Pelea por el espacio público: una disputa por la prioridad en las calles
Cada día, miles de personas recorren por distintas vías el área metropolitana de la provincia. Hay un pleito que a diario se hace más palpable y necesita ser pacificado. Mendoza es “vivible”, pero hay que exigir más regulaciones. Dos especialistas nos ayudan a entender cuál es la salida a esta guerra simbólica por el espacio urbano.
Foto: archivo Unidiversidad / Prensa Libres del Sur
Hay una pelea latente en los grandes espacios urbanos, donde las calles marcan el ritmo del entramado social. Sobre ese asfalto, esa disputa diaria es muchas veces mínima; otras veces, solo un cruce de miradas, pero en algunas ocasiones pasa a mayores. En la gran mayoría de esos casos, el disparador es el mismo: "Este espacio es mío". Automovilistas, ciclistas y gente de a pie están en un pleito que se repite cada día. Esta dinámica se palpa en el Gran Mendoza, donde se suman más actores que piden prioridad y donde parece urgente encontrar respuestas novedosas para pacificar nuestro espacio compartido.
En el Área Metropolitana de Mendoza (AMM), más del 60 % de la población se desplaza diariamente de un lugar a otro. Según los datos de la Encuesta de Movilidad Origen-Destino (realizada en 2021 y publicada en 2023), cada jornada, esa franja de la ciudadanía se sube a un medio de movilidad, mayormente uno motorizado (el gran preferido es el auto), y se desplaza con distintos motivos: trabajo, educación, acompañamiento. El tiempo promedio de cada traslado en el AMM es de 25 minutos. En síntesis, somo un hormiguero gigante con miles de puntos de origen y de destino que no paran de moverse. Todo esto, necesariamente, ocurre en espacios donde prima el orden. Sin embargo, por momentos, parece que todo se puede descontrolar.
No hay datos estadísticos que indiquen que ha subido el nivel de confrontación en las calles, pero el termómetro social pareciera indicar que sí. “¡Andá con cuidado, que la gente está loca!”, le dijo una madre a su hijo de 11 años antes de salir a hacer un mandado en bicicleta en la zona de Las Tortugas, en Godoy Cruz. Esa “gente que está loca” somos todos.
De las tantas marcas que dejó la pandemia, una fue que el uso del espacio público tomó mayor relieve. Luego de la cuarentena más férrea, en ese “volver a la calle”, hubo espacios que empezaron a ser ocupados por actores diferentes, se sumaron más ciclistas, más personas a bordo de monopatines, y empezamos a escuchar cada vez más seguido la palabra "caminabilidad"; plazas y parques volvieron a poblarse. El Gran Mendoza se llenó de ciclovías y bicisendas, y la ciudadanía experimentó un cambio profundo en su sistema de transporte público.
“Considero que es muy positivo que el espacio público esté siendo disputado por diferentes tipos de usos o de posibilidades de uso”, comentó a Unidiversidad la arquitecta Magdalena Egües cuando le preguntamos qué estaba observando en las calles.
“Que ya no sea un espacio exclusivo para el auto es algo muy positivo, pero, obviamente, como cualquier cambio y sobre todo cualquier cambio que tiene que ver con las ciudades y con la urbanidad, toma tiempo, no es inmediato. Nosotros, como personas del siglo XXI, tendemos a querer que las cosas sean inmediatas, pero yo veo que, inevitablemente, tenemos que ponernos en una postura empapada de paciencia desde cualquiera de los roles que nos toquen asumir”, agregó la arquitecta que dirige la diplomatura en Diseño y Experimentación en Espacio Público en la Facultad de Ingeniería de la UNCUYO. Egües nos brinda una clave, que es buscar lo que parece ser un bien escaso en estos días febriles de fines de 2023: la paciencia.
Foto: Magdalena Egües, arquitecta, en la UNCUYO. Fuente: archivo Unidiversdad
En movimiento
María Emilia García Schilardi es economista y ha estudiado los sistemas de transporte en las grandes ciudades. Investiga en el Conicet (Inahe) y habló con Unidiversidad. “El espacio público es fundamental, la ciudad es lo público, entonces el espacio público es lo fundamental de cuidar, de planificar, de preservar cuando pensamos en qué ciudades queremos para vivir mejor”, sostuvo.
Para García Schilardi, que hayamos pasado de una Ley de Transporte a una Ley de Movilidad ha sido determinante en cómo miramos las dinámicas para desplazarse en el entramado urbano, qué herramientas tiene el Estado para garantizar el transporte público y qué considera que es un servicio de interés general. “En muchas ciudades latinoamericanas, el que predomina ha sido el auto. El auto hace un uso del espacio público ineficiente, en términos de que, como máximo, cuatro o cinco personas ocupan una cantidad de metros cuadrados que se reduciría mucho más si se trasladaran en transporte colectivo o en bicicleta”, detalló.
