El puesto de arquero es el más complicado del fútbol; aunque hagas mil cosas bien, si cometés un solo error grave, va a pesar mucho más que todo lo bueno que hayas hecho hasta el momento. Luciano “Pipi” Silva vive con esa realidad desde muy chiquito y, a pesar de la mala fama del arquero, él decidió serlo: “De chiquito, mi tío, mis hermanos, me mandaban al arco, eran todos arqueros, una familia de arqueros, y creo que como a los 6 o 7 años ya no salí más de los tres palos”.

“Goles son amores” es una frase célebre dentro del ambiente del fútbol, pero para un portero es todo lo contrario. Silva nos explicó cómo es eso: “Es como que somos los villanos, vamos en contra de todo, tenemos que evitar los goles de los demás. Es un puesto raro, para mí es el mejor, pero por ahí es muy ingrato, no se lo recomiendo a nadie”.

Pipi Silva llegó a Huracán Las Heras en julio de 2018 proveniente de Gutiérrez Sport Club, donde jugó el Torneo Federal A. Luciano hoy es el arquero suplente del Globo, pero para llegar al lugar que hoy ocupa, pasó por muchos clubes.

Pipi, ¿dónde comenzó tu carrera?

Empecé en un club de barrio cerca de mi casa, en Tamarindos; después, todas las infantiles e inferiores hasta la primera las hice en el club Algarrobal, salí de ahí. Más de 15 años jugué en el club, jugamos el Torneo Federal C y de ahí me vine a Huracán. Llegué por primera vez y estuve dos años, jugué el Federal B y de ahí me fui a Gutiérrez. Ahora, por suerte, regrese acá a Huracán.

¿Cuál fue la atajada más importante en tu carrera?

He tenido varias. En Gutiérrez me tocó atajar mucho en el Federal A, pero sí me acuerdo de una que fue decisiva. En Formosa, en cuartos de final, sobre la hora, terminaba el partido, ganábamos por uno y, si nos empataban, íbamos a penales: tapé dos pelotas seguidas, sobre la hora, y terminó el partido. Esa es una de las más importantes.

Ya cumpliste el sueño de cualquier chico, que es jugar en la primera de algún club. Ahora, ¿qué sueños te quedan por cumplir?

De chico y de grande, creo que uno tiene que apuntar alto para alcanzar los sueños; uno siempre tiene la ilusión de llegar a jugar en primera, de trascender en el fútbol, de tener un nombre, de ser reconocido, y creo que eso no lo tenés que perder nunca., porque si vos perdés eso, no vas a llegar. Siempre tenés que tener un sueño y varios objetivos a corto y largo plazo, e ir cumpliéndolos.

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