubu. Yo escucho “Bubi” y digo bueno, mi hermana”.

A la mañana siguiente, ya en la Comisaría 25° de Guaymallén, José Osvaldo pudo ver que en realidad habían secuestrado a su prima María Helena Castro junto a su novio Francisco “Paco” Giménez Herrero. Ambos fueron liberados a los pocos días.

José Osvaldo explicó que al día siguiente realizaron operativos en la casa de su abuela y en la de su tío Sigfredo Ricardo Castro, padre de María Helena, quien vivía justo enfrente y también fue detenido. “Mi tío en su juventud había sido suboficial de la marina, cabo. Él tenía en la casa un frondoso arsenal de armas, le gustaban y obviamente tenía armas de todo tipo y calibre, lo cual motiva, cuando esa casa es allanada, una situación en la cual podía derivar en cualquier cosa. Felizmente la avidez y rapiña de los miembros de las fuerzas de seguridad y policiales, se resolvió que el comisario a cargo de la 25° misma (no tengo certeza) se quedó con las armas, porque era locura de él tener muchas armas. Hubiera dado a muchos siglos de prisión porque tenía evidentemente armas de calibre prohibido, tenía armas prohibidas” relató Nardi.

Pasados 28 días en los que José Osvaldo Nardi estuvo en el D2. Ya estaba en libertad, su padre, su hermana Susana y Osvaldo Aberastain seguían secuestrados.

Paco y “Bubi” habían sido los primeros en ser liberados, pero posteriormente ella volvió a sufrido un segundo allanamiento, ésta vez en la casa en la que vivía con una amiga. José Osvaldo recordó que cuando él ya estaba en libertad “creo que mi prima ya había salido que es en esos momentos que la secuestran con la muchacha con la que vivía, les roban todo, era una casa muy bien equipada. Creo que fue apenas codicia, como sabían que tenían valores, era una casa muy bien equipada. Conste que les robaron un denario, tenía una colección numismática y entre las piezas de valor que tenía tenían un denario auténtico, un denario romano, les robaron todo y les hicieron un simulacro de fusilamiento, las llevaron en camisón”.

Esa situación motivó que la familia fuera a reclamar por las mujeres secuestradas y los bienes robados y “no sé por qué cargas de aguas se contactan con este Teniente Primero Navarro. Comprobado porque una prima, hermana menor de Helena Castro, mi prima Adriana, este muchacho se queda impactado con ésta chica y ésta chica aprovecha entonces le da corte. La veía, la visitaba y la familia le interesaba tenerlo para sacar información porque había gente de la familia todavía presa. Al punto que yo tuve un segundo encuentro con éste muchacho ya estando libre, en la casa de mi otra prima, la otra hermana de María Helena” describió Nardi.

José Osvaldo continuó relatando su segundo encuentro con Navarro. “Aparece este muchacho de civil y a mí me costó, que se yo, lo último que había visto era una mole verde oliva con casco, con armas esto y lo otro y aparece un chico chiquito, de bigotito, con una cara de botón total. Cuando lo reconozco la familia me dice “por favor no hagas nada”. Tenía 18 años y unas ganas locas de estrangularlo, claro, de decirle “hijo de su madre” y todas las cosas que podría hacer y eventualmente, machucarlo bien machucadito. La familia sabía que yo era temperamental entonces me pararon y me paró mi tío, el padre de María Helena, me dice “quédate tranquilo que lo que estamos haciendo es tenerlo cerca para garantizar algunas cosas””.

Nardi relató que interpeló Navarro por el allanamiento y los secuestros sufridos por su familia a lo que el Teniente Primero le dijo “que estaban en una situación, que había gente peligrosa, que era un deber de la Patria y todas esas cosas. Ahí es cuando le cuestiono el secuestro de mi prima, y me dice “bueno, eso debe ser un bando subversivo que le fueron a robar”.  Él visitaba formalmente la casa de mis tíos para ver a mi prima y mi prima obviamente le daba corte para tener a alguien cerca para poder recurrir para tener información detrás de las líneas”, concluyó José Osvaldo.

Fuente: Edición UNCUYO

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