Amor propio: analizar la autoestima con la perspectiva puesta en la salud mental
Unidiversidad dialogó con la psicóloga Abril Orellano para comprender qué es el amor propio y conocer si, en ocasiones, puede volverse una consigna problemática.
En qué situaciones el amor propio puede volverse exigente. Imagen: freepik
Haciendo una rápida búsqueda de “amor propio” en Google, encontramos primero “cerca de 283.000.000 resultados”. Después, indagando titulares de los resultados en las dos primeras páginas, encontramos artículos, libros, videos, etcétera con información referida al autocuidado, a tips para aumentar el amor propio, el amor propio como base de la estabilidad emocional o formas de cultivar y aumentarlo. Si agregamos en esa misma búsqueda “exigencia”, no cambian mucho los resultados. Apenas se suman dos o tres notas de opinión sobre la “autoaceptación tóxica” y el equilibrio entre la autoexigencia y el amor propio.
Ahora bien, más allá de ese repaso estadístico, ¿qué podemos decir del amor propio con un enfoque desde la salud mental? Es decir, ¿qué se pone en juego cuando bregamos por el amor propio como solución a determinados problemas?, ¿puede volverse un mandato o una exigencia?, ¿qué rol cumplen influncers que sostienen la importancia de amarse a uno o una misma? Para pensar sobre el tema, Unidiversidad contactó a Abril Orellano, Lic. en Psicología, docente en la Universidad de Congreso, donde también trabaja consultorio.
Orellano, que se posiciona desde la línea teórica del psicoanálisis lacaninano, hizo foco en lo “singular” del asunto. Lejos de comprender lo singular como la persona individual y solitaria por fuera del contexto, lo singular somos las personas en relación a lo social. En palabras de la psicóloga: “La persona singular está con su singularidad y con todo lo que ha hecho en relación a lo social, pero con su impronta, su personalidad, su psiquis, su subjetividad”.
El amor propio visto desde una perspectiva singular. Imagen: pexels
Además, explicó que trabaja con perspectiva de género y no por “una cuestión de etiqueta”: “Porque las subjetividades son individuales, pero estamos atravesades por una cultura con ciertas características y que, a cada quien, le impacta de distintas maneras. El cuestionamiento, la pregunta, la palabra son las formas en que trabajo”.
Amarnos a nosotras y nosotros mismos
Son populares las frases que contienen mensajes como ‘para amar a otro u otra primero tenemos que amarnos nosotros o nosotras mismas’. De alguna forma, podríamos deducir que el amor propio, entonces, es una ‘gran verdad’ o una ‘gran solución’. ¿Es tan así?
Al respecto, Orellano reflexionó: “El mensaje es colectivo, pero el cambio tiene que ser singular. Ya de por sí estamos constituides con otras personas que nos miran, hablan, dicen, expresan, y nuestra singularidad toma algo de eso”. En síntesis, se trata de un enunciado muy complejo, aunque se puede analizar.
En ese contexto, la docente se detuvo en el verbo “tener” del mensaje y lo asoció con la lógica capitalista de tener más: “Hay que tener, hay que tener y hay que tener”. La trampa de ese término es que siempre algo va a quedar por fuera, no puede tenerse todo: “Siempre algo va a quedar ahí sin ser obtenido”.
Sobre "tener" amor propio: no puede tenerse todo, siempre algo queda por fuera. Foto: pexels
Al mismo tiempo, relacionó la frase con la separación histórica que ha hecho Occidente entre cuerpo y mente. “El cuerpo fragmentado. Por un lado, el cuerpo; por otro lado, la cabeza; por un lado, les médiques; por otro lado, les psicólogues”. “Unir -continuó- la mente y el cuerpo es todo un desafío”, más aún si sumamos a ese desafío lo social que “nos ha devuelto una imagen de nuestro cuerpo”.
Entonces, podríamos suponer que no existen recetas mágicas. Asimismo, Orellano invitó a reflexionar sobre qué tipo de “amor” propio estamos hablamos. ¿Es amor romántico, es amor saludable y qué es el amor saludable? “Creo que el amor tiene dos caras. Por un lado, puede ser bueno y saludable; por otro lado, no, puede ser catastrófico”.
