Pasó Menem, vino Milei: qué oculta la estrategia de farandulizar la política
Se escucha que volvieron "los 90" y se vuelven a debatir las políticas neoliberales. Sin embargo, más allá de la versión edulcorada de la década en la que gobernó el riojano, hay ciertos hechos que hoy se minimizan. Hablamos con un historiador y un sociólogo de la UNCUYO para analizar similitudes y diferencias entre Menem y Milei.
El presidente Milei posa junto al busto del exmandatario Carlos Saúl Menem. Foto: Presidencia
“¿Quién era Menem? Podríamos hablar horas de su extensa vida personal y política”, dijo el presidente Javier Milei al inaugurar el busto del exmandatario en Casa Rosada, en una ceremonia que, en palabras del líder libertario, fue “un acto de justicia”. ¿Qué hay detrás de este enamoramiento del actual jefe de Estado con el expresidente riojano? ¿Qué hay detrás de la mirada empalagosa de la década de los 90?
A diferencia de quienes tuvieron el honor de sentarse en el sillón de Rivadavia y que tienen un lugar destacado en el Salón de los Bustos de la Rosada, la estatua de Menem tiene una particularidad: la sonrisa. Esta mueca en el rostro de quien gobernó la Argentina durante una década no parece ser un hecho menor. Hoy, “los 90” son recordados, en muchas ocasiones, con una sonrisa. Ese gesto, también, esconde sucesos lamentables para la historia nacional.
Armando López es historiador egresado de la UNCUYO, docente y autor de tres libros. Una de sus obras se titula Los bufones de Menem.
“La historia no se repite como teoría de forma calcada, pero siempre hay hechos históricos similares. Esto que representa a Milei es muy similar al menemismo”, comenzó diciendo el historiador cuando le preguntamos qué está observando en este incipiente mileísmo.
Pero, más allá de las sutilezas simbólicas o las características grotescas, como pueden ser las patillas, la estética disruptiva y la farandulización de la política, hay diferencias marcadas, independientes de los tiempos de gestión: una década versus un semestre. Según López, “Menem asume en el contexto internacional en plena caída de la Unión Soviética. Se derrumba lo que era el bloque socialista y Estados Unidos queda como el líder absoluto del mundo, es un mundo unipolar y Menem se alinea. Quienes lo defienden dicen que no quedaba otra alternativa”.
“Cuando asume Milei —continúa López— la situación de contexto internacional es totalmente distinta. EE. UU. es un imperio que está en retroceso. Vamos hacia un mundo multipolar, donde hay jugadores muy fuertes que se le han plantado a EE. UU., como Rusia, China, la Unión Europea; también juega el Brics. Sin embargo, Milei se alinea nuevamente con EE. UU. de manera unilateral, cuando no sería lo conveniente”, destacó el historiador, subrayando que la estrategia del libertario dista de la posición equidistante que suena más recomendable para un país periférico como Argentina.
Para ubicar el busto de un exmandatario en la Casa Rosada deben transcurrir dos mandatos desde su salida del poder. Foto: Presidencia
Claro que las diferencias son muchas más, pero López remarcó dos que cree fundamentales. Por un lado, indicó que Menem “gana con el sello del Partido Justicialista”, lo que marcó la impronta política de peso estructural que tuvo el sucesor de Raúl Alfonsín. En segundo lugar, fue superclaro: “Menem mintió”.
“Mintió en campaña, dijo que iba a dar un salariazo, la revolución industrial, bla, bla, bla... cuestiones muy laxas, frases hechas, como ‘Síganme, no los voy a defraudar’. Después, cuando tomó el poder, gobernó con la UCeDé, que era el partido de Alsogaray, de la derecha liberal conservadora. En cambio, Milei no mintió en campaña. Él dijo lo que está haciendo, habló de la motosierra, de echar gente, de achicar, desguazar el Estado. Pero Milei no gobierna con el PJ, gobierna con cuadros del PRO que vienen del macrismo y con algunos menemistas”, detalló López.
Algunas similitudes y un peligro
“Más allá de que uno podría encontrar ciertos parentescos con la farándula menemista, de la Ferrari, del partido de fútbol, de andar por los sets televisivos, no apareció en ese momento ni en los análisis posteriores que estuviese en cuestionamiento el funcionamiento democrático en aquella época”, dijo Juan Carlos Aguiló, doctor en Ciencias Sociales y docente de la UNCUYO. Según la mirada del sociólogo —que da clases en la Facultad de Ciencias Sociales y Políticas— más allá de las similitudes “simpáticas” que pueda generar Milei, está preocupado por cómo la sobreactividad del Presidente, en ese abanico constante de noticias, con mucho peso en las redes sociales, con show de rock incluido, termina escondiendo una peligrosa maquinaria.
