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21 DE NOVIEMBRE DE 2024
El organismo destacó que niñas y niños de todo el mundo tienen a esa como la única fuente diaria de nutrición. Más de 39 mil millones de comidas no fueron entregadas debido a la pandemia.
Nurel, de 7 años, estudiante de escuela primaria, come un almuerzo saludable preparado por un cocinero en su escuela, cerca del valle de Chon Kemin, Kirguistán, el 10 de septiembre de 2019 (Foto: Unicef).
Desde que comenzó la pandemia de la COVID-19, se han perdido más de 39.000 millones de comidas escolares en todo el mundo debido al cierre de las escuelas, según un nuevo informe publicado por la Oficina de Investigación de UNICEF Innocenti y el Programa Mundial de Alimentos (PMA).
El informe COVID-19: Missing More Than a Classroom (“COVID-19: Más que una pérdida de la educación”) pone de relieve que 370 millones de niños y niñas del mundo (cuya principal fuente de nutrición diaria son, en la mayoría de los casos, las comidas escolares) han perdido de media un 40 % de las comidas que suministran las escuelas desde que estas cerraron con motivo de las restricciones de la COVID-19.
“Aunque está demostrado que las escuelas no son el foco principal de las infecciones por COVID-19, millones de niños del mundo se están enfrentando al cierre de estas instituciones”, afirmó Henrietta Fore, Directora Ejecutiva de UNICEF. “Los niños que dependen de la escuela para obtener sus comidas diarias no solo se están quedando sin educación, sino también sin una fuente fiable de nutrición. A medida que respondemos a la pandemia de la COVID-19 y esperamos a que se distribuyan las vacunas, debemos dar prioridad a la reapertura de las escuelas y actuar con el fin de hacerlas lo más seguras posibles, invirtiendo, por ejemplo, en medidas de eficacia demostrada para prevenir la infección, como proporcionar agua y jabón a cada escuela del mundo”.
Las últimas estimaciones revelan que 24 millones de niños en edad escolar están en peligro de abandonar su educación debido a la pandemia, lo cual anularía los avances en materia de matriculación escolar conseguidos en las últimas décadas. Los programas de alimentación escolar pueden servir de incentivo para que los niños más vulnerables regresen a la escuela.
“Al carecer del aporte nutritivo de las comidas escolares, el futuro de millones de los niños más pobres del mundo está en peligro. Nos arriesgamos a perder a una generación entera”, aseguró el Director Ejecutivo del PMA, David Beasley. “Debemos ayudar a los gobiernos a reabrir las escuelas en condiciones de seguridad y a seguir alimentando a esos niños. Para muchos, la comida nutritiva que reciben en la escuela es el único alimento que consumen en todo el día”.
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Durante la pandemia, en los países de ingresos bajos y medianos se ha registrado una reducción del 30 % en la cobertura de los servicios de nutrición esenciales, como la alimentación escolar, los suplementos de micronutrientes y los programas de promoción de la nutrición, así como los programas para el tratamiento de la desnutrición grave infantil. Durante los confinamientos que se impusieron a escala nacional en algunos países se suspendieron todos los programas de alimentación escolar.
Los datos mundiales que revelan el impacto general del cierre de las escuelas sobre la nutrición de los niños son limitados. Sin embargo, el informe advierte de que algunos estudios de países, los conocimientos previos acerca de los efectos de las crisis sobre la seguridad alimentaria y la nutrición y las carencias nutricionales de los adolescentes y los niños en edad escolar son motivo de gran preocupación.
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Los datos de estudios realizados antes de la pandemia en 68 países revelan que, antes de que irrumpiera la COVID-19, alrededor del 50 % de los niños de entre 13 y 17 años declararon que pasaban hambre. Otros datos relativos a 17 países demostraron que, en algunos países, hasta dos terceras partes de los adolescentes de entre 15 y 19 años presentaban insuficiencia ponderal. Asimismo, más de la mitad de las adolescentes de Asia Meridional padecían anemia.
En las zonas más afectadas por el brote de ébola en 2014 en África Occidental se registró un aumento de la inseguridad alimentaria en países donde los niveles de desnutrición ya eran elevados. Durante la pandemia de la COVID-19 se ha observado la misma tendencia en muchos países, algunos de ellos pertenecientes a las regiones de África Subsahariana y Asia Meridional.
El valor de servir comida en los colegios
Las comidas escolares no son solo determinantes para la nutrición, el crecimiento y el desarrollo de un niño: también constituyen un gran incentivo para que los niños –especialmente las niñas y los niños de las comunidades más pobres y marginadas– regresen a la escuela una vez que se supriman las restricciones. Cuanto más tiempo pasan los niños sin ir a la escuela, más riesgo hay de que abandonen su educación. Las niñas se enfrentan al peligro añadido de verse obligadas a mantener relaciones sexuales transaccionales o a casarse de forma prematura.
El PMA ha ayudado a los gobiernos a adaptar sus programas de comidas escolares durante el cierre de las escuelas. El informe revela que en más de 70 países se han proporcionado raciones para llevar a casa, transferencias de efectivo o cupones de alimentos que han ofrecido una solución valiosa y transitoria a millones de niños. Durante los primeros nueve meses de 2020, más de 13 millones de niños en edad de asistir a la escuela recibieron apoyo escolar a través del PMA, una disminución con respecto a los 17,3 millones del año anterior.
Desde que comenzó la pandemia, UNICEF ha ayudado a los gobiernos nacionales a mantener la continuidad de los servicios de nutrición para los niños en edad escolar y los adolescentes. En 2020, cerca de 25 millones de niños en edad escolar y adolescentes se beneficiaron de los programas de prevención de la anemia. La mayoría de estos programas, que se ajustaron a cada contexto, integraron la educación y el asesoramiento sobre nutrición, los suplementos de hierro y otros micronutrientes esenciales y los tratamientos profilácticos de desparasitación.
UNICEF y el PMA exigen a los gobiernos que den prioridad a la reapertura de las escuelas y atiendan las necesidades de los niños en materia de salud, alimentación y nutrición a través de programas de alimentación escolar completos y de buena calidad.
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