Para la investigadora del Inahe, queda claro que, en la disputa del espacio público, también hay un “deseo” de hacer a una ciudad más sostenible.
Más de una vez y desde hace varios años, escuchamos a distintas autoridades municipales de las comunas del Gran Mendoza hablar de movilidad sostenible, de ciudades caminables, de eficientizar el transporte público para, finalmente, dejar el coche solo para traslados largos o salidas especiales, pero no pareciera ser hoy una meta cumplida. “Las ciudades que buscan la movilidad más sostenible fomentan el transporte colectivo, también fomentan modos activos que no contaminen en absoluto, como las caminatas y la bicicleta. Lo que pasa es que la caminata y la bicicleta no son sustitutos del automóvil”, remarcó García Shiclardi.
“Entonces, el transporte colectivo es el modo más sostenible porque –desde las perspectivas ambientales, sociales y económicas– puede sustituir al automóvil particular y tener un uso universal. No es el sustituto perfecto, pero tiene condiciones muy similares a las que podría tener un auto. También se da esta aparición de un montón de modos de transporte que quieren sustituir al auto”, agregó.
El vaso medio lleno
Con cerca de 850 mil transacciones diarias en el Área Metropolitana, el sistema MendoTran terminó por imponerse en la provincia. Costó, el cambio no fue simple, y aún hoy se están corrigiendo detalles y ampliando o modificando recorridos. En paralelo, como venimos advirtiendo, se anunció la mayor traza de ciclovías del interior del país y la implementación de un nuevo sistema público de bicicletas, BiciTran. Por último, se selló un acuerdo en la Legislatura para asegurar el financiamiento para extender la traza del metrotranvía. Estos apuntes sobre el transporte hacen que, para las especialistas consultadas, el Área Metropolitana de Mendoza tienda a ser considerada como “vivible”.
En este mapa se pueden revisar las ciclovías del Área Metropolitana de Mendoza:
Egües, quien también trabaja en la Municipalidad de la Ciudad de Mendoza, reconoció que habla desde un lugar “poco objetivo” en cuanto a la planificación urbana. De todas maneras, destacó: “Hay un esfuerzo muy grande por mejorar y por hacer la ciudad segura, atractiva para todos. Queremos que la gente vuelva a usar calles, plazas y parques, y que lo haga de manera intensa y que mejore su calidad de vida, que sea una alternativa el considerar vivir en la ciudad y no tanto en las periferias”.
Sobre cómo planear el espacio público, la arquitecta remarcó: “Creo que los municipios están entendiendo, capacitando a sus técnicos y buscando mejorar en cuanto a la obra pública, qué se hace y qué se propone. Estamos en un proceso de aprendizaje, porque la concepción de espacio público ha cambiado mucho más allá de la pandemia, fue como un reenamoramiento con el espacio público”.
García Schilardi, por su parte, comentó: “En relación con otras ciudades argentinas, Mendoza es muy vivible, aunque tiene algunas alarmas desde hace un par de años, como la congestión vehicular”.
Apuntes
Si bien la disputa por el espacio público es palpable, es diaria y es difícil de pausar. En esta nueva maraña urbana, automovilistas, ciclistas, peatones y una nueva generación que se mueve en vehículos eléctricos de todo tipo tienen el desafío, uno más en esta vida contemporánea, de salir a la calle con mayor atención, una nueva toma de conciencia por la presencia del otro.
Al mismo tiempo, y como destacaron las especialistas consultadas, cada una por su parte, es clave avanzar con la regulación de los nuevos vehículos electrificados, como los monopatines. También subrayaron que hace falta intensificar la educación vial con esta nueva visión de la movilidad urbana y espacio compartido donde queden claras las prioridades. Por último, ampliar, robustecer y destacar la señaléctica en las calles es vital para la convivencia.
Foto: archivo Unidiversidad
Esta nota buscó alejarse de la accidentología para explicar cómo se ha modificado el tránsito urbano, pero, recientemente, a principios de noviembre, un joven ciclista murió tras ser embestido por una dupla del metrotranvía, en el cruce con calle Mariano Moreno y una de las principales ciclovías de la provincia. Una de las hipótesis que difundió la Policía fue que la víctima fatal llevaba auriculares. Más allá de la pesquisa técnico-científica que determinará cómo ocurrió, queda pendiente redoblar los esfuerzos comunitarios para que una muerte en estas circunstancias no vuelva a ocurrir.
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