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21 DE NOVIEMBRE DE 2024
Los pormenores de la investigación.
Temporada: 1
Verónica Gordillo
Publicado el 29 DE JUNIO DE 2016
Las revelaciones de los Panama Papers causaron un cimbronazo mundial: renunciaron primeros ministros y funcionarios, se abrieron cientos de causas judiciales, y políticos y empresarios debieron o deben dar explicaciones. Sin embargo, para la periodista mendocina Marina Walker Guevara, que lideró la investigación, todo se reduce a una historia de inequidad, porque develaron un sistema legal creado por los ricos y poderosos del mundo para esconder su dinero sin dar explicaciones y, sobre todo, para no cumplir las reglas que ellos mismos imponen a millones de ciudadanos.
Desde el 3 de abril, cuando 109 medios de comunicación de todo el mundo publicaron en simultaneó los resultados del trabajo que coordinó el Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación (ICIJ por sus siglas en inglés), Walker Guevara dio muchas charlas en su calidad de codirectora, pero confesó que la última fue distinta. La razón es que volvió al lugar donde se formó, la UNCUYO, donde el rector Daniel Pizzi le entregó un reconocimiento a su trayectoria.
La periodista contó a un nutrido grupo de estudiantes, periodistas, profesores y ciudadanos interesados en la temática la cocina de la investigación en la que participaron 376 profesionales del mundo. Explicó –con una sencillez que sólo se logra con un año de estudio y de trabajo intenso– el mecanismo de los paraísos fiscales y las razones por las que los poderosos del mundo deciden abrir sus empresas ahí, al amparo de las miradas indiscretas.
Walker Guevara aseguró que los paraísos fiscales generan corrupción en una forma mucho más refinada que la de esconder bolsas de dinero en un convento, en alusión al exfuncionario kirchnerista José López. Lo describió como un sistema legal enfermo, que cuenta con la anuencia de los Estados y con un gran cómplice: la banca mundial, que no está dispuesta a perderse un negocio millonario.
La mendocina explicó que en esas especies de islas que son los paraísos fiscales manda el anonimato, no hay impuestos ni regulaciones y se pueden crear por 120 dólares y en 24 horas empresas fantasma, sin empleados, sin dirección y sin que se sepa exactamente quién son sus dueños. Ese sistema tan laxo permite abrir cuentas bancarias anónimas, comprar bienes, lavar activos, depositar el dinero de coimas, todo evadiendo impuestos.
Walker Guevara repitió que todo se reduce a una historia de inequidad. Por eso consideró que el mayor impacto que lograron es que los ciudadanos se interesaran en el tema y entendieran que afecta su vida en forma directa, porque sus líderes les piden hacer sacrificios y cumplir con unas reglas que ellos mismos no están dispuestos a seguir.
La egresa de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales también habló sobre el oficio. Explicó que existe un nuevo paradigma, que impone dejar de lado el modelo tradicional, donde el periodista trabaja solo y se guarda los datos para lograr la primicia, por un trabajo en equipo, colaborativo, que logra un impacto mundial, en lugar de acotar la noticia a un solo país. Y dio la razón para impulsar este cambio: los sistemas criminales trabajan en redes, entonces se necesita otra red para investigarlos y seguirlos, de lo contrario es imposible dimensionar su magnitud.
Otra forma de hacer periodismo
La exredactora de diario Los Andes contó que el puntapié de la investigación fue un mