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21 DE NOVIEMBRE DE 2024
La socióloga Carolina Saganías brindó una profunda reflexión sobre los crímenes racistas cometidos en Estados Unidos y afirmó que la realidad argentina no está muy lejos de esto.
Foto: Télam
A raíz del asesinato de George Floyd en manos de la brutalidad policial en Minneapolis, la socióloga Carolina Saganías dialogó con Unidiversidad y brindó un vasto análisis sobre el racismo en América Latina y, puntualmente, en Argentina. Además, hizo un repaso por este flagelo que acarrea años de historia, invisibilización, violencia y muerte.
Carolina, socióloga y docente, nació hace 47 años en Santiago del Estero y vive en la provincia de Mendoza, y es afrodescendiente: hija de un padre afrodescendiente y una madre blanca, hija de italianos. “Crecí en un pueblo santiagueño entre una pluralidad de etnias. Jamás me sentí discriminada”, afirmó.
Respecto al crimen de Floyd, Carolina aseguró que si bien es un hecho que le llama mucho la atención, lamentablemente no es algo novedoso. “El pueblo afroamericano viene luchando desde tiempos coloniales por desmantelar el racismo estructural. Este hecho tiene un alto potencial simbólico, por la imagen de la rodilla del policía en su cuello y la frase ‘no puedo respirar’, que se ha transformado en un slogan de denuncia de un régimen opresivo”, fundamentó.
El hombre de 46 años asesinado el 25 de mayo por la policía de Minneapolis en Estados Unidos fue una demostración más de que el racismo nunca dejó de existir y que se manifiesta de múltiples maneras. El crimen movilizó al mundo y generó protestas en contra del presidente norteamericano Donald Trump, quien apoya la represión policial y hace unos días pidió “mano dura” contra los manifestantes.
Según explicó la socióloga, todo el continente americano está cimentado sobre el genocidio indígena, la esclavitud y la trata transatlántica de personas, por lo que la riqueza de América se ha basado en el exterminio de los pueblos originarios. “Por este motivo, los mecanismos de control para sostener el racismo estructural siempre han estado un paso más adelante: han sido poderosos y difíciles de desmantelar. A pesar de que la población americana es una mayoría multiétnica no blanca, el poder dominante sigue estando presente en una minoría que despliega un aparato de vigilancia y castigo”, aseguró.
Para Carolina, el negro estadounidense tiene una connotación diferente a la del negro latinoamericano y esto se debe a los movimientos de lucha de activistas como Martin Luther King o Malcom X, cuya labor contribuyó a la visibilización de las comunidades negras, que actualmente conforman el 14 % de la población total estadounidense.
Racismo en Argentina
La connotación de la palabra “negro” es diferente en el país, para la socióloga tiene otros cimientos: “En Argentina el negro es el afrodescendiente, el que vive en la villa, el trabajador golondrina, el peruano, el boliviano. La connotación es distinta y mucho más amplia”.
Siguiendo la línea de la represión policial en Estados Unidos, la socióloga estableció una semejanza que enlaza el mismo desenlace: brutalidad a causa del racismo.
“Pensemos cómo se trata el tema de la cuarentena. Vemos la represión de la policía de Minneapolis como algo que en este país no podría ocurrir, algo ajeno a nuestra cultura y no es así. El 31 de mayo efectores policiales torturaron y violentaron a una comunidad Qom en Chaco, nuestro país. Ahí vemos que la situación no nos es tan ajena”, explicó.
Tomando otro ejemplo y sin salirse del contexto del aislamiento social, preventivo y obligatorio, Carolina hizo hincapié en los casos del joven surfer que volvió de Brasil el 24 de marzo –cuando la cuarentena ya estaba decretada- y se fue a Ostende violando el decreto; y en el caso de Gustavo Nardelli, el empresario que fue sorprendido a bordo de su yate navegando el Río Paraná incumpliendo la cuarentena. “Estas personas portan de alguna manera el privilegio blanco, porque se los invitó a cumplir con la ley. Ambos fueron escoltados por las fuerzas de seguridad hasta sus domicilios sin mediar violencia”, manifestó.
En contraste con esta situación, la socióloga expuso los numerosos casos exhibidos en los medios y a través de las redes sociales donde a personas de barrios vulnerables que estaban quebrantando el decreto de aislamiento eran humillados por los policías o gendarmes que patrullaban las zonas. “¿Cómo es el control de la cuarentena en estos sectores? Con violencia. En el caso de Luis Espinoza en Tucumán fue un claro ejemplo de esto, el joven rompió la cuarentena porque necesitaba trabajar para alimentar a sus seis hijos. Fue necesidad. ¿Acaso se lo invitó a obedecer las órdenes?”, reflexionó la socióloga.
¿Cómo terminar con el racismo?
Ante el panorama angustiantemente abrumador en el que el país y el mundo se ven envuelto, Carolina sugirió ampliar la mirada. “Es momento de dejar de lado la hipocresía y mirar más allá. Dejemos de mirar el periodismo hegemónico que justifica la represión y se ubica del lado de los poderosos. Es fundamental informarse y analizar mejor la realidad porque Argentina tiene mucho por hacer para lograr un poco de justicia para desarmar el racismo estructural. Estemos presentes en lo que ocurre en nuestro país, lo cual no significa no tener empatía con lo que sucede en Norteamérica o alrededor del mundo”, concluyó.
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