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04 DE NOVIEMBRE DE 2024
El guionista hizo un análisis sobre el humor político y su impacto en la sociedad mediatizada.
El guionista disertará durante la Feria del Libro junto a Miguel Rep. Foto: Diario Popular.
Juan Stagnoli /Unidiversidad
Publicado el 12 DE OCTUBRE DE 2018
Para Pedro Saborido, el humor político no desaparecerá: continuará en las redes sociales y se extenderá gracias al desarrollo de las nuevas plataformas, que hacen que los contenidos se mantengan activos incluso mucho tiempo después de su realización. Sin embargo, el rol de los medios de comunicación y la forma en la que la opinión pública crea conflictos son temas que para el director de cine se deben analizar.
Antes de la charla en la Feria del Libro, el escritor, guionista y productor charló con Unidiversidad y dio definiciones sobre la realidad de los medios de comunicación, el crecimiento de los gobiernos de tinte liberal en América Latina y la continuidad del humor en tiempos de grieta. Pese a que no le gusta el vino, disertará en la charla “Sexo, política y Malbec” junto al historietista Miguel Rep.
En su visión, en las redes se extiende el sentido de las opiniones y las calificaciones. Sin embargo, esas mismas redes tienen la capacidad de extender en el tiempo una obra como Peter Capusotto y sus videos que, después de 10 años, continúa vigente. “Con Diego nunca incorporamos las redes. Nosotros hacemos sketchs. Está bárbaro y no encontramos contradicción: siempre pareciera que estuvieras en el aire, incluso en las ausencias, y hemos hecho tanto que hay gente que no sabe si lo que hacemos es nuevo o viejo”, aseguró.
¿Se puede hacer humor político en la Argentina actual?
Yo no hago humor en los términos que se conocen. De hecho, la idea de que hago humor político es más de los que dicen que lo hago que mía. Hago humor de época, roza lo político, tocan temáticas de lo social, que tienen que ver con el poder. Siempre se puede hacer humor político y este es un momento del ejercicio en el que el humor político se hace en las redes, se manifiesta e informa.
A veces llega antes el meme que la noticia. El humor político nació de algunas revistas, con caricaturas del adversario político, muy salvaje. Pasó una instancia de supuesta neutralidad y ahora vuelve. Llega este momento donde hay una gran explosión, dada por un meme, un comentario, un tuit.
En los medios se impuso el término "grieta". ¿Se puede traspasar la grieta con el humor?
El humor puede ser un lugar donde se comparte. Si alguien está decepcionado desde ambos lados, puede hacerlo. Un trotskista, alguien apolitizado puede hacerlo. Pero lo que puede unir es más la decepción que el entusiasmo. Y así se vuelve a armar una tercera grieta, la política por un lado y del otro lado, la intensidad de la emoción, que está a un nivel superior.
En una entrevista dijo que la gente parece más molesta por la corrupción que por la tortura. ¿Cómo se debe interpretar eso?
No es un elogio a la corrupción. Nadie puede estar a favor de un hecho corrupto. En la escala de valores del capitalismo, el dinero es lo más importante y cuando hay corrupción, nos están robando la plata a todos. No hay que poner ejes absolutos a la hora de charlar porque ahí, en pos de tener un titular, aparece una idea recortada. Yo digo que no siento afán social para encontrar a los que le marcaron la panza a una maestra en Buenos Aires. Sí veo afán social para perseguir a la corrupción.
Como yo hablo de la tortura y digo que es grave, pareciera que estoy defendiendo a un corrupto, y no es así. Se produce una totalización de las cosas a partir de una frase y, enseguida, una réplica. Te preguntan: "¿Qué opinás de Luis Miguel?", y yo no digo nada. No opino, pero te dicen: "Tomá una postura, usted puede opinar y debe opinar". Yo puedo decir: "No me gusta Luis Miguel", y luego publican “Saborido cruzó a Luis Miguel”. Se hacen oposiciones constantes de conflictos permanentes, y todo se deshace a través de un titular rápido para que otro te conteste. Así, crean situaciones de conflicto que son las que le gustan a la gente.
Saborido señaló que el humor político no va a desaparecer. Foto: El Destape.
La derecha en América latina crece de manera sostenida y los gobiernos progresistas están crisis. ¿Cómo analiza esta situación?
Hay que analizar por qué aparecen esas derechizaciones que se manifiestan en una decepción por la democracia, con la política. La derecha toma estos lugares en los que cualquier avance social o de ampliación de derechos genera una zozobra en la gente del otro lado. “A mí no me dan respuestas, me roban y encima aparecen estas minorías que vienen a cambiar lo que tengo establecido”, dicen. En realidad, son conservadores que salen a criticar demandas de las minorías y en ese eje se consolida el espacio de quienes dicen: "Bueno, basta de hacer lo que uno quiera, existe un orden moral que es el mío", y ahí reaccionan como lo hará en su momento la izquierda.
Durante los gobiernos progresistas, esos discursos estaban silenciados y ahora resurgieron en distintos debates. ¿Qué pasó?
El punto es cómo charlar los temas complejos antes de ingresar a los cachetazos. Eso es lo que no queremos. Si empezamos a desarrollar niveles de odio para las distintas cuestiones que nos ocurren, decisiones, molestias, fomentamos el odio, la violencia. Lo ideal es que se manifiesten las cuestiones artísticas, periodísticas, pero no todos tienen esa capacidad y por eso llegan a los extremos.
¿Es difícil para las personas que se dedican a los medios avanzar en ciertos debates por las relaciones entre la política, medios, justicia?
Siempre, constantemente se piden definiciones. Es el atractivo desde el punto de vista del entretenimiento periodístico. Preguntan:"¿Qué opina Bruce Wilis acerca de la suba del gas?". ¡No suma a nadie saber qué mierda piensa Bruce Willis! El tipo opina, y la otra gente, salta, lo insultan, le dice "kuka", entonces me pregunto, ¿qué están buscando los periodistas? Están buscando subir a la gente arriba del ring.
Pasó durante el debate por el aborto legal que el título era qué famoso se posicionaba a favor o en contra…
Porque la continuidad del espectáculo ya no es, por ejemplo, Pampita, que es conductora: ahora es Pampita y el aborto. ¿Qué opina del aborto Batman? El tipo se expresa y está bien, pero hay otra carga al opinar: la de la gente que disfruta pegarle al que opina y eso sucede en las redes. Antes no sabíamos cuánto odiaban a tal persona porque era en secreto, pero ahora sabemos qué piensa la gente que no conocemos. Con las redes, 72 000 personas hablan en contra de un tema. Es una encuesta permanente y luego comienza la contestación. Asistimos al espectáculo del conflicto, cómo unos se pelean con otros. Estamos acostumbrados, como espectadores, a ver conflicto; cuando vemos la resolución, se termina. Nos atrae ver conflicto, no cómo se soluciona.
El productor y director de cine también habló sobre la farandulización de la política. Foto: Radio Libertad.
¿Qué pasa cuando ese cruce sucede en la política y llega a sus personalidades?
Yo ya no sé si es verdad, de mentira o se dan en la batalla política. Es un conventillo a cielo abierto y genera un tercer conflicto: la veracidad. Podés abandonar o apasionarte, porque el aburrimiento también termina con el conflicto.
Entonces, ¿cómo analiza la relación de los medios, justicia y política?
Esa habitualidad en la que se ubican los medios define qué es justicia, qué es lo bueno, lo malo: un tipo hablando por televisión de lo que es verdad se pone por encima de la Constitución y las leyes. El medio no forma a la gente, la gente forma al medio que buscan que lo miren. El medio es el fruto de la legitimidad: cuando el medio te nombra, existís. Ese aparato de fascinación termina legitimando qué es lo valido, lo verdadero.
Pero al mismo tiempo que las redes ponen el juego el concepto de verdad…
Sí, pero los medios marcan. Hay cuestiones paralelas, pero mucho de las redes es absorbido por los medios. Esto no es nuevo. Antes había cosas que no se conocían y existían. Ahora accede más gente a través de las redes, pero el tótem siguen siendo la televisión, la radio y los diarios. Todos coexisten y generan una oferta permanente de entretenimiento en el teléfono. Antes, a lo sumo, te enterabas de las cosas a través de una vidriera.
Desde los 90 hasta el presente, ¿se mantiene la farandulización de la política?
Es una forma de consumir información y entretenimiento. Todo habita el mismo mundo. Son políticos y la mediatización. El conocimiento y el mundo especulan con las formas y necesidades de estos tipos (políticos), con una imitación o lo que sea. El candidato debe ser carismático, querible, que caiga bien. Es lo necesita para ser votado, pero luego que gobierne, allí el entretenimiento no es confortable. El confort del entretenimiento implica un mínimo esfuerzo.
En este contexto, ¿puede crecer el humor político?
Se va a desarrollar de la misma manera o más. Lo mismo que antes hacías en asados, ahora se puede hacer jugando con elementos similares a los medios. Todos tienen una cámara de televisión. Hace 30 años era impensado, pero evidentemente vamos camino a transmitirnos. Es raro encontrar una lapicera en alguien porque ahora todos tienen una cámara encima.
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