Pequeños estados insulares: vivir en un paraíso en constante peligro
Están ubicados en el Caribe, el Pacífico Sur o el Océano Índico. Contribuyen con menos del 1% de las emisiones globales de gases de efecto invernadero, pero sufren desproporcionadamente los impactos del cambio climático. En la COP29 reclamaron más apoyo y financiamiento para que no desaparezcan.
Los Pequeños Estados Insulares en Desarrollo comprenden 37 naciones miembros de la ONU y 20 miembros asociados. Foto: Prensa ONU
“Su geografía única los pone a merced del caos climático, el aumento del nivel del mar y a la degradación de la tierra”, dijo António Guterres, secretario general de la ONU. El líder de Naciones Unidas puso en alerta al mundo por estos pequeños paraísos que están en peligro, acechados por los efectos destructivos del cambio climático.
Los Pequeños Estados Insulares en Desarrollo (PEID) comprenden 37 naciones miembros de la ONU y 20 miembros asociados a comisiones regionales. Están ubicados en el Caribe, el Pacífico Sur o el Océano Índico. Son verdaderos paraísos, pero, lamentablemente, se encuentran afectadas por múltiples crisis globales, en particular la del cambio climático.
En la COP29 que se realiza en Bakú, la capital de Azerbaiyán, Guterres alertó al mundo por los PEID y manifestó que viven “una injusticia colosal”.
“Una injusticia que ve el futuro mismo de sus islas amenazado por el aumento del nivel del mar; a sus pueblos azotados por huracanes sin precedentes; a sus economías destrozadas”, dijo el secretario general de la ONU, quien manifestó que los países del G20 representan alrededor del 80 % de las emisiones globales, por lo que reiteró su petición a poner fin a esta injusticia.
“El mundo debe apoyarlos”, argumentó el jefe de la ONU, y estableció tres prioridades:
- No escatimar esfuerzos para mantener vigente el objetivo de un aumento máximo de 1,5°C para fin de siglo, con los mayores emisores –el G20– a la cabeza. Eso significa que las emisiones globales se reduzcan en un 9 % anual hasta 2030. Significa eliminar gradualmente los combustibles fósiles –rápida y justamente–, y cumplir con el resultado de la COP28. Y significa que todos los países presenten nuevos planes nacionales de acción climática para toda la economía que se alineen con el objetivo de 1,5°C antes de la COP30.
- Seguir un camino hacia la justicia para brindar apoyo y ayudar a las pequeñas naciones insulares a enfrentar los choques climáticos. Esto significa asegurar contribuciones significativas al Fondo de Pérdidas y Daños, de manera que pueda tener un impacto significativo en lugares devastados por el cambio climático.
- Llevar a buen término los objetivos del Pacto para el Futuro –adoptado por consenso en la Asamblea General de la ONU el pasado mes de septiembre–, que exige una reforma de la arquitectura financiera internacional, incluido un alivio efectivo de la deuda, y compromete a los países a impulsar un estímulo de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de 500.000 millones de dólares al año.
Los PEID son muy vulnerables al impacto del cambio climático y a las crisis globales. Fuente: Prensa ONU
Retos y características
Los PEID se enfrentan a altos costos de importación y exportación, a una fuerte dependencia de los mercados externos y a una limitada disponibilidad de recursos naturales. Y por si esto fuera poco, el turismo, un sector vital que constituye alrededor del 30 % de su PIB, se vio gravemente afectado por la pandemia de la COVID-19.
Desde el punto de vista medioambiental, aunque las extensas áreas marinas que rodean a los PEID sirven como recursos vitales de sus comunidades y economías, también acrecientan su propia fragilidad. Con densidades de población significativamente mayores que el promedio mundial, los PEID son sumamente susceptibles a los efectos catastróficos de los desastres naturales, que generan costos anuales por daños del 1 % al 8 % de su PIB. Amenazas todas estas que hacen que sus frágiles ecosistemas terrestres y marinos sean particularmente propensos a la pérdida de biodiversidad y a los impactos del cambio climático.
Al mismo tiempo, esta situación se ve exacerbada por desafíos fiscales como su elevado nivel de endeudamiento, el costoso pago de la deuda soberana y el limitado acceso a financiación por su condición de países de ingresos medios. Además, todos estos retos se ven agravados por factores adicionales como el limitado tamaño de sus poblaciones, el aislamiento de cara a mercados internacionales, los elevados costos del transporte o la exposición a crisis económicas externas.
Y por si todo esto fuera poco, los PEID, que contribuyen con menos del 1 % de las emisiones globales de gases de efecto invernadero, sufren desproporcionadamente los impactos del cambio climático; por ejemplo, alrededor del 75 % de los arrecifes de coral de estos países están amenazados por el cambio climático. El costo de la adaptación ambiental se sitúa entre los $22,000 y los $26,000 millones anuales, lo que evidencia la necesidad de cooperación y asistencia globales urgentes.
Fuente: Noticias ONU / Prensa COP29
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