¿Qué riesgos tendrá introducir en el ecosistema al "desistinguido" lobo terrible?

Una empresa de biotecnología asegura haber traído de vuelta a este animal prehistórico. Especialistas del Conicet explicaron que no se trata de una verdadera “desextinción”, sino de una recreación incompleta con fines comerciales que podría dañar, incluso, a las especies que ya están en peligro.

¿Qué riesgos tendrá introducir en el ecosistema al "desistinguido" lobo terrible?

El debate por la “desextinción” del lobo terrible y su impacto en el medio ambiente. Foto: revista Time

Sociedad

Unidiversidad

Ernesto Gutiérrez

Publicado el 29 DE ABRIL DE 2025

“No hay nada que la ciencia no pueda”, proclamó con entusiasmo Colossal Biosciences, una empresa privada de biotecnología valuada en más de 10.200 millones de dólares. Su reciente anuncio causó furor en redes sociales y medios internacionales: afirmaron haber logrado la “desextinción” de una especie extinta hace más de 10.000 años, el lobo gigante o Aenocyon dirus, también conocido popularmente como “lobo terrible” (direwolf).

La noticia, impulsada por un artículo en la revista Time, parecía sacada de un capítulo de la serie Black Mirror o directamente de las películas Jurassic Park. Colossal presentó en sociedad a tres lobos grises modificados genéticamente para parecerse a sus contrapartes prehistóricas: dos machos llamados Romulus y Remus —nacidos el 1 de octubre de 2024— y una hembra llamada Khaleesi, nacida el 30 de enero de 2025.

El proyecto de Colossal promete maravillas de laboratorio, pero enfrenta serias dudas sobre su legitimidad y propósito. Según las expertas consultadas por Unidiversidad, bajo el disfraz de la innovación, lo que ven es una peligrosa forma de entretenimiento biotecnológico. Incluso alertan sobre los impactos ecológicos que tendría liberar estos animales modificados en ecosistemas actuales. En lugar de jugar a la "resurrección" de especies extintas, las especialistas proponen una solución más urgente y concreta: cuidar lo que todavía existe.

Crías de lobo terrible presentadas a la sociedad por la compañía Colossal. Foto: revista Time

El truco detrás de la “resurrección”

La investigadora y genetista Melisa Olave, del Iadiza-Conicet, puso los puntos sobre las íes al describir esta recreación: “Lo que han hecho es tomar secuencias genómicas reconstruidas de los lobos terribles —extintos— y editar genéticamente a lobos grises actuales para que se parezcan a ellos en ciertos aspectos”, explicó.

La técnica empleada, según la investigadora, es la conocida CRISPR, una herramienta de edición genética de alta precisión, pero aún con margen de error. Colossal intervino solo 14 genes —de los casi 20.000 que tiene el lobo actual— para modificar el tamaño, el color del pelaje y algunos rasgos físicos de los lobos grises. “No es una clonación ni una desextinción, como dice esta empresa. Es una modificación genética de una especie viva para hacerla parecerse a un animal del pasado”, aclaró Olave.

El procedimiento no estuvo exento de dificultades, aclaró la experta: se necesitaron ocho madres sustitutas —perras domésticas de gran tamaño— y unos 45 embriones por cada una. Cinco intentos no resultaron en embarazos y otra cría nacida junto con Khaleesi murió a los 10 días por una infección. "Una aberración lo que hicieron", detalló.

Lejos de ser un logro neutro, la iniciativa despierta interrogantes éticos, científicos y ecológicos. “Estos lobos se parecen más a los de Game of Thrones que a los lobos terribles reales. Ni siquiera hay certeza de que los originales tuvieran pelaje blanco”, sostuvo Olave.

El aspecto elegido no parece casual: apela al imaginario popular de series y películas más que a una fidelidad científica. En la propia web de Colossal, se menciona la intención de “revivir” también al mamut lanudo y al dodo, pero la comunidad científica se pregunta: ¿con qué objetivo? “Están jugando con una biodiversidad que desconocemos. Alteran genéticamente animales para que luzcan como algo que existió, pero no son esos animales”, alertó Olave.

