Que viva Latinoamérica III. Recreando alternativas desde abajo

En la segunda parte de la nota sobre la Conferencia de Apertura de IV Cohorte de la Maestría en Estudios Latinoamericanos, el Dr. Taddei nos propone recorrer las resistencias en Nuestra América.

Que viva Latinoamérica III. Recreando alternativas desde abajo

Fuente: Frente Popular Darío Santillán

Especiales

Milagros Molina y Enrique Roig

Publicado el 25 DE ABRIL DE 2012

Para continuar con la reflexión sobre las alternativas de Nuestra América les proponemos seguir en este ejercicio de pensarnos preguntando, dudando de las sentencias definitivas sobre el destino de nuestros países, pero sí reafirmando una actitud básica e incuestionable: la búsqueda de una vida plenamente humana, digna y justa.

Tal como presentamos en la nota anterior (http://www.nudigital.tv/novedades/index/que-viva-latinoamerica-ii-cartografia-del-saqueo ) , Taddei comenzó su exposición con un panorama del impacto de la globalización neoliberal en nuestra región y, en particular, de las lógicas de “acumulación por desposesión” que signaron, justamente, a la experiencia reciente en América Latina (A.L.).

La intención de este investigador fue hacer un recorrido por algunas características distintivas de los procesos de democratización en A.L. y su relevancia en relación a la mayor o menor capacidad de superar los horizontes impuestos por el neoliberalismo, particularmente en la década de los ’90.

Para el docente, del contexto de los procesos de cambio socio - políticos más recientes y de las tentativas para poner en marcha alternativas de distinto tipo al neoliberalismo, va a resultar una redefinición a nivel regional de distintos modelos societales.

Estos modelos político-económicos y sus distintos contornos, se expresan en el mapa gubernamental que emergió en Latinoamérica entre el 2006 y el 2009.

Sin embargo, este período (2006-2009) va a tener sus raíces en el enorme protagonismo ganado por los movimientos sociales y por los movimientos socio-políticos de carácter popular que surgieron en el cuestionamiento al neoliberalismo, en el ciclo de resistencias sociales que se inició a nivel regional desde mediados de la década del ’90.

Justamente en estas raíces indagaremos en este artículo.

En A. L. fueron –y son- las diversas experiencias realmente existentes las que se debatieron –y aún se debaten- distintas alternativas de acción:

Si es quizás a través de la no toma del poder, manteniendo una autonomía relativa frente al Estado, como en el caso del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) en México en el que “(...) la democracia que predican no es la democracia formal de elecciones y fraude practicado durante años, sino que se basa en las decisiones colectivas tomadas por las asambleas de base. Se construye en la práctica cotidiana de los sujetos individuales constituidos como sujeto colectivo. No plantean la toma del estado sino la abolición de las relaciones de poder”*.

O, si es a través de la exigencia de que el poder otorgue respuestas, es decir, la interpelación directa al estado por redistribución; o la constitución de una herramienta política al estilo del Partido de los Trabajadores brasileño (PT) o del mismo Movimiento al Socialismo (MAS) en Bolivia**.

En Argentina en particular, el peso que adquirieron estos movimientos sociales como expresión de oposición se vinculó directamente con la crisis social que se aceleró hacia mediados de los noventa, con la agudización del desempleo y de la concentración de la riqueza.

Con el régimen de convertibilidad y de apertura económica, quien sin duda salió perjudicado, fue el mediano y pequeño capital industrial y agroganadero. En cambio, altos beneficios obtuvieron las fracciones del capital (nacional y extranjero) que pasaron a controlar las empresas de servicios públicos tras las privatizaciones; las explotaciones de recursos naturales estratégicos, la gran producción agraria de exportación en manos de Empresas Multinacionales (EM), entre otras.

Estas desigualdades al interior del bloque dominante, se expresaría en las disputas sobre qué hacer ante la crisis. Las opciones “dolarización” vs. “devaluación”, sintetizarían las posiciones de las diversas fracciones capitalistas ante la fase recesiva en que entró la economía argentina a partir de 1998.

En términos generales, se pueden distinguir dos grandes protagonistas de este conflicto de intereses: por un lado, sectores del "empresariado productivo", mayormente nucleados en la Unión Industrial Argentina (UIA) a favor de la opción “devaluación”, y, por otro, buena parte del sector financiero local y de las empresas privatizadas, a favor de la opción “dolarización”. En el "medio", desplegando una peculiar estrategia de "penduleo", se encontraba el principal representante institucional de los acreedores externos: el Fondo Monetario Internacional (FMI), el cual pasó de una defensa a ultranza del "modelo convertible", a cerrar filas detrás de la "salida devaluacionista".

En cualquier caso -y como señalábamos antes- sobre quienes cayó directamente el peso de la crisis, fue sobre la mayoría de la población trabajadora del campo y la ciudad.

En ese contexto, surgirán nuevas formas de organización y representación de intereses populares. Sus principales expresiones son los movimientos piqueteros, las asambleas barriales y las diversas modalidades de agrupamiento de trabajadores en el marco de las denominadas empresas recuperadas.

