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Un mayor del Ejército, de 42 años, le rompió el brazo a su expareja mientras estaban en proceso de separación. Es la primera vez que en las Fuerzas Armadas no se considera la violencia de género como asunto de la vida privada.
Foto ilustrativa recortada, tomada de revistaanfibia.com.
Unidiversidad / Fuente: Página/12
Publicado el 27 DE MARZO DE 2017
Por primera vez, un militar fue destituido en el país por ejercer violencia en el seno de su hogar contra su pareja, también integrante de las Fuerzas Armadas. Según publica la periodista Mariana Carabajal en Página/12, la resolución recayó sobre un mayor del Ejército y fue dictada la semana pasada por el Consejo General de Disciplina, encabezado por el segundo jefe del Estado Mayor del Ejército, general Santiago Ferreyra, y conformado, además, por los dos generales más antiguos en actividad.
El caso es relevante porque “destierra el mito de que la violencia de género es un asunto de la vida privada. Es una cuestión de política pública”, destacó en diálogo con Página/12 Carolina Urtea, directora de Políticas de Género del Ministerio de Defensa.
La pareja convivía desde hacía varios años, pero en 2016, cuando estaba en proceso de separación, ella, una cabo principal de 32 años, llegó un día a su lugar de trabajo con un brazo enyesado. Le contó a su jefe que se lo había quebrado su pareja, mayor del Ejército, de 42 años, que le había hecho una toma como si fuera un enemigo en combate, en el marco de una discusión familiar en la casa que compartían.
El jefe la derivó a la Oficina de Violencia Intrafamiliar de la fuerza, espacio creado en la gestión de Nilda Garré, al frente del Ministerio de Defensa durante el gobierno de Néstor Kirchner, donde desarrolló una revolucionaria política de incorporación de la perspectiva de género en el proceso de restructuración de las Fuerzas Armadas (FF. AA.). De la época de Garré quedaron protocolos de actuación que se siguen aplicando. La joven cabo hizo un relato de los hechos, se abrió un expediente y empezó a recibir apoyo psicológico.
Le recomendaron hacer paralelamente la denuncia en la Justicia. Intervinieron el Juzgado de Instrucción N.° 18 y la Fiscalía N.° 9 de la Ciudad de Buenos Aires. Al mayor se le imputó el delito de “lesiones graves” en un contexto de violencia de género. En febrero la causa fue elevada a juicio oral y recayó en el Tribunal Oral en lo Criminal N.° 6 de la Ciudad de Buenos Aires, pero todavía no tiene fecha. Actualmente, la cabo se encuentra en una misión de paz.
En el ámbito militar se avanzó en un proceso disciplinario que terminó con la destitución del hombre la semana pasada. Un primer tribunal de Disciplina –integrado por el secretario del Ejército y dos vocales– le aplicó la máxima sanción en septiembre, pero el mayor apeló y el caso llegó al Tribunal General de Disciplina, presidido por el segundo jefe del Ejército, que ratificó la decisión. El dictamen es confidencial, pero, según pudo saber Página/12, se le aplicó un inciso del Código de Disciplina que castiga a un militar que agreda a otro, considerando la acción como una falta “gravísima”. Fue por mayoría simple: dos votos a uno.
Aunque el dictamen que lo destituye no menciona la violencia de género como la causal de la sanción, el caso es paradigmático e inédito en las Fuerzas Armadas, porque tradicionalmente si ocurrían hechos similares en el marco de una relación de pareja, entre militares, se lo consideraba como un “asunto de la vida privada”, en el cual no se podía aplicar el Código de Disciplina.
O no se denunciaba, o el hecho de pegarle a una mujer –aun siendo ella militar– no era percibido como una falta por la naturalización de la violencia machista en el mundo militar, como en otros ámbitos en la sociedad, según analizaron distintas fuentes consultadas por el diario.
El tema de que la agresión ocurriera en una vivienda particular generó discusión: había quienes consideraban que no ameritaba el castigo militar. El artículo del Código de Disciplina, de todas formas, no distingue dónde debe suceder la agresión para que constituya una falta. “La destitución implica que se le quita el estado militar y así no tiene posibilidad de retirarse ni jubilarse. Tampoco puede desempeñarse en otras fuerzas federales ni de seguridad”, detalló Urtea al diario.
Garré fue la primera mujer ministra de Defensa en la historia del país. Su gestión dejó un legado que afortunadamente persiste luego de los cambios de gobiernos. En total se crearon 21 oficinas de Género, que funcionan en las unidades militares más grandes y en escuelas de formación como el Colegio Militar o la de Suboficiales, y 11 equipos interdisciplinarios de violencia intrafamiliar, en distintos espacios, mayormente en los hospitales militares.
La nueva gestión implementó la posibilidad de realizar denuncias en forma directa a través de la página web del Ministerio sobre temas vinculados con derechos humanos y género, contó Urtea. En cuestiones de género, el 37 % de las denuncias que reciben tienen que ver con casos de violencia intrafamiliar, la mayoría de violencia contra la mujer y también de abuso sexual infantil, señaló Urtea. En el 100 % de los casos el agresor es un varón.
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