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Según los empresarios existe una falta de competitividad en el sector. Sin embargo, la lectura de los datos estadísticos indica que la base del reclamo no tiene que ver con la situación económica nacional, sino con el aumento de la rentabilidad para ese sector.
Foto: Web
No anda mal la industria y comercialización del vino. Si se observan los informes mensuales y anuales del Instituto Nacional de Vitivinicultura (INV) se puede observar que el incremento en producción, comercialización y consumo interno, como así también de exportación, es importante y no deja ningún lugar a dudas acerca del crecimiento del sector.
En el informe de diciembre de 2012 del INV se señala que los despachos de consumo interno pasaron de 9.814.095 a 10.047.425 de hectolitros, es decir, una variación positiva de 2,38 por ciento. Otro tanto ha ocurrido con la exportación: se pasó de 3.115.417 de hectolitros vendidos durante el 2011 a 3.650.312 durante el año siguiente.
En términos generales, durante el último año, según señala el informe: “El acumulado anual de las exportaciones totales de vinos creció el 17 por ciento en los hectolitros y el 10 por ciento en los dólares. Subieron el 58% los volúmenes comercializados a granel que representaron el 43 por ciento del total exportado. Mermaron el 2 por ciento los fraccionados que constituyeron el 57 por ciento”.
Será por esto que, durante el agasajo de vendimia realizado el 2 de marzo de 2013, el presidente de Bodegas Argentinas, Juan Carlos Canay, fue bastante moderado en sus opiniones a la hora de referirse a la situación del sector, pese a que desde hace a un tiempo sostienen desde la entidad que existe una falta de competitividad en la producción y comercialización.
“En el encuentro que realizamos esta mañana –dijo el 2 de marzo– se ha hablado un poco de este tema y decíamos que no estamos en el mejor momento pero tampoco estamos en el peor”, explicó Canay, refiriéndose a la situación de la vitivinicultura. Aunque advirtió: “En realidad, lo que yo creo es que nos estamos perdiendo oportunidades de crecer, o sea, la vitivinicultura venía creciendo muy bien en el tema de exportación de vinos embotellados y eso en los últimos dos años se ha detenido”, opinó.
Sin embargo, en contra de lo señalado por el presidente de Bodegas Argentinas, el INV, en un cuadro comparativo entre el mes de diciembre de 2012 y el mismo mes del año anterior, indica: “Subieron el 1,56 por ciento las ventas de vinos fraccionados”. Es decir, en la venta de fraccionado se pasó de 155.799,07 a 158.222,57 de hectolitros, un porcentaje que, si bien no representa un crecimiento exponencial, tampoco un detenimiento ni una disminución como señaló Canay.
Ante la (re)pregunta respecto de la situación de la vitivinicultura, Canay –y más allá de lo citado antes- sinceró algunas estimaciones, indicando: “La vitivinicultura está creciendo y nosotros estamos tratando de trabajar en conjunto con el gobierno para que ese crecimiento se mantenga”, señaló.
En continuidad con lo expresado anteriormente, Canay terminó por advertir lo que en verdad le viene preocupando al sector: la competitividad o –dicho de otra manera- los márgenes de rentabilidad. “Lo que vemos es que tenemos un problemita que es el de la competitividad y deberíamos poder solucionarlo, porque no es tan importante a nivel nacional y creo que sí es muy importante para todo lo que son economías regionales. Entonces quizás, si vamos a los números a nivel nacional se está andando bien, pero cuando vamos al detalle de lo que está ocurriendo en las economías (regionales) no está andando tan bien”.
En relación al tema de la competitividad, no resultaron tan diplomáticas las declaraciones del gerente de Bodegas Argentinas, Juan Carlos Pina. Según el empresario, la mayor preocupación del sector es la pérdida de competitividad. “Tenemos un incremento de costos de un 20 a 25 por ciento en los últimos dos o tres años, eso no es fácil trasladarlo al precio del mercado interno, y por otra parte en el mercado externo, con ese incremento de costos y con un dólar que crece al 5 a 7 por ciento anual, hemos dejado de ser competitivos”, porque, según el gerente, las cajas de 9 litros (12 botellas) que antes exportaban a 20 a 30 dólares, actualmente las tendrían que vender a 33 dólares.
Ante esta “falta de competitividad”, Pina señaló que han solicitado al Gobierno que pague todo lo que “son reintegros a las exportaciones. (…) Además, para mejorar la competitividad, incrementar los reintegros, para que de esta forma tengamos `un dólar más potable´, alguna compensación de fletes –hay otras industrias que tienen compensaciones- y alguna posibilidad de reducir los aportes patronales, lisa y llanamente, que las empresas tienen que hacer al Anses”.
La propuesta empresarial expresada por el gerente de Bodegas Argentinas, en realidad, viene a contramano de los avances que se han producido en materia laboral durante los últimos tiempos: según se señaló en una nota del Diario de Cuyo, a un año de vigencia del Convenio de Corresponsabilidad Gremial “se ha logrado ‘blanquear’ a unos 6.000 trabajadores, que equivalen al 52 por ciento del total que se calcula que ocupan en las cosechas de los viñedos de San Juan y Mendoza”. Un hecho auspicioso que -mal que le pese al sector empresario- también implica un aumento de la población que percibe por derecho los aportes patronales.
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