Qué tan viable es hoy alcanzar la eficientización del uso del agua en el agro
Para Facundo Martín, ingeniero agrónomo e investigador del Incihusa-Conicet, es necesario repensar en el costo energético. Además, destacó que la situación de los productores de la provincia es cada vez más crítica en cuanto al acceso al agua.
Foto: Freepik.com
La idea de eficiencia en el manejo del agua ha incluido a diversos actores a lo largo de los último años. De esta forma, el Estado, las universidades, los productores y la ciudadanía, entre otros, han buscado métodos de ahorro en el consumo de agua y de energía. Sin embargo, en Mendoza, las condiciones estructurales, ambientales, económicas y de infraestructura atentan con un sistema de riego mucho más eficiente.
Claro que mejorar la eficiencia, tanto de la oferta como de la demanda, permitiría a los países reducir la escasez de los recursos y maximizar los beneficios proporcionados por la infraestructura de agua y energía existente.
Desde Unidiversidad dialogamos con Facundo Martín, ingeniero agrónomo e investigador del Incihusa-Conicet, quien destacó cuáles son las formas de eficientizar el manejo del agua y por qué la provincia no está preparada para un sistema general de riego por goteo en el agro.
“Para comenzar, podemos hablar de la eficiencia de ‘distribución’, la cual se aplica en los canales principales o las pérdidas que tanto vemos en las calles o veredas; otro modo de eficientizar el manejo del agua es a través de la ‘conducción’ dentro de la inspección. En este caso, se debe trabajar fuertemente en la impermeabilización de los canales para que el agua no se filtre por el terreno; finalmente, para el caso de la ‘eficiencia intrafinca’, el inspector o ‘tomero’ le entrega el agua al regante a partir de su compuerta. Aquí es una primera medición que se puede hacer para saber la eficiencia del agua dentro de cada finca”, destacó el ingeniero agrónomo.
La eficiencia general, al hablar de riego superficial no presurizado, es decir, por surco o a manto, está en torno a 35 %. Martín nos contó que los últimos balances hídricos (realizados por el Departamento General de Irrigación en el 2015) indican (para el río Mendoza) que cada 10 litros que se largan al inicio del sistema le llegan tres a la finca. Igualmente, esto varía mucho, ya que se tiene zonas que están más impermeabilizadas, entonces tienen mejores eficiencias de conducción y de distribución.
“Esta eficiencia en el manejo del agua asciende al 80 0 90 % si la finca en cuestión tiene un sistema de riesgo presurizado. Aquí el problema no se trata de entender si el riego por goteo es mejor que el riego a manto. Lo que debemos pensar es en el costo energético y en la huella de carbono que este sistema de riego por goteo necesita para su funcionamiento”, agregó el investigador.
En el caso de la provincia de Mendoza, hoy no se está contemplando la infraestructura energética, la cual va a ser crucial para que se pueda dar un manejo de agua más sostenible.
“La cantidad de superficie cultivada que está actualmente con riego presurizado es muy baja. En la actualidad, se puede mencionar que la provincia cuenta con un 20 % de riego por goteo en las fincas (dependiendo de la zona). Esto quiere decir que la gran mayoría tiene que mejorar en este apartado, algo que nos deja un largo camino por delante, sobre todo, teniendo en cuenta el tema energético y presupuestario, ya que la inversión inicial es muy alta para los finqueros”, continuó.
Otro de los temas a tener en cuenta refiere a la energía necesaria para mantener el riego por goteo en funcionamiento. Además, se debe contemplar si los productores tienen los recursos necesarios para hacer frente a esta situación (económicamente hablando).
“Sin esa energía (y sin la infraestructura adecuada) el riego presurizado es prácticamente imposible de realizar. Además, se debe tener en cuenta la inversión intrafinca que tiene que hacer cada productor, más ahora, que muchos de esos insumos están en dólares. Entonces, aunque desde el punto de vista técnico la gestión eficiente es razonable, y debemos trabajar en pos del cambio climático, la realidad marca que al momento de la implementación realmente resulta prácticamente inviable”, remarcó Martín.
Situación de los productores en Mendoza
“La situación es crítica. En primer lugar, porque tenemos menos de la mitad del agua que hemos tenido históricamente. Esto produce que los turnos se distancien cada vez más. Si a un productor le daban el agua una vez por semana, ahora se lo van a dar cada 15 días”, afirmó.
Esta situación trae como consecuencia que el productor tenga que cambiar de cultivo: por ejemplo, en la inversión hortícola: “Hoy, hacer horticultura, si no se tiene una fuente de agua subterránea, es prácticamente imposible, sobre todo por el distanciamiento de los turnos. De hecho, muchos productores se están volcando a otros productos que demanden mucha menos agua”, finalizó el investigador del Conicet.
Según el último pronóstico del Departamento General de Irrigación para la temporada 2022/23, el panorama es realmente preocupante y se mantiene el escenario de crisis hídrica, ya que el caudal de los ríos de la provincia está entre el 40 % y el 58 % respecto de un año normal. En este sentido, de acuerdo a la clasificación hidrológica del organismo, los ríos Grande, Atuel y Diamante presentan sequía extrema, mientras que el Mendoza, Tunuyán y Malargüe se encuentran en sequía severa.
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