¿Quién tiene las llaves del Teatro Griego Frank Romero Day?
Néstor “El Negro” Roca trabaja en el Teatro Griego desde hace 27 años. Con más de 50 llaves, conoce a ciegas dónde pertenecen y cuál es su utilidad. También sabe de historias de fantasmas.
Néstor “El negro” Roca respira Vendimia desde muy chico. Foto: Prensa Gobierno de Mendoza
En 2023 nuestro Teatro Griego Frank Romero Day, patrimonio mendocino, cumple 60 años, ya que en 1963 quedó oficialmente inaugurado con la realización de la Fiesta Nacional de la Vendimia. En este marco, desde el Ministerio de Cultura y Turismo, se rescata la historia de quien ha sido su custodio durante los últimos años.
Néstor “El Negro” Roca trabaja en el Teatro Griego desde hace 27 años. Con una emoción imposible de disimular, una que recorre su cuerpo hasta quebrar la voz y querer escapar por sus ojos lágrimas, cuenta que llegó al espacio de la mano de su madre, María Miranda. Y siempre con la Vendimia atravesando estas historias, Doña María era nada menos que una de las costureras históricas del espectáculo. Fue jubilada con reconocimiento por su trayectoria, esfuerzo y dedicación, y distinguida en 2011 por su aporte como hacedora vendimial.
Néstor, recuerda que barrer fue la primera tarea que le asignaron, con pocos años y mucha inquietud se fue interiorizando sobre cada aspecto del trabajo y así fue que, poco a poco, se convirtió en el ayudante de confianza de Mariano Angélica, quien era, por entonces, el encargado general que lo antecedió en el puesto hasta su jubilación. Fue entonces cuando Néstor Roca quedó al frente de esta enorme responsabilidad, que tanto lo apasiona y de la que se declara enamorado: “Amo este lugar, venir cada día aquí es un regalo”.
Su vida en el teatro
En el ámbito laboral, desde el Ministerio de Cultura y Turismo se lo conoce informalmente como “el dueño de las llaves del Teatro Griego”. Él sonríe y dice: “Sí las llaves las tengo yo, pero siento de corazón que este majestuoso lugar es propiedad de cada mendocino, porque aquí año a año vemos nuestra idiosincrasia expresada artísticamente”.
Sobre los elogios que recibe por su gran solvencia dice: “Al conocer cada movimiento, el lugar puntual de cada cosa, es un poco ser el responsable de cuidar y proteger todo”. Son más de 50 llaves que Roca distingue como si fuesen de su propia casa y conoce a ciegas dónde pertenecen y cuál es su utilidad. Hoy como cada año, se encuentra con el desafío de una nueva Fiesta Nacional de la Vendimia por delante, trabajando intensamente para que el próximo 4, 5 y 6 de marzo, el Teatro Griego luzca en su máximo esplendor.
“Sé que mi trabajo es importante porque sé cada detalle, desde dónde sale el agua o desde dónde parte la energía para cada tablero. Cada vez que viene alguien o tiene que realizar alguna obra, estoy predispuesto para ayudar y resolver de la manera más ágil. Reitero, amo este trabajo y lo asumo con alegría y responsabilidad”, dice conmovido Néstor.
Sus días durante la Vendimia, transcurren en asistir con distintas tareas a las personas que comienzan a llegar para montar escenográficamente el espectáulo de Vendimia, y también para el desarrollo de las obras de mantenimiento y mejoras del lugar. Néstor es el primero en abrir las puertas tempranísimo y está pendiente de asesorar para cuidar las instalaciones, para respetar y preservar el patrimonio de los y las mendocinas. El resto del año, realiza tareas generales, destinando el tiempo necesario para que no haya deterioros.
Una familia abrazada por la Fiesta Nacional de la Vendimia
Siendo Néstor muy joven, su madre, una costurera con mucha experiencia y muy querida por sus compañeros, le comentó que estaban convocando gente para trabajar en la Vendimia. Fue así que decidió presentarse, sin imaginar que con el tiempo encontraría allí su segundo hogar.
Con el paso del tiempo, fue lógicamente en la propia vendimia que conoció a su compañera de vida y madre de sus hijos, quien comenzó trabajando en utilería y que actualmente se desempeña como planchadora vendimial. Cuando la familia creció, sus propios hijos también pasaron por la experiencia.
