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26 DE DICIEMBRE DE 2024
Los periodistas de todos los medios, los encargados de todas las secciones, inclusive los que se dedican a la economía, suelen utilizar con frecuencia las estadísticas para agregar datos que parecen interesantes a sus notas, crónicas y opiniones.
Para la época preelectoral y luego de terminadas las elecciones, las estadísticas nos invaden.
Los especialistas, sociólogos, politólogos, politicólogos e inclusive algunos que han estudiado el tema en profundidad, recurren a los datos estadísticos, a los porcentajes y a la suma de varios ítems por el estilo, para ilustrar un concepto o para argumentar alguna hipótesis salida de su propio libre pensamiento.
Algunos sociólogos inclusive, ayudados por los difusores de los datos meteorológicos, han llegado hasta a inventar palabras para dar más importancia relativa a sus afirmaciones, como por ejemplo el muy difundido “porcentual” de humedad ambiente.
Las estadísticas, según los profesionales que las utilizan, sirven para algo.
Aparte de ser una subespecie de las matemáticas que se ocupa de reunir datos numéricos, podrían ser utilizadas para ayudar en la toma de decisiones.
La información obtenida puede ser analizada, estudiada con inteligencia a fin de ser utilizada por los que tienen que tomar decisiones, de tal manera que estas estén basadas en las posibilidades de no cometer errores. Aunque muchas veces, políticos, dirigentes, líderes, gestores, periodistas, e inclusive diputados y senadores, la utilizan exactamente en forma inversa a los intereses de la comunidad destinataria de las posibles mejoras.
En conclusión, las estadísticas pueden ser utilizadas casi para cualquier cosa… hasta para hacernos bien.
Ahora los datos: el más difundido e inútil dato estadístico conocido es el que utilizaba Marcos Mundstok, locutor de Les Luthiers: de cada 10 personas que miran televisión, 5 son la mitad.
La aplicación de los procedimientos estadísticos se remonta a unos 3.000 años antes de la era cristiana, cuando a los faraones piolas que dirigían el gobierno de Egipto se les ocurrió construir pirámides y necesitaban toda la mano de obra posible. Entonces hicieron un censo de población para construir las pirámides y calcularon así las posibilidades de los emprendimientos turísticos de 5 mil años posteriores para llegar a la conclusión de que era un buen negocio.
En principio la estadística era para elaborar censos y actualmente se extiende a numerosos campos, como la agricultura, la biología, la psicología, la enseñanza, pero más que nada para realizar propuestas para que la gente apoye a tal o cual candidato con la finalidad de acaparar más votos. No importa si después la propuesta realizada puede ser aplicada o cae en el gran cajón de los olvidos. ¿O alguien cercano a la toma de decisiones podrá recordar los famosos mapas del delito?
Mi sobrina vino hace unos días con un problema que le planteaban las estadísticas. Dijo ella: “Si cada cinco habitantes del mundo uno es chino, en mi casa somos cinco, por lo tanto hay un chino. Yo no soy, mi mamá y mi papá tampoco, pero entre mi hermano Ramón y Chung Lee, yo sospecho que el chino es Ramón”.
Hay más datos que impresionan y pueden ser sorprendentes por aplicación de la probabilidad y de la estadística aunque nada tiene de sorprendente.
Según la Municipalidad de la Capital casi todos los accidentes de circulación se producen entre vehículos a velocidad moderada. Muy pocos ocurren a más de 150 km/h. Lo que pasa es que casi 200 mil autos en la ciudad circulan a velocidad moderada y solo en las rutas en las afueras de la ciudad la gente conduce a más de 120 km/h. Eso es una realidad.
Suele decirse que casi todos los accidentes de automóvil ocurren cerca de la casa de los protagonistas. ¿Significa esto que viajar por rutas lejos del domicilio es menos peligroso que andar por el barrio? No. Quiere decir que la gente anda más por el barrio que buscando su destino por las rutas argentinas.
Una madre quería que sus dos hijos comieran un promedio de un pollo cada uno por eso les dejó en la heladera la cantidad suficiente. A su regreso vio cumplidos sus deseos: no quedaba pollo. El hijo mayor se había comido todo el pollo y el menor ninguno.
Según las estadísticas una persona típica promedio tiene una teta y medio pene.
¿Alguien sabe qué porcentaje de votos sacó Racconto?
Las estadísticas podrían hacer más justo el mundo en que vivimos, pero para eso la ONU, Unicef, la OEA, el FMI, la UE, la OTAN, el PNUD, la AFIP, el BCRA, la DGR, el INTA, el INTI, y todo otro organismo más dado a las siglas que a las precisiones, podría hacer algo para que sus estudios e investigaciones fueran de aplicación más concreta en la mejora de la vida de la gente y no para tomárselo a la joda.
Hasta la semana que viene… cuando probablemente tengamos otras opiniones
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