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19 DE DICIEMBRE DE 2024
Una invasión rusa a Ucrania sería diferente a la mayoría de los conflictos desde la Segunda Guerra. Será otra señal de que el mundo puede estar entrando en una alarmante nueva era en la que el autoritarismo está en alza.
Foto: Télam
Ha habido docenas de guerras en los casi 80 años transcurridos desde que terminó la Segunda Guerra Mundial. Sin embargo, si Rusia invade Ucrania a gran escala en los próximos días, esta será diferente a casi todas ellas. Será otra señal de que el mundo puede estar entrando en una alarmante nueva era en la que el autoritarismo está en alza.
Aquí están los dos motivos principales por los que una guerra en Ucrania sería distinta:
1. Dominio regional
Una invasión rusa a Ucrania probablemente implicará que uno de los mayores ejércitos del mundo lance una invasión terrestre no provocada de un país vecino. El objetivo aparente sería una expansión del dominio regional, ya sea mediante la anexión o el establecimiento de un gobierno títere.
Pocos conflictos desde la Segunda Guerra Mundial se ajustan a esta descripción. Algunas de las analogías más cercanas son la invasión de Afganistán por parte de la Unión Soviética en la década de 1970, Checoslovaquia en la década de 1960 y Hungría en la década de 1950, así como la anexión de Crimea por parte de Vladímir Putin en 2014. Estados Unidos, por su parte, invadió Panamá en la década de 1980 y utilizó a la CIA para derrocar a un gobierno elegido en Guatemala en la década de 1950. Por supuesto, también lanzó varias guerras lejanas, en Irak, Vietnam y otros lugares.
Sin embargo, los países más poderosos del mundo rara vez han recurrido a la fuerza para ampliar sus fronteras o crear Estados clientes en su región. Por el contrario, en general han respetado los tratados y las normas internacionales establecidas en la década de 1940. La expresión “Pax Americana” describe esta estabilidad.
La relativa paz ha tenido enormes beneficios. El nivel de vida ha aumentado, y la gente tiene una vida más larga, más sana y más cómoda que sus antepasados. En las últimas décadas, los mayores avances se han producido en los países con menores ingresos. El descenso de las guerras ha desempeñado un papel fundamental: a principios de este siglo, la tasa de muertes en conflictos armados había caído al nivel más bajo de la historia, como han señalado Joshua Goldstein, Steven Pinker y otros académicos.
Una invasión rusa de Ucrania se parecería al tipo de guerra que ha estado ausente en los últimos 80 años y que alguna vez fue común. Se trataría de una nación poderosa que se propone ampliar su dominio regional apoderándose de un vecino. Una guerra como esta –una guerra de agresión voluntaria– sería una señal de que Putin cree que la Pax Americana ha terminado y que Estados Unidos, la Unión Europea y sus aliados se han vuelto demasiado débiles para exigir consecuencias dolorosas.
El presidente ruso, Vladímir Putin, anunció este lunes que reconoció la independencia de las provincias separatistas orientales ucranianas de Lugansk y Donetsk (Télam)
Como ha escrito Anne Applebaum en The Atlantic, Putin y su círculo íntimo forman parte de una nueva raza de autócratas, junto con los gobernantes de China, Irán y Venezuela: “gente que no está interesada en tratados y documentos, gente que solo respeta el poder duro”. Por eso, para muchos taiwaneses, la situación en Ucrania es escalofriante, como han explicado los periodistas del New York Times Steven Lee Myers y Amy Qin. “Si las potencias occidentales no responden a Rusia, envalentonan el pensamiento chino respecto de la acción sobre Taiwán”, dijo Lai I-chung, un funcionario taiwanés vinculado a sus dirigentes. Si el mundo está entrando en una era en la que los países vuelven a tomar decisiones basadas, sobre todo, en lo que su poder militar les permite hacer, será un gran cambio.
2. Recesión democrática
Los politólogos llevan varios años advirtiendo que la democracia está en declive en todo el mundo. Larry Diamond, de la Universidad de Stanford, ha descrito la tendencia como una “recesión democrática”.
Freedom House, que hace un seguimiento de todos los países del mundo, informa de que la libertad política mundial ha disminuido cada año desde 2006. El año pasado, Freedom House concluyó que “los países que experimentaron un deterioro superaron a los que tuvieron mejoras por el mayor margen registrado desde que comenzó la tendencia negativa”. Una toma de posesión de Ucrania por parte de Rusia contribuiría a esta recesión democrática de una manera nueva: una autocracia se haría con una democracia por la fuerza.
Ucrania es una nación mayoritariamente democrática de más de 40 millones de personas, con un presidente prooccidental, Volodimir Zelenski, que en 2019 obtuvo el 73 % de los votos en la ronda final de las elecciones. Tanto esa victoria como las recientes encuestas indican que la mayoría de los ucranianos quieren vivir en un país que se parezca más a las naciones europeas de su oeste –y a Estados Unidos– que a Rusia, pero Putin y su círculo íntimo creen que las democracias liberales están en declive, una opinión que comparten Xi Jinping y otros altos funcionarios chinos.
El ministro de Relaciones Exteriores ruso, Serguei Lavrov. Foto: Télam
Saben que Estados Unidos y Europa están luchando por elevar el nivel de vida de gran parte de su población. Putin y Xi también saben que muchos países occidentales están polarizados, enfrentados por conflictos culturales entre las áreas metropolitanas y las más rurales. Los principales partidos políticos son débiles (como en el caso de los antiguos partidos de centro-izquierda en Gran Bretaña, Francia y otros países) o se comportan de forma antidemocrática (como el Partido Republicano en Estados Unidos).
Estos problemas han dado confianza a Putin y a sus principales ayudantes para actuar de forma agresiva al considerar que “el orden liderado por Estados Unidos está en una profunda crisis”, escribió Alexander Gabuev, del Centro Carnegie de Moscú, en "The Economist" este fin de semana.
Acerca del régimen de Putin, explicaba Gabuev: “Está tomando forma un nuevo orden multipolar que refleja un imparable cambio de poder hacia regímenes autoritarios que apoyan los valores tradicionales. Una Rusia aguerrida y resurgente es una fuerza pionera detrás de la llegada de este nuevo orden, junto con una China en ascenso”.
La situación en Ucrania sigue siendo muy incierta. Es posible que Putin opte por no invadir, dado el potencial de una guerra prolongada, un gran número de bajas rusas y la agitación económica. Una invasión sería una apuesta espectacular sin casi ningún equivalente moderno, por lo que también sería una señal de que el mundo podría estar cambiando.
Fuente: David Leonhardt para The New York Times
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