¿Qué consecuencias puede tener introducir estos animales “resucitados” en los ecosistemas actuales? Foto: Revista Time

¿Qué pasa si los sueltan en la naturaleza?

Uno de los puntos más preocupantes es el potencial impacto ambiental. ¿Qué consecuencias puede tener introducir estos animales “resucitados” en ecosistemas actuales? Para comprenderlo, hablamos con María de las Mercedes Guerisoli, bióloga del Conicet especializada en mamíferos carnívoros, con amplia experiencia en conservación de especies como el puma en Argentina.

“Primero, hay que aclarar que no estamos hablando del mismo animal que se extinguió hace 12.000 años. Puede parecerse, sí, pero no tenemos certezas, porque nunca vimos uno real, no hay registros visuales y el ambiente de aquel entonces tampoco existe más”, afirmó Guerisoli.

El riesgo de introducir un depredador tope como este “lobo terrible” en ecosistemas actuales podría desatar desequilibrios graves: “Si lo soltás en un ecosistema como el argentino, vas a generar competencia con especies que ya están amenazadas, como el puma o el yaguareté. Y si este nuevo animal es más fuerte, los desplaza, cambia su dieta, altera el número de presas y todo se corre en la cadena”.

Diferencias de tamaño entre un perro, un lobo actual y un lobo terrible. Imagen: revista Time

Una criatura completamente nueva

Para Olave, este experimento plantea una inquietud profunda: el animal creado no es ni el del pasado ni el del presente. Es una criatura completamente nueva, sin precedentes evolutivos.

“La empresa habla de liberar estos animales en entornos naturales. Ahí es donde se vuelve extremadamente problemático. No podemos predecir cómo interactuarán con los ecosistemas actuales ni qué consecuencias traerá su introducción”, remarcó la investigadora.

Además, la viabilidad genética de estas “nuevas especies” es incierta. “Para crear una población autosustentable, no alcanza con unos pocos individuos. Hay que asegurar diversidad genética, porque si son todos ‘primos’, a largo plazo habrá enfermedades o problemas de reproducción”, advirtió, por su parte, Guerisoli.

Lobo terrible de la serie "Juegos de Tronos". Foto: HBO

Ética y regulación: los vacíos del futuro

El aspecto legal también es borroso. “No sé cómo consiguieron los permisos. Cada país tiene su legislación y, en Estados Unidos, incluso cada estado. Pero esto debería estar regulado a nivel internacional y pasar por comités éticos”, sostuvo Olave.

Ambas expertas coincidieron en que, más allá de la viabilidad técnica, el dilema central es ético. La Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) ya publicó un protocolo específico para evaluar proyectos de desextinción, en el que plantea una pregunta crucial: ¿es ético hacerlo?

“No hay un artículo científico que lo respalde aún, y no se comunican con transparencia los motivos. Es una empresa y, como tal, seguramente habrá motivaciones económicas. Y aun si las hubiera nobles, hay que preguntarse si debemos hacerlo, más allá de si podemos hacerlo”, reflexionó Guerisoli.

En lugar de jugar a la resurrección de especies extintas, ambas investigadoras propusieron una solución más terrenal: cuidar lo que todavía existe. “Cuando un ecosistema está dañado, lo más efectivo es dejar de explotarlo y protegerlo, no alterarlo aún más”, señaló Olave. Guerisoli coincidió con este análisis: “Como científica, me parece que deberíamos ocuparnos primero de proteger lo que ya tenemos. Hoy tenemos especies en peligro, ecosistemas vulnerables, conflictos reales”.

“El proyecto de Colossal Biosciences promete maravillas de laboratorio, pero enfrenta serias dudas éticas, científicas y ecológicas. Bajo el disfraz de la innovación, lo que muchos vemos es una peligrosa forma de espectáculo biotecnológico. A fin de cuentas, 'no hay nada que la ciencia no pueda', pero la pregunta más urgente sigue siendo: ¿debería?”, concluyó Olave.

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