Así, luego de un largo período de reflujo que parecía confirmar las tesis sobre el fin del trabajo y por tanto de los trabajadores, éstos “reaparecieron” en forma disruptiva en la escena de la conflictividad social, cobrando visibilidad numerosos movimientos y experiencias organizativas que no sólo desafiaron la lógica neoliberal, sino que avanzaron en la construcción de respuestas propias a la crisis.

Cada una de las manifestaciones de lucha -como explicamos más arriba- asume distintos posicionamientos político-ideológicos respecto del Estado. Se observa desde una dependencia que se establece por la vía de los planes asistenciales –y que el Estado utiliza como estrategia de descompresión del conflicto o incluso de cooptación que puede culminar en la dilución de la lógica confrontativa del movimiento - hasta la oposición a cualquier modalidad de vinculación bajo el argumento de defender la autonomía.

Estas posiciones no son monolíticas, sino que se transforman con las modificaciones del contexto político y económico, dando lugar a la redefinición de las estrategias de lucha, los principios ideológicos y las acciones que los movimientos llevaron –y en algunos casos llevan- adelante.

Tal es el caso de los movimientos de trabajadores desocupados (MTDs), específicamente desde su identidad piquetera***, actores destacados de la protesta social del período, aunque no puede desmerecerse la participación de los trabajadores ocupados a través de sus organizaciones sindicales.

En el ámbito rural, cobran visibilidad y se dinamizan organizaciones campesinas como las de Santiago del Estero, Córdoba, Mendoza y Formosa. Su estrategia de defensa y recuperación de tierras produce una nueva territorialidad antagónica a la dinámica de mercantilización de los recursos naturales; una estrategia de reapropiación colectiva del espacio que se extiende al mundo urbano y, dentro de éste, al fenómeno de las fábricas recuperadas y puestas a producir por sus trabajadores.

Además de la lucha por demandas concretas ante la aguda crisis social, se generalizó un cuestionamiento a la legitimidad política e ideológica del neoliberalismo a través el ejercicio de formas directas, democráticas y masivas de hacer política; todo lo cual se sintetizó en la consigna “Que se vallan todos”.

Todo lo anterior nos permite entender que en el 2001 se manifestó con toda su fuerza, no una simple debacle económica, sino una crisis de la forma en que se venía organizando la sociedad desde el bloque dominante.

Sin embargo, la salida a la misma no fue conducida por el amplio movimiento social que se expresó en las calles, las plazas, los barrios, los campos improductivos, las fábricas abandonadas por sus propietarios y recuperadas por sus trabajadores.

El escenario que se termina de delinear entre el 2005 al 2009, período de “cristalización institucional y estabilización de las relaciones de fuerza en el continente” - según expresó Taddei- va a resultar en la delimitación de distintos proyectos societales en pugna. Los mismos serán desarrollados en la tercera –y última nota de este dossier-

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Notas

La Maestría en Estudios Latinoamericanos se dicta en el año 2005 en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la Universidad Nacional de Cuyo. Ha recibido dos Proyectos Prioritarios de Posgrado de la Secretaría de Ciencia, Técnica y Postgrado SECTyP-UNCuyo.

Emilio Horacio Taddei es Doctor en Ciencias Políticas del Instituto de Estudios Políticos de París. Su tesis doctoral fue sobre el neoliberalismo y los sindicatos en Argentina entre 1976 y 1999. También es Magíster en Estudios Políticos en el Programa de Sociología Política del mismo Instituto. Las líneas de investigación que aborda son Movimientos sociales latinoamericanos, políticas públicas y reconfiguraciones de los Estados producto de las crisis del capital, entre varios otros. Dicta el seminario Teoría política y Teoría del Estado en América Latina en la Maestría en Estudios Latinoamericanos de la FCPyS de la UNCuyo.

Para ampliar

*Llano, María del Carmen. “El Zapatismo: imagen y realidad del pasado y presente de Nuestra América” en Actas del Tercer Congreso Interocéanico de Estudios Latinoamericanos. Mendoza, Fac. de Filosofía y Letras, octubre de 2007.

**Partido ligado a las organizaciones cocaleras y el movimiento campesino-indígena. En marzo de 1995, en el primer Congreso “Tierra y Territorio”, plantean la organización de una nueva estrategia política denominada “IPSP” (Instrumento Político por la Soberanía de los Pueblos) y, en diciembre de 2005, utilizando como sigla electoral la del MAS se presenta a elecciones y obtiene la presidencia boliviana.

***Sin embargo, el movimiento piquetero no es homogéneo, sino que existe en su interior una diversidad de tendencias político- ideológicas, entre las cuales no todas buscan la superación del sistema social vigente. Ver al respecto Svampa, M. y Pereyra, S. (2003) Entre la ruta y el barrio. La experiencia de las organizaciones piqueteras. Bs. As. Biblos (especialmente Cap. 4). Seoane, J y Taddei, E. Movimientos sociales, democracia y gobernabilidad neoliberal en América Latina. Disponible en: http://www.uasb.edu.ec/padh/revista13/articulos/jose%20seaone%20-%20emilio%20taddei.htm