“Vendimia es para mí casi un todo, porque vivo acá todos los días y siempre con mucha satisfacción. Creo que el día que no pueda estar acá, no sé qué voy a hacer. Realmente me encanta este lugar, te tiene que gustar mucho este trabajo, porque o estás al sol todos los días o en invierno padecés todo el frío. Es más, luego de la pandemia, con la primera Vendimia presencial, yo me instalé acá desde enero y desde entonces me quedé en el Teatro Griego para evitar contagios, porque soy el único que conoce cada lugar, cada punto. Prácticamente, vivo acá y soy una persona feliz en mis dos hogares como digo”, dice ahora con una gran sonrisa.
El gran día
La puesta en escena de la Fiesta Nacional de la Vendimia, son los días más importantes en el Frank Romero Day. Particularmente el día del Acto Central, cuando el público llena las gradas y el Canto a Mendoza se apodera del lugar, que luego se replica durante dos días más.
Néstor “El negro” Roca, con una emoción que lo desborda, confiesa: “Escuchar la canción de fondo cuando comienza la Vendimia y se apagan las luces, es algo que no se puede explicar, se me pone la piel de gallina hasta el día de hoy, después de tantos años”.
Cada una de las personas que hace posible la Fiesta Nacional de la Vendimia, ya sean artistas, técnicos, personal de apoyo y cada uno de los y las trabajadoras, está abocada a su rol. Pendiente de cada detalle para ofrecer al público un espectáculo único, considerado entre los más importantes que se realizan a cielo abierto en el mundo.
Desde su propia experiencia Néstor afirma: “Nunca veo la Fiesta. Veo los ensayos y es recién en alguna repetición que tengo el espacio para disfrutarla, porque el día del acto central es cuando todo debe salir bien y no hay lugar para el azar. Por eso estoy pendiente de todo y trato de estar en muchos lados, porque me lo he propuesto así. Es una responsabilidad asegurarme que las luces estén apagadas, que la gente esté cómoda, que los sanitarios estén en óptimas condiciones y todo lo necesario para que sea una noche única y especial para todos”.
Historias de fantasmas en el Teatro Griego
Luego de 27 años de trayectoria, el encargado general del Frank Romero Day, es una de las personas que más conoce en detalle no sólo su infraestructura, sino que vivió en primera persona numerosas historias que desafían los nervios.
Cuenta Roca que cierto día se entera que su madre estaba atravesando una enfermedad y con mucha angustia, nota que una de las llaves de los camarines empieza a moverse sola y agrega: “Acá hay mucha gente que ha dejado cenizas de familiares o mismo de gente del ambiente artístico. Hacía poco tiempo que habían traído las cenizas de alguien y depositado acá, entonces dije en voz alta: “¿Viejo, sos vos el que está al lado mío?” Y la llave se movió con más fuerza. Fue algo de no creer, porque no había viento y el resto de las llaves estaban quietas”.
Otra anécdota ocurrió en plena oscuridad. “Una vez, estando en el subsuelo donde se encuentra el tablero de luces, habré caminado dos o tres metros en una oscuridad profunda y siento una mano en la espalda y empecé a caminar más despacio. Seguía sintiendo esa mano en mi espalda y sin mirar atrás seguí caminando hacia adelante y me acuerdo que les dije: “Recuerden que yo estoy acá porque me gusta este lugar y estoy para cuidarlos. En ese momento sentí que me soltaron, prendí las luces y vi que estaba solo, no había nadie”.
Asegura que para quienes trabajan en el Teatro Griego es muy común ver cosas, relativo a sombras transitar, sentir presencias y ruidos extraños y confirma: “Te puedo asegurar que se ven, hay personas que no se animan a entrar solas al edificio”.
El fantasma de galera
Hay un personaje que se destaca del resto y se ve muy seguido. Se trata de un hombre de galera y siempre se lo descubre sentado en medio de las gradas. “Muchas veces uno baja la vista para ver dónde va pisando y cuando alza la mirada, ya no está. Una vez hablando con gente de utilería, me confirmaron que se trataba de un artista fallecido que usaba esa indumentaria y que sus cenizas se encuentran acá”, asegura Roca.
Sin embargo, hay algo que deja muy en claro: “Lo que sí puedo asegurar es que nunca he sentido que es una energía mala o me he sentido amenazado y miren que he visto y sentido muchas cosas”.
“Empecé barriendo y de a poco fui tomando experiencia y me gustó más de lo que pensé que me iba a gustar y hasta el día de hoy sigo acá. Quizás mis cenizas también terminen aquí, sería muy feliz de quedarme eternamente como ese guardián de las llaves que ustedes dicen, un guardián enamorado del teatro”, concluye este hombre lleno de amor y compromiso por su trabajo.
Fuente: Prensa Gobierno de Mendoza
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