Premios IB50K, una muestra más de que la base para la innovación está en el sistema universitario

Desde hace 14 años, el Instituto Balseiro busca potenciar la investigación científica en empresas de base tecnológica. Este año, hubo decenas de proyecto y las biociencias aplicadas a la salud tuvieron un lugar destacado. Hablamos con uno de los premiados sobre los desafíos para articular Estado, empresas y universidades.

Premios IB50K, una muestra más de que la base para la innovación está en el sistema universitario

Participantes, jurados y organizadores del IB50K el día de la premiación. Foto: Prensa Instituto Balseiro

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Ezequiel Derhun

Publicado el 02 DE DICIEMBRE DE 2024

El mundo de la biotecnología está viviendo una revolución que empuja el horizonte del conocimiento día a día. No hay dudas, el futuro cercano es desafiante. Pero para apalancar ese conocimiento hace falta una base sólida. Tampoco hay dudas de que la capacidad para cimentar esa base está en las universidades nacionales, en organismos como el Conicet y en institutos como el Balseiro, que, en particular, apuesta a potenciar las empresas de base tecnológica con el concurso IB50K, que este año premió a tres empresas que germinaron de ese ecosistema educativo. 

Impulsar la ciencia, la tecnología y la innovación ha sido parte de la misión del Instituto Balseiro y desde hace 14 años busca cumplir con ese mandato con acciones fuera del aula y los laboratorios, como el IB50K, que este año premió dos proyectos de biotecnología aplicada a la salud y un tercero aplicado a la industria agrícola. 

El primer premio fue para “BrinDx”, un proyecto de biotecnología aplicada a la salud que busca ayudar en el diagnóstico e investigación de enfermedades neurodegenerativas, con foco en el Parkinson. El segundo premio fue otorgado al proyecto “SphereBio“, que apuesta a la nanotecnología aplicada en el tratamiento del cáncer. En tercer lugar, se premió a “Sustratos Inteligentes” (Ghretek), del área de biotecnología aplicada a la agroindustria. 

Hablamos con Guido Molina, una de las cabezas de “SphereBio”, sobre este presente desafiante para su emprendimiento y charlamos sobre cómo se articulan ciencia y modelo de negocios en las mentadas empresas de base tecnológica (EBT), con la compleja actualidad argentina de fondo. 

Molina es el director científico (CSO) de SphereBio, empresa de la que es cofundador junto a la mendocina Julieta Porta (CEO) y el mendocino Martín Guerrero, médico egresado de la UNCUYO y experto en bioinformática.  

spherebioMolina, Porta y Guerrero, emprendedores del mundo científico y cofundadores de SphereBio. Foto: gentileza SphereBio 

“Lo que hacemos es desarrollar una plataforma para ‘delivery’ de moléculas. Es decir, llevar mensajes a las células, adentro de la célula. Eso tiene desafíos muy grandes, porque en general el 99 % de las moléculas que se mandan a las células quedan atrapadas en compartimentos intracelulares”, contó Molina. El objetivo de su investigación es lograr que este ‘delivery’ de moléculas sea eficiente para entrenar a las células para que generen respuestas específicas y puedan reconocer y destruir células cancerosas. 

SphereBio ya cuenta con numerosos avales de fondos de inversión y múltiples premios, pero este sendero de la biomedicina, en pleno cambio de paradigma, nunca termina. Por eso, el reconocimiento en el IB50K es muy valioso para esta empresa que supo nutrirse del valor humano incalculable que genera el sistema de universidades nacionales. 

— ¿La base de la ciencia aplicada está en el sistema universitario público, está en el Conicet? ¿Hay otros lugares donde se va generando conocimiento? 