Explicó que a veces el “amor propio” se traduce como una imposición y que, en ocasiones, las personas se angustian y piensan “pucha, yo no me puedo amar”. Por lo tanto, los tiempos y las herramientas son distintas en cada una de las personas: “Cada quien lo habita y lo vivencia de manera singular”.
¿Puede constituirse en un mandato social y exigente el amor propio?
¿Puede el amor propio volverse un mandato social más? Imagen: pexels
“Nos constituimos con palabras y lenguajes de nuestro entorno más cercano”, introdujo Orellano. Advirtió que es complicado hacer de términos como “amor” algo “universal”. Por esa razón, dijo que el amor propio se vuelve exigente cuando no es flexible: “No poder ver que quizás otras personas tienen otras formas”. Es decir, según la psicóloga, el amor propio se vuelve exigente “cuando las personas creen que hay una forma de amar y que el resto tiene que hacerlo de la misma manera”.
En ese sentido, ¿puede volverse un mandato social más el amor propio? Orellano, en primer lugar, puso el “mandato social” en contexto. Es decir, no existen uno o dos mandatos, sino que existen miles: los hay “encubiertos y no encubiertos” y están los que “cumplimos sin cuestionar”. Entonces, ejemplificó con el cuidado de la ecología: “si el mandato es cuidarlo, ¿estaría bien o estaría mal?”.
De esta forma, explicó que si bien estamos en un momento histórico donde la imagen y lo visual es lo que se impone, lo cierto es que “la interpretación que cada quien hace y, por ende, su solución, va a ser singular”. De esta forma, siguiendo a Orellano, la idea de amor propio se transforma en un “mandato que es tan singular”.
Pero, ¿qué es el amor propio?
Resulta interesante pensar qué es el amor propio. Orellano nos dijo que es una “idea” y que “la idea está en la cabeza”. “¿Qué hacemos con las ideas? -continuó- muchas las podemos ejecutar y muchas quedan en el aire”. En ese sentido, explicó que algunas personas “se fijan con esa idea y la pasan mal”, mientras que otras encuentran ahí “un lugar y han sabido hacer con eso algo que les ha sido funcional”.
Según Orellano es importante "implementar una promoción y prevención de la salud". Imagen: freepik
También, es inquietante preguntarnos qué comprendemos por amor propio. Es decir, con qué fin lo buscamos y desde qué lugar. Al respecto, Orellano dejó algunas preguntas para pensarnos: “¿Qué pasa con ese amor propio si tengo un accidente y algo de mi cuerpo cambia radicalmente, se va el amor propio? ¿En qué se basa el amor propio: a la imagen, a mi bienestar, a que puedo hacer cosas, a que mi cuerpo me permite hacer cosas, a que sí tiene límites? ¿A qué?”
Ahora bien, qué pasa con las personas que sostienen la importancia del amor propio, como una suerte de solución a nuestros padecimientos. La psicóloga advirtió que, aunque algunas ideas de amor propio ayuden a otros u otras, es probable que ella “no me funcione con todas las personas”.
Es conocido que varios y varias influencers levantan el lema del “amor propio”, traduciéndose en una forma de militancia. Orellano dijo que está “buenísimo” que se puedan visibilizar algunas problemáticas pero “siempre desde el respeto, la tolerancia, sabiendo que hay personas que no pueden o no quieren; y está bien”.
“La militancia y la lucha -continuó- están buenísimas partiendo de la pluralidad y diversidad, no solo de cuerpos e ideologías, sino también de que cada uno tiene sus tiempos y sus formas”. En ese sentido, consideró que es positivo que existan personas que hagan visible estos temas, pero sin caer en la imposición en aquellas personas que no pueden.
En este contexto, de nada sirve usar expresiones como “dejá de llorar” o “dejá de no amarte”, ejemplificó la docente. Si nos preocupamos por la salud mental de nuestros pares, es más interesante hacer otras propuestas. “Está bueno implementar una promoción y prevención de la salud, haciéndose contacto de gente para recomendar o sugerir, a través de la educación, del discurso, de la problematización”, completó Orellano.
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