Por día se presentan 600 postulantes para cubrir 120 puestos penitenciarios

Lo informó el director del Servicio Penitenciario, Eduardo Orellana. Después de tres años, se incorporarán 80 varones y 40 mujeres. Cambio del perfil y nueva visión.

Por día se presentan 600 postulantes para cubrir 120 puestos penitenciarios

El Gobierno busca incorporar a 120 penitenciarios, 80 varones y 40 mujeres. Foto. Unidiversidad

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Verónica Gordillo

Publicado el 26 DE JULIO DE 2019

Desde que el Ejecutivo publicó la convocatoria a postulantes para 120 puestos penitenciarios, 600 personas acuden por día con la intención de lograr el ingreso a esa fuerza. Así lo confirmó el director del Servicio Penitenciario, Eduardo Orellana, que consideró que las dos razones centrales de la gran convocatoria son la posibilidad de lograr un trabajo seguro y la mejora en la consideración social de esa fuerza.

Orellana explicó que la mayoría de los aspirantes que se acercan son jóvenes, muchos de los cuales terminaron hace poco el secundario, que apuestan a obtener un trabajo seguro.

 

Proceso de selección

El 22 de julio se publicó el llamado a postulantes para cubrir 120 cargos penitenciarios, que permanecerá abierto hasta el 9 de agosto. Los requisitos son: tener entre 18 y 34 años, residir en la provincia, no tener antecedentes penales ni judiciales y haber concluido la educación secundaria.

Los postulantes pasan por una primera selección, en la que se ratifica que cuentan con los requisitos solicitados (especialmente el certificado analítico del nivel medio); luego realizan un curso de 7 meses de duración y al finalizarlo deben rendir tres exámenes: de cultura general, físico y relacionado con aspectos psicológicos. De acuerdo al orden de mérito que obtengan, ocupan en forma efectiva cada uno de los puestos ofrecidos.

Un grupo de postulantes cursará en el Instituto de Formación Penitenciaria, ubicado en calle Plantamura, y otro en la zona Sur, específicamente en el Oratorio Don Bosco.

La situación de las cárceles

El presidente del la Suprema Corte, Jorge Nanclares, aseguró que la situación de los internos alojados en las penitenciarías mendocinas es un tema que vigilan de cerca y que no pueden descuidar. Dijo que, pese a los esfuerzos y los proyectos que el Ejecutivo puso en marcha, en algunos casos las personas privadas de libertad no tienen condiciones mínimas de dignidad en los penales.

Los 80 varones y las 40 mujeres que ingresen serán destinados a algunas de las 15 unidades que tiene el sistema en la Provincia, aunque luego de un tiempo, el objetivo es que roten.

Actualmente, el sistema cuenta con 2783 penitenciarios (2212 varones y 571 mujeres). Unos se rigen por el sistema de Seguridad, cumplen 180 horas mensuales y el que recién se inicia cobra un sueldo en mano de 32 mil pesos; otros son profesionales, es decir, médicos, psicólogos, entre otros, que cumplen 140 horas mensuales.

La relación entre internos y penitenciarios es actualmente de dos a uno, es decir que los 2783 penitenciarios custodian a los 5000 detenidos que están en algunas de las 15 unidades con las que cuenta la provincia. A estas se sumará en unos 60 días un sector de  Almafuerte II, destinado a las personas que ya cumplen condena.

 

Una nueva visión

Orellana comentó que, si bien los requisitos para el ingreso a la fuerza son pocos, ponen el acento en el perfil específico que buscan. Dijo que, más allá de los conocimientos teóricos y las pruebas físicas, lo central es que demuestren capacidad de trabajo en equipo, no solo con sus compañeros de la fuerza, sino que entiendan la relación que deben tener con los internos.

"Trabajar es un reclamo de los detenidos"

Lo aseguró Fabricio Imparado, procurador de las personas privadas de la libertad. Dijo que en la actualidad la estructura no permite que lo hagan. Celebró que el gobernador haya puesto la problemáticas de las cárceles en el centro de la escena.

En cuanto a la edad de los postulantes, Orellana recordó que el tope de 34 años se puso en años anteriores por la escasa convocatoria que tenían los llamados. Incluso dijo que, luego de un tiempo de ingresados, un porcentaje importante tenía licencia psiquiátrica o directamente renunciaba a la fuerza.

El funcionario dio dos razones centrales por las que tantos jóvenes se presentan al llamado: la primera es una necesidad laboral que en este momento es apremiante, y la segunda es que cree que cambió la visión social de la fuerza, que antes solo era visibilizada cuando se producía un motín o cuando eran protagonistas de un caso de corrupción.

“Creo que hay una visión clara sobre el perfil del penitenciario y sobre el trabajo que debe hacer. Todo tiene que ver con cómo encarás la seguridad, porque si por lo único que te preocupás es por encerrar al interno y que no se mueva, entonces necesitás  cinco o seis penitenciarios por cada uno. En cambio, si a la persona le hacés ver que hay opciones además de estar encerrado, que hay educación, trabajo, esto empieza a bajar los índices de violencia y mejora la interacción, hace que una persona no vea a la otra como cosa, sino como un ser humano”.

Orellana comentó que existen grupos minúsculos –tanto de internos como de penitenciarios– que se resisten a entender esta nueva visión, quieren seguir con conductas anteriores y esto causa problemas. “Por suerte son minorías, la mayoría en las dos partes entendió que se puede convivir”, fueron sus palabras.

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