Steven Holl plantea que la experiencia arquitectónica plena es aquella del propio yo en el espacio, es la que despierta los sentidos agudizando la conciencia de estar vivo. De esta manera, la fenomenología sitúa como punto de origen al ser humano y sus cinco sentidos en cuatro dimensiones: el hombre que recorre el espacio en el tiempo. Habitar es entender la plenitud de nuestra existencia, habitar es percibir escala, proporción, sonido, color, luz, entre otros aspectos.

Siguiendo estos conceptos, los estudiantes de la cátedra optativa Crítica de la Arquitectura realizaron una serie de análisis fenomenológicos sobre las construcciones más significativas del campus de la Universidad Nacional de Cuyo. En este marco identificaron variables como la luz, el reflejo y el sonido, y observaron la ciudad universitaria, sacaron fotografías y vivenciaron sus recorridos dentro del predio.
 

Luz, reflejo y sonido

Micaela Almada y Luciana Cecco, estudiantes de la carrera y alumnas de la cátedra, analizaron la variable “luz” dentro de la Facultad de Ingeniería. “Fuimos viendo cómo entraba la luz del sol por las ventanas, que son todas cuadradas, y descubrimos que se formaba una trama que iluminaba el piso”, explicó Micaela. Por su parte, Luciana comentó que vio cómo “en las paredes de las escaleras se proyectaban las sombras”.

Otras de las variables examinadas por los estudiantes fueron los “reflejos”. En este caso, Rachid Sar-Sar y Eleonora Schobinger explicaron su experiencia al respecto. “Tratamos de buscar aquellos edificios que reflejaran algo, ya sea otro edificio, árboles, el cielo. Entonces pensamos en los edificios vidriados o espejados y nos dirigimos al BACT, al Rectorado y a la Facultad de Derecho”, explicó Rachid. En tanto, Eleonora se centró en uno de ellos: “La Facultad de Derecho tiene una fuente y el agua de esta refleja todo el patio, además de poseer un porcelanato muy brillante”.

De la misma manera, las alumnas Gabriela Martí López y Leticia Salcedo Viani percibieron las construcciones a partir de la variable “sonidos”. Esta les resultó compleja: “Al principio fue muy complicad, porque nos preguntamos: '¿Cómo encontrar el sonido en los edificios?'. Entonces intentamos escuchar lo que nos decían esos espacios en base a la materialidad, en base a la actividad que surgía en cada uno de ellos. Fuimos a la Facultad de Música y nos sorprendimos porque desde afuera se ve un edificio cerrado, pero una vez que ingresás se empiezan a escuchar melodías de todo tipo: violines, flautas, guitarras, y eso transformaba el espacio”, aseguró Gabriela.
 

El campus

Rachid Sar-Sar, estudiante de cuarto año, no duda en recomendarnos que “existamos” en la Ciudad Universitaria: “La Universidad guarda magia, hay que recorrer esos espacios, conocer y empezar a ver todo desde otro punto de vista. Hay que transitar los edificios, mirando, observando, escuchando. Muchas veces caminamos hacia uno de ellos, de uno a otro o hacia la parada, y vamos con el teléfono, mirando el piso. La idea es ir observando otro tipo de cosas que por ahí pasan desapercibidas”.

Asimismo, el estudiante destacó el "espesor histórico" del campus, "ya que tiene una diversidad increíble de obras, de épocas diferentes”.

Los estudiantes coincidieron en resaltar que las construcciones con mayor efecto sensorial son la Facultad de Derecho y el Rectorado, sin olvidarse de los parques y sus maravillosas arboledas.

El siguiente video fue realizado por la cátedra Crítica de la Arquitectura y muestra el análisis de los edificios de la Universidad por parte de los estudiantes.