En el predio de Ezeiza, específicamente el 16 de octubre, se encontraron las juveniles para hacer entrenamientos presenciales tras siete meses. Allí llevaban adelante una concentración que iba a terminar tras el Sudamericano de Uruguay, a realizarse entre el entre el 30 de noviembre y el 19 de diciembre, y que pondría en juego tres boletos al Mundial de India del año próximo. En tanto el certamen para el Sub 20 iba a disputarse en Argentina, con la participación de Brasil, Uruguay, Colombia y Venezuela, sin la selección albiceleste que no pudo avanzar en la primera parte del torneo que se jugó en marzo.

Todo este contexto se dio por tierra cuando la Conmebol emitió un comunicado el viernes pasado informando que se suspendía la realización de los mencionados certámenes a causa del COVID-19, hasta nuevo aviso. El comunicado versaba del siguiente modo: "El contexto actual de pandemia, aún bastante vigente en nuestra región nos lleva a tomar una decisión que nos permita resguardar la salud de nuestras jugadoras y poder conseguir a corto plazo una mejor preparación para todos los equipos". Y agregaba: "Las condiciones generales en Sudamérica relacionadas a las restricciones o limitaciones en los vuelos internacionales, las cuarentenas obligatorias o fronteras aún cerradas en algunos casos, sumado al posible cambio en las fechas de los mundiales de estas categorías, nos obliga a hacer una reprogramación de nuestros torneos para el mes de enero”. De este modo los plazos se estirarían hasta enero del 2021 pero se estima que habrá más precisiones sobre ambos certámenes en las próximas semanas.

Particularmente en el sub 17, se contaba con la presencia de cinco mendocinas: Chiara Singarella, Aldana Barrionuevo y Florencia Fontana (Las Pumas), Catalina Roggerone (Andes Talleres) y Anela Nigito (Independiente Rivadavia), que soñaban con quedar entre las 22 seleccionadas para disputar el Sudamericano. A propósito de esta situación de postergación, Catalina Roggerone nos contó su opinión. “Nos explicaron que porque somos menores más que nada lo postergaron. Pero yo pienso que es lo mismo jugarlo el próximo mes que en enero porque las cosas no van a cambiar de un mes al otro, no le veo mucho sentido a la postergación”, contó la juvenil sub 17. Respecto de las sensaciones y cómo se enteraron relató: “Nuestro técnico nos mandó a cada una la carta de Conmebol que decía de la postergación. Estamos tristes porque se notaban las ganas que teníamos todas de jugar, se quería jugar. Estaba el hambre de ganar. El cuerpo técnico hizo una reunión con las jugadoras y charlamos cómo iba a seguir todo. Sabíamos todas que podía pasar pero nos dijimos todas que las ganas tienen que seguir estando aunque se haya aplazado el sueño de poder clasificar al mundial”.

En referencia a los entrenamientos que venían realizando y los protocolos sostuvo: “Los protocolos se respetaron. Cuando llegamos a Buenos Aires nos hisoparon a todas, y al cuerpo técnico, utileros y a todos los que iban a permanecer en la burbuja del predio de Ezeiza. El reencuentro en el primer entrenamiento fue genial. Extrañábamos la pelota y esas canchas. Entrenamos dos semanas doble turno siempre respetando todo”. Con la información de la suspensión en mano, Roggerone contó que en este momento “cada una está en su  casa, ya cada una retomó los entrenamientos en sus clubes porque sobre todo las de Buenos Aires arrancan los próximos días la Liga profesional así que había que volver”.

Finalmente, la joven futbolista cerró con sus expectativas, con toda una carrera por delante, más allá de las trabas que puedan haber. “Mis expectativas a corto plazo son poder estar en la lista de las 22 que van viajar al Sudamericano, que ojalá se haga en enero, y poder clasificar al Mundial. A largo plazo espero poder ir a jugar afuera y jugar al fútbol hasta que no me den más las piernas”.

Escuchá a continuación la entrevista completa.