— Acá, en Argentina, es fundamental el rol de las universidades y el rol del Conicet, de los institutos de investigación, para generar ciencia básica, también ciencia aplicada. Y para entrenar y formar a los investigadores que, por ejemplo, forman parte de nuestra empresa. Yo hice doctorado y postdoc en Conicet. Estoy en la UBA. Martín Guerrero es médico y doctor de la UNCUYO. Así que, obviamente, el sistema universitario es un actor clave, necesario para la innovación. Al igual que las empresas que hoy van tomando un rol cada vez más importante en el ecosistema argentino. Creo que gran parte de la maduración que tiene que seguir sucediendo es encontrar cuál es el rol de cada actor y cómo interrelacionarnos para que sea beneficioso para todos y en especial para la sociedad. 

— ¿Y habiendo estado en el sector público y el privado, cómo ves ese juego de roles?  

— Creo que ahí está el punto, en encontrar cómo el Estado, las empresas, las universidades, todos, nos acomodamos y aprendemos a vincularnos. Porque es algo muy reciente acá en el país y todos vamos aprendiendo. Con el correr de los sucesos, mientras vamos trabajando, vamos aprendiendo de qué manera relacionarnos, cómo potenciarnos mutuamente.  Y bueno, a veces cuesta, la mayoría de las veces cuesta bastante. Pero cuando se aceiten los engranajes, creo que la Argentina va a tener un potencial enorme para la innovación. 

Algo más que un premio 

El IB50K ya es una marca del Instituto Balseiro, organismo que depende de la UNCUYO y de la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA). En 14 ediciones, participaron más de 1000 emprendedores y emprendedoras de 16 provincias. Se presentaron 271 proyectos y nacieron 18 emprendimientos y empresas.    

"Los países más desarrollados, donde la gente vive mejor, no son los países productores de materias primas, son los países productores de tecnología, donde la matriz productiva es más compleja, donde se genera más trabajo. Eso es lo que nosotros buscamos, tratando de llevar la ciencia y la tecnología al sector productivo con diferentes herramientas”, dijo el director del Balseiro, Mariano Cantero, durante la premiación que se realizó los primeros días de noviembre. 

Para Guido Molina, haber sido galardonado por el jurado sumó mucho para la empresa. “Para nosotros es fundamental. Primero poder acercarnos y vincularnos con institutos como el Balseiro, pero también con todas las instituciones involucradas en el premio, que son muchas, y con jurados que vienen de la industria”, comentó y luego subrayó: “Particularmente, el IB50K se basa en una competencia de planes de negocio, usando ciencia, tecnología. El feedback del tutor y de todo el jurado es fundamental para nosotros, para seguir trabajando en un plan que realmente apunte a generar un negocio usando ciencia, que pueda caminar y que pueda llegar a un impacto real”. 

Una advertencia necesaria cada vez que se habla de cáncer 

Una parte importante de la comunidad científica internacional está abocada a investigar y profundizar tratamientos y terapias contra el cáncer. Argentina tiene la fortuna de generar aportes significativos a ese campo. Sin embargo, los avances, por más prometedores que sean, siempre hay que brindarlos moderando las expectativas. 

“Siempre hay que llamar a tener paciencia y ser cuidadoso con estos temas”, sostuvo Molina y luego destacó: “Llevan mucho tiempo de investigación, de desarrollo, de pruebas clínicas. Nosotros estamos en etapa de laboratorio. Las vacunas para el cáncer que nosotros trabajamos no son preventivas, sino que son terapéuticas. Se dice ‘vacuna’ porque funciona de la misma forma, enseñándole al sistema inmunitario a reconocer y eliminar las células del tumor, como se enseña con una vacuna para un patógeno a reconocer y protegerse contra ese patógeno. Pero es terapéutico, o sea es para tratar pacientes que ya desarrollaron un cáncer”. 

En el caso de SphereBio apuntan a un tipo de tratamiento personalizado, dirigido. “Hoy, lo que se busca es la combinación de terapias. Actualmente, no hay una cura para el cáncer. Hay muchos tipos de cáncer y cada cáncer, cada paciente, es único, por eso se está yendo hacia terapias personalizadas, hacia combinaciones de terapias”, cerró Molina. 

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