Para la nueva jueza de la Suprema Corte, la paridad tiene que existir en las actividades pública y privada

En el sistema judicial local, las mujeres son mayoría, pero los puestos de mayor jerarquía siguen reservados para los varones. Norma Llatser será la tercera jueza de la historia del máximo tribunal mendocino. Afirma que habrá paridad el día que una mujer en un cargo de poder no sea noticia.

Para la nueva jueza de la Suprema Corte, la paridad tiene que existir en las actividades pública y privada

Norma Llatser será la tercera jueza de la historia de la Suprema Corte de Justicia de Mendoza. Foto: senadomendoza.gob.ar

Sociedad

Paridad de género

Unidiversidad

Julia López

Publicado el 23 DE DICIEMBRE DE 2024

El Senado provincial aprobó el pliego de Norma Llatser para ocupar la vacante en la Suprema Corte de Justicia que se producirá con la jubilación de Pedro Llorente, en febrero de 2025. Ella será la tercera mujer en ocupar una banca en el máximo tribunal mendocino. Las otras son Aída Kemelmajer de Carlucci, ya retirada de la función, y María Teresa Day, actualmente en ejercicio. Las mujeres representan más de la mitad de las personas empleadas en el sistema judicial de Argentina, pero ocupan apenas el 25 % de los cargos de mayor jerarquía. “Las cosas están cambiando”, dijo la flamante camarista en diálogo con Unidiversidad, porque se está empezando a valorar a las mujeres por sus capacidades.

Desde 2011, la Oficina de la Mujer de la Corte Suprema de Justicia de la Nación elabora el Mapa de Género de la Justicia Argentina. La herramienta tiene información de cada jurisdicción que permite observar la distribución por género de los cargos de todo el sistema de administración de Justicia del país. De ahí surgen los datos que visibilizan el techo de cristal, es decir, las barreras invisibles –culturales, políticas, económicas– que reservan para los varones los cargos altos, con mayor poder de mando y mejor pagos.

“Siempre han sido hombres”, afirmó Llatser sobre la integración de la Suprema Corte de Mendoza, y el objetivo es lograr que, producto del esfuerzo y la capacidad de las mujeres –a la par de los cambios sociales–, las mujeres sean la mitad o, por qué no, la mayoría. “Vamos a lograr la igualdad cuando no seamos noticia”, dijo. Mientras tanto, una mujer en la Corte sigue siendo una novedad. Lo demuestra la composición de la mayoría de los máximos tribunales provinciales y de la Corte Suprema de Justicia de la Nación, donde, actualmente, son todos varones.

El Mapa de Género no refiere las situaciones individuales, pero sí facilita conocer la situación en las provincias, tanto en cuanto a la composición de la Justicia Federal de cada lugar, como de las justicias provinciales. También se puede comparar la evolución anual. Las mujeres son minoría en los máximos tribunales de casi todas las jurisdicciones; únicamente en Chaco la distribución es paritaria, y solo en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y en Santa Cruz superan la mitad –en ambos lugares, tres de un total de cinco–. Además, en tres provincias –Formosa, Corrientes y La Pampa– no hay ninguna mujer en sus cortes.

En Mendoza, la Suprema Corte de Justicia tiene siete integrantes y, hasta ahora, solo dos en la historia han sido mujeres. Aída Kemelmajer de Carlucci fue la primera, desde 1983 hasta 2010. Le siguieron María Teresa Day, desde 2020, y se sumará la recientemente nombrada Norma Llatser. Es decir que será la primera vez, además, que va a haber dos juezas juntas en el máximo tribunal local. Siguen siendo minoría frente a cinco jueces –Dalmiro Garay, José Valerio, Julio Gómez, Mario Adaro, Omar Palermo–, pero son más que nunca.

La composición actual de la Suprema Corte tiene seis jueces y una jueza. Foto: jusmendoza.gob.ar

¿Cuál es la situación en los demás puestos de los tribunales mendocinos? Eso que el Mapa de Género refleja de la primera línea no se reproduce hacia abajo, lo que vuelve a mostrar que se trata de un ejemplo claro de techo de cristal. Las juezas son mayoría en la magistratura (el 55,1 %) y los jueces son el 44,9 %. En el funcionariado y el personal administrativo, las mujeres son el 69,4 % y el 65,6 % respectivamente, mientras que en el personal de servicio sí son una clara minoría: el 26,5 %.

Esto significa que la Suprema Corte no solo no refleja la composición social –que se aproxima al 50 % de varones y el 50 % de mujeres–, sino que tampoco refleja lo que pasa en el Palacio de Justicia provincial, donde las mujeres representan el 61,3 % del total de personas que trabajan allí (son 2051 de 3346).

“Creo importante la distribución paritaria en todos los órdenes: de los poderes, de la actividad pública y de la actividad privada”, sostuvo Norma Llatser. Para llegar a ciertos cargos, hay que demostrar capacidad que, asegura, las mujeres tienen sobradamente. De hecho, tienen más presencia en las universidades, particularmente en carreras como Derecho e, incluso, en la misma planta laboral del Poder Judicial. La magistrada está convencida de que la presencia y la constancia de las mujeres tiene que ver con que “todo nos ha costado siempre un poco más”.

Incorporar mujeres significa aportar nuevas miradas, ideas e interpretaciones. Eso no significa, por sí mismo, incorporar la perspectiva de género; por eso decidió volver a ser estudiante en una diplomatura sobre el tema en la Universidad del Aconcagua: “Tengo también que deconstruirme y aprender estas cosas que uno no las tiene dadas”, pensó en ese momento.

Hoy cree que esa perspectiva le sirve para escuchar más a las mujeres y ver lo que antes “no se solía ver”. Allí aprendió por qué a las mujeres les pueden pasar ciertas cosas que a los varones no, por qué es importante ponderar sus palabras y citarlas en audiencias, incluso cuando no han sido propuestas como declarantes, en cualquier fuero. “La diplomatura me ayudó a entender otros modos y a lo mejor no tener un análisis tan lineal, y sí más en profundidad”, manifestó Llatser.

Norma Llatser

Según datos que publicó el Senado, Norma Llatser tiene 61 años de edad y 18 de trayectoria en el Poder Judicial de Mendoza. Preside la Asociación de Magistrados desde 2023. Entre 1989 y 2006, cuando ingresó a la magistratura, desarrolló su actividad profesional de manera privada, en estudios jurídicos.

Es magíster y doctora en Derecho del Trabajo y Relaciones Laborales Internacionales por la Universidad Nacional de Tres de Febrero (Untref) y posee una diplomatura en Perspectiva de Género y Diversidad. Además, tiene certificaciones otorgadas por la Fundación Ideal en Compliance, Programas de Integridad y Sistemas de Gestión.

En la actualidad, se desempeña en la Universidad del Aconcagua como docente titular de la cátedra de Derecho Laboral y como coordinadora local de la Maestría en Derecho del Trabajo y Relaciones Laborales Internacionales. También es docente de posgrado en la Untref. Además, ha dictado cursos de derecho laboral, escrito y dirigido publicaciones jurídicas y participado en el Consejo de la Magistratura de Mendoza y San Luis.

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