El básquet es su pasión y lo juega desde hace más de 30 años, pero como profesión, adoptó la ingeniería civil, que ejerce incluso en tiempos en cuarentena. Julio Petry comenzó contando cómo está viviendo el aislamiento: "Somos cinco: mi mujer, los tres niños y yo. Además, adelante están viviendo mi hermano (Mateo, también jugador de la U) y mis padres". Debido, a que no puede ejercer la profesión por la pandemia de COVID-19, junto a Mateo llevan a cabo un emprendimiento propio de vinos y cervezas, que están cerca de empezar a etiquetar y vender.

El capitán de la U manifestó sus sensaciones sobre la cuarentena: "Se veía venir. Se preveía que estaban haciendo aislamiento en otros países.  Podía llegar a ocurrir esto". En cuanto al trabajo, sostuvo: “Junto a un grupo de gente estábamos haciendo unos departamentos, casas, etc., y quedaron algunas cosas inconclusas”.

Por su parte, en cuanto al deporte, comentó: "Veníamos haciendo una preparación física muy importante y poniéndonos a punto, y de golpe fue frenar, con la incertidumbre de cuándo se reactivará todo. Después nos fuimos adaptando día a día". El plantel estaba en la última etapa de entrenamientos, por lo que tuvieron que continuar con los lineamientos de los profesores. Así lo manifestó el capitán: "Esa primer semana, nuestros entrenadores, compañeros y dirigentes estaban esperando alguna resolución o modalidad de trabajo. La segunda semana ya comenzaron a enviarnos rutinas para hacer individuales, otros días por medio para no perder el estado físico. Con el devenir de las semanas, ya comenzó a hacerse por videollamadas. Trabajamos lunes, miércoles y viernes".

La Federación Mendocina de Básquet, ente que regula el básquet local, ya había sorteado días de competencias y solo faltaba saber los rivales. Fue en ese momento cuando todo se suspendió. A la universidad le afectó en su mejor momento: "El equipo estaba en un momento bueno. Tenemos gente con experiencia en primera división, de entre 23 y 28 años, que es la mejor edad, cuando el jugador logra su maduración y se le saca el mayor provecho. Por otro lado, están los jóvenes que están pidiendo pista y formándose para el día de mañana ser quienes estén al frente. También teníamos varios refuerzos de otros clubes y se acoplaron muy bien. Estábamos soñando con estar entre los mejores clubes de la división (Nivel 2), para lograr el ascenso. Creo que esto es posible".

Tanto Julio como sus hermanos son palabra autorizada en el básquet y aún más en el de la U. Respondiendo, reflexionó sobre cómo será el básquet federado luego de que termine la cuarentena: “No sé cómo se va a volver, qué medidas se tomarán de protocolo, pero habrá que respetarlas. Lo que a mí me mata es no poder correr, el ser un jugador grande para el deporte y joven para la sociedad (tiene 37 años). Yo necesito estar en actividad permanente, como lo hice toda la vida. Espero que se pueda volver pronto”. Sobre el regreso a las canchas, afirmó: “No creo que por lo que resta del año se pueda. Si no vuelven, como se dice las clases, no creo que vuelva el deporte federado amateur, que es el nuestro. Sí puede volver el profesional”. Entre jugadores de clubes, las relaciones sociales son muy cercanas, aún más entre capitanes. Julito, como le dicen en el mundo de la naranja, conversó con los líderes de clubes de la Superliga y contó que no quieren volver a jugar: "Hay una postura de los jugadores de no querer volver y esperar un poco más para ver si siguen con la postura”.

Si el deporte de la Universidad les hace extrañar un poco menos a todos sus actividades es gracias a sus dirigentes. Julio contó gracias a quién lo es en el básquet: “Ha sido un trabajo mancomunado de la dirigencia. A la cabeza están Fernando Martín, que es el director de deporte; Santiago Vaia, que es nuestro dirigente principal, y, claro, nuestro cuerpo técnico: el preparador físico, Alfredo Escudero, y nuestro entrenador, Germán Andreoni. Ellos han coordinado todas las acciones para que la primera división haga las actividades que está haciendo”.

El referente cerró invitando a todos a seguir al deporte en todas sus categorías y prometió batallar para lograr el objetivo que se escapa por muy poco años tras año: el ascenso.

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