La alimentación es una necesidad primaria de todo ser humano y repercute directamente en nuestro organismo. Como tal, para satisfacer el hambre es clave tener toda la información posible sobre el estado de lo que ingerimos. 

“Los alimentos son sustancias activas. No es que luego de su elaboración quedan estáticos. Al contrario, se siguen produciendo reacciones químicas. Entonces, eso se sigue deteriorando”, explicó a Unidiversidad la bromatóloga Marianela López Berrocal.

De esta manera, Berrocal desmintió que consumir cualquier alimento pocos días después de pasada la fecha de vencimiento no traiga consecuencias malas para la salud, como manifestó desde España la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU).

Con base en eso, se hacen estudios y a partir de ello se determina el tiempo de vida útil de cada alimento. El resultado de esto se plasma en la fecha de vencimiento. “¿Se puede pasar cuando el semáforo está en rojo? Sí, se puede pasar; no debemos pasar porque podemos tener un accidente. Es lo mismo con los alimentos”, ejemplificó la bromatóloga.

Radicales libres vs. antioxidantes

Uno de los alimentos que figuraban en la lista son las galletas. Pero las grasas con la que están hechas con el tiempo se enrancian y uno termina consumiendo radicales libres. Los radicales libres pueden llegar incluso a aumentar la predisposición a contraer cáncer.

La primera medida para cuidarse es respetar las fechas que figuran en el paquete. Se recomienda también consumir alimentos que contengan antioxidantes, como el té verde y determinadas frutas de color. El efecto, según explicó de manera simple la bromatóloga, es que “cuando viene el radical libre a atacar, choca con el antioxidante”.

Todo riesgo se elimina respetando la fecha de caducidad de los productos. Para las marcas de alimentos, esta representa una especie de garantía análoga a la que tienen los electrodomésticos. Si uno se excede, se desligan de la responsabilidad. Así sucede si nos enfermamos o sufrimos cualquier inconveniente sanitario por haber comido un alimento vencido.

Los alimentos más delicados

El yogur tiene bacterias y por eso hay que tener cuidado del estado en el que se encuentra previo a consumirlo. Todos los lácteos deben conservar su cadena de frío; lo ideal al ir al supermercado sería comprarlos a lo último, e incluso –algo que parece casi utópico– tener una heladera en el vehículo para llevarlos allí durante el viaje a casa.

Las carnes, y especialmente la de pescado, requieren más atención en lo que respecta a su conservación. Así lo expuso la bromatóloga: “Cuando comemos pescado, al rato tenemos hambre porque es más fácil de digerir. No solamente por nosotros, sino que las bacterias lo atacan y se degrada”. Por eso es más importante todavía que esté fresco a la hora de consumirlo.

Tips para cuidarnos

López Berrocal dio una serie de consejos aislados para evitar problemas con lo que comemos:

• Lavar todas las latas que compramos antes de abrirlas. En especial, las de cerveza. Nunca tomar directamente de la lata sin haberla lavado.
• Higienizarse las manos antes de alimentarse, y en especial cuando se llega al hogar desde el exterior.
• En caso de detectar presencia de moho en frascos de mermelada, de salsa de tomate, en el queso o en cualquier fruta, lo que hay que hacer es tirar todo. No alcanza con quitar la parte que está “fea”. “Cuando le sale el honguito a la mermelada, lo sacamos y lo demás lo consumimos. Eso no está bien, porque ese moho que desarrolló en el frasco de mermelada produce micotoxinas, y esas micotoxinas lo que hacen es difundirse en el medio”, detalló la bromatóloga.