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26 DE DICIEMBRE DE 2024
Tanto en el acceso como en el conocimiento informático, hay una marcada diferencia según el nivel socioeconómico.
Foto: elefete.com
Desde hace décadas se viene hablando de la brecha digital que se ha producido con la llegada de las nuevas tecnologías. De esta manera, su irrupción impulsó profundos cambios en la manera que interactuamos entre nosotros y, particularmente, con el mundo que nos rodea. En este sentido, los jóvenes, conocidos como millennials o centennials se han desarrollado bajo la órbita en donde la inmediatez pasó a tener un valor supremo y para lo cual la tecnología ha servido como herramienta de socialización y entretenimiento.
Unidiversidad, dialogó con Patricia Collado, socióloga e investigadora del Conicet, quien nos detalló sobre el uso cotidiano de las tecnologías en los jóvenes y la brecha digital que marca las diferencias socioeconómicas.
“Es necesario problematizar las afirmaciones que están asociadas a la brecha digital en los jóvenes. En primer lugar creo que la distancia social es multipolar, esto refiere a que está fuertemente fracturada en términos de profundización y sobre todo a lo que representa a los accesos, es decir, lo relacionado a la salud, a la nutrición y a una educación de calidad”, afirmó Collado.
Es en este contexto, en el cual aparece una sociedad cada vez más desigual, en el que se puede decir que la forma digitalizada e informatizada satura a los jóvenes de información. A raíz de esta situación, la investigadora enfatizó: “Tengo la impresión de que las políticas de Estado en general han favorecido el acceso a las tecnologías digitales, pero las mismas no han sido igualitarias y no garantizan el ingreso diferencial al mercado del trabajo, ni tampoco a la capacitación”.
"La inclusión digital y su forma de utilización hay que tomarlas con mucho cuidado, ya que las mismas no significan educación de calidad y mucho menos disposición o construcción del conocimiento. Es necesario destacar que la alfabetización informática no se encuentra homogeneizada, puesto que actualmente hay personas adultas universitarias que son ‘analfabetos’ informáticamente hablando. Es por ello que los jóvenes tienen más disponibilidad al uso de este tipo de informatización”, remarcó la investigadora.
“La desigualdad ante la brecha informativa o informática es fuertemente social, es decir de clases, en donde hay prejuicios etarios que rotulan a los adolescentes y que aun teniendo acceso a la información se deberá tener mucho cuidado y estar atentos en no estigmatizar a los jóvenes que no estén preparados 'informáticamente' o que se encuentren en desventajas”, finalizó.
Millennials, la otra cara que el consumo busca esconder
Un período "bisagra", caracterizado por el paso hacia el siglo 21, marcó su nacimiento. Fueron cambios vertiginosos, tecnologías que terminaron por colarse en todos los aspectos de vida cotidiana, aliadas a un mercado de consumo cada vez más exacerbado y empañado de rasgos de apariencia.
Dificultades en el acceso a las tecnologías
Gustavo Talavan, periodista y especialista en tecnología, resaltó que el principal problema que nota en la actualidad se relaciona con la descontinuación de las entregas de las computadoras a los chicos de las escuelas secundarias (Programa Conectar), con lo cual se marca una diferencia entre aquellos que tienen la oportunidad para poder estudiar, trabajar y conocer al menos lo básico de una PC y los que no.
“De cara al futuro, si las cosas siguen así, se va a profundizar la brecha digital, lo que producirá una especie de ‘analfabetismo tecnológico’, es decir, se va a marcar profundamente las diferencias entre los chicos que puedan manejar de manera correcta la tecnología, los cuales tendrán un mejor acceso a la información y a puestos de trabajos, mientras que aquellos que no lo puedan hacer se les hará más dificil”, destacó.
En cuanto a la calidad y conexión de los servicios digitales (internet, telefonía, televisión) Talavan afirmó: “Argentina está entre los países con conexión más lenta de Latinoamérica, con un acceso caro a este tipo de tecnología, de hecho se está hablando que una ‘familia tipo’ (cuatro personas) gasta en conexión y tecnología entre 7 y 9 mil pesos mensuales. Esto teniendo en cuenta los gastos de televisión por cable, la telefonía celular para los cuatro integrantes (con conexión a internet) y la conexión a internet para la vivienda”.
No reemplaza la educación formal
Sin lugar a dudas las tecnologías están instaladas entre nosotros y son para los jóvenes, además de una fuente de entretenimiento, una herramienta de socialización, aunque es importante tener en cuenta que el uso cotidiano de las tecnologías de la información y la comunicación está notablemente marcado por el nivel socioeconómico de los distintos sectores sociales.
Para explicar más profundamente este análisis, Eva Rodríguez Agüero, directora de la carrera de Comunicación Social en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNCUYO, destacó la diferencia entre lo que podríamos llamar brecha digital en razón a las clases sociales.
“Hoy en día el manejo de las tecnologías, de la información y la comunicación ocupa un lugar central en la formación de los jóvenes. Esto no reemplaza la educación formal, pero es también uno de los aspectos fundamentales, el cual determina las posibilidades de acceso a un buen trabajo para los mismos”, aclaró.
“En este sentido, la educación formal, tanto en su nivel secundario como universitario, tiene notables muestras de falencias en relación a la formación de este tipo de conocimientos, es decir los conocimientos tecnológicos básicos que se vuelven de alguna manera fundamentales a la hora de conseguir un trabajo, produciendo una lamentable desigualdad de oportunidades entre quienes la dominan y quiénes no”, continuó Agüero.
Por consiguiente, la directora de la carrera de Comunicación destacó que esta inequidad coloca a los sectores con menos recursos en un lugar mucho más desfavorable en relación al acceso a oportunidades laborales: “La no posibilidad de contar con una ‘alfabetización informática’ relega a los jóvenes a moverse en los bordes de un mundo y de una sociedad que requiere las tecnologías como habilidades básicas para desempeñarse socialmente”.
Finalmente y como propuesta para ‘salvar’ estas dificultades, Agüero enfatizó que la mejor vía para no extender la brecha refiere a poner mayor énfasis en la educación. Para ello, es necesaria la elaboración de políticas públicas que tiendan a equilibrar estas diferencias e inequidades que existen en relación al acceso a la tecnología.
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