Pandemia: juguemos en el bosque

Por Roberto Follari, epistemólogo, docente y doctor en Psicología.

Pandemia: juguemos en el bosque

Sociedad

Otras Miradas

Publicado el 17 DE AGOSTO DE 2021

Ha bajado notoriamente el número de contagiados y de muertos en el país. Por supuesto que cada muerte sigue siendo un vacío irreparable para los cercanos, pero en términos estadísticos ya no estamos cerca de los 700 diarios, estamos bien debajo de 300. Es un momento diferente, y se nota en la vivencia social: los cafés lucen más poblados, nos animamos a movernos, las reuniones familiares se hacen frecuentes, vuelven los asados. Vamos recuperando la tan añorada socialidad, ahora los otros no son sólo un cuadro en el zoom. Retornan los cuerpos.

Ojo con la ilusión de que todo pasó y con la creencia de que este retorno de un margen de normalidad es irreversible. No lo sabemos: en Europa, en Estados Unidos o en Israel, padecen una fuerte tercera ola, ahora desde la variante Delta. Pero eso sí, hay baja del número de internados graves: hay muchísimos contagiados, pero ya no muchos de ellos en terapia intensiva y con respiración artificial. Las vacunas han realizado su tarea, y más del 90% de los casos mortales son de personas que no se vacunaron: eso muestra que quienes lo han hecho, cuentan con un  importante margen de inmunidad biológica contra el virus y sus variantes conocidas.

Lo cierto es que nos agarró el fin de semana largo, y esta vez con buen tiempo, con este sol mendocino que nos ha acompañado hasta en los días más fríos: este sol que rechaza las lluvias, y que secretamente colabora a nuestro déficit de agua. El calentamiento global hace estragos en el mundo: sequías, inundaciones, desajustes de temperatura. De los desbordes de ríos, pasó Italia a calores insoportables: casi 50 grados en Sicilia. Y ahora siguen las inundaciones en el norte de Turquía.

El deterioro del planeta ya llama a nuestra puerta. Preocupación que no es tan lejana de la que nos trae la pandemia: el virus surgió de las aglomeraciones de animales para la gran industria de  elaboración de alimentos. Cerdos y aves en poblaciones desmesuradas y hacinadas, son espacio de cultivo perfecto para toda clase de microorganismos nocivos, y muchas veces mortales.

Pero volvamos a nuestro sol, que con el parque, las bodegas, el lago Potrerillos y toda la zona montañosa hasta el Valle de Uco, han sido espacios de expansión del fin de semana largo, y acceso a una condición de vida más aliviada y amable, que empieza a imaginarse como post-pandemia.

Mientras, la tele habla de otras cosas. Una reunión en Olivos que no debió ser, lleva a algunos a pedir un desmesurado juicio político, que desnuda la intencionalidad mezquina de un sector de la oposición. Otros, como el ultramontano Tetaz, desnudan lo poco institucional de sus preocupaciones. El candidato no quiere tal juicio…porque Cristina Fernández podría entonces ser presidenta!!

Pero no es esto de lo que se ha ocupado la población en el fin de semana largo. Ya con más de 35 millones de vacunas en aplicación, con segundas dosis que avanzan en número –una parte de ellas con la Sputnik tan añorada-, y con la disminución de contagios y de agravamientos que la misma vacunación empieza a tener como fruto, el ánimo social comienza a ser otro. Y la expectativa de salir alguna vez de la pandemia empieza a dibujarse como posibilidad concreta.

Pero cuidado, a no ser triunfalistas: hay ya muchos contagiados por la Delta en Córdoba, desde aquel hombre que vino del Perú. Hace rato se acallaron los agoreros que hablaban de los varados: es evidente que las medidas de control de viajeros han sido exitosas. Sólo gracias a ellas es que la Delta aún no se instala con fuerza en el país. Y hay que evitar que se instale: para ello, seguir con cuidados de barbijos, distanciamientos y lavado de manos es imprescindible.

Lentamente se recupera la macroeconomía: en algo los índices de inflación se han atenuado, si bien la mejora en el bolsillo aún se nota poco. Así y todo, aumentaron las ventas por día del niño no sólo en relación a 2020, sino también al último año del gobierno macrista. Y con el sol local y la baja de contagios, el clima social se hace más propicio.

Vana ilusión sería creer que la pandemia terminó: y de nuestro cuidado depende que no vuelva a expandirse. Pero ya el número de casos graves, difícilmente vuelva a los picos de los peores momentos. Vamos bajando la cuesta, como decía Serrat. Lo que no es poco, por cierto.