Concretamente, ¿cuál es el peligro que observa Aguiló?. “Creo que el fenómeno Milei hay que ubicarlo en un marco de una preocupación más general que compartimos desde diferentes miradas políticas, que sería una suerte de cuestionamiento/debilitamiento/agotamiento de la democracia. Y digamos que no es solamente un problema local, es un problema a nivel global”.
Esta preocupación a nivel global tiene diferentes denominaciones. En algunos lugares, se la llama "populismo de derecha", en otros, se la identifica como "nueva derecha"; en otros, "extrema derecha".
Para Aguiló, es un fenómeno observable "en el último tiempo" en los países de América Latina, y en nuestro país también. Según el investigador, “desde la elección de Alberto Fernández, pero también en las elecciones de medio término y en la propia elección de Milei, viene decayendo la participación electoral, crece el voto en blanco. Más allá de que a nivel nacional se mantuvo, hay ejemplos en algunas provincias donde el ausentismo y el voto en blanco, incluso, superó al voto afirmativo en una suerte de clima bastante antipolítico, antiestatal”.
Así fue la tapa del diario Clarín para presentar el llamado "Pacto de Olivos", el gran acuerdo político del menemismo. Foto: infobae.com
En 2023 se cumplieron 40 años del retorno a la democracia y, para Aguiló, la frase “Con la democracia se come, se cura y se educa” tiene un peso específico, una potencia particular para la generación que vivió su adolescencia en los 80. Entonces, tras el período más largo de nuestra historia en el que votamos a nuestros representantes, la coyuntura pareciera invitar a preguntarse qué tan debilitadas están las democracias occidentales frente a las dificultades económicas. En nuestra coyuntura, el actual Gobierno pareciera ver allí terreno fértil para la aplicación de un plan económico de fuerte ajuste y achicamiento del Estado.
“El fuerte del discurso del menemismo era el achicamiento del Estado, no la reforma del Estado; dejar atrás el viejo modelo de esa ruedita industrialista. Sin embargo, no aparecía la preocupación porque se mantuviera el funcionamiento electoral democrático. Claro que era una época en la que no se había avanzado en lo que se podrían denominar derechos de cuarta generación, eso es un proceso de 2003 para acá. Sería contrafáctico plantearse qué hubiera hecho Menem si hubiera tenido una manifestación y una movilización tan importante como la del derecho al aborto”, completó Aguiló, que no dejó de subrayar que Menem tenía una suerte de conservadurismo de derecha en lo político y de neoliberalismo en lo económico. “Había mucho cuestionamiento al Estado, pero no al funcionamiento democrático”, sintetizó, pero no dejó de destacar que ve en Milei, aunque fundamentalmente en su entorno, “una mirada muy complicada sobre los derechos sociales, sobre los derechos de las diversidades, una mirada muy complicada sobre los avances que se han logrado en derechos de género. Y, al mismo tiempo, pareciera que la convicción sobre el funcionamiento democrático no es tan ‘potente’, para decirlo de una manera académica”.
Pequeño "flashback" de los 90 en Mendoza
Al igual que el país, Mendoza estuvo gobernada con el sello peronista durante los 90: Octavio Bordón (1987-1991), Rodolfo Gabrielli (1991-1995) y Arturo Lafalla (1995-1999). Si bien la provincia no tuvo “su” Menem, sí hubo una participación fundamental de mendocinos en su gestión.
Para el historiador Armando López, los gobernadores mendocinos siguieron el mismo tono que Menem. “Acá se privatiza Agua y Energía, que ahora es Edemsa, Obras Sanitarias se privatizó y luego volvió a ser mendocina y es Aguas Mendocinas. Acá, Gas del Estado pasó a ser Ecogas”, señaló.
Bordón fue el exgobernador que menos tiempo estuvo al mando de la provincia con Menem como Presidente. Foto: diario Los Andes
Parte de esa ola privatizadora fue craneada y motorizada por mendocinos. “En Mendoza irrumpen fuertemente Manzano y Vila; junto con Dromi y Bauzá, fueron parte de su círculo íntimo”, contó López, y destacó cómo Manzano, en asociación con Daniel Vila, comenzó el primer multimedios provincial tras comprar la histórica Radio Nihuil. Claro, el auge de las telecomunicaciones y la ansiada llegada del “cable” generaron una verdadera revolución en cuanto a los consumos culturales. La acción de ver tele, con su nueva oferta multicanal, era parte del entretenimiento.
En síntesis, "entretener" fue, justamente, uno de los verbos fundamentales a conjugar durante la década de 1990. Incluso, la "tinellización" de la política fue una variable de análsis. Hoy, con un escaso pero intenso camino recorrido por el presidente liberal libertario, resta saber si en esta década plagada de virtualidad llegaremos a identificar a nuestro VideoMatch. Y, lo que es más intrigante, aún resta saber cómo terminará. En este caso, la comparación no es nada feliz, porque, tal como recordó el historiador, Menem finalizó su gestión con un desempleo del 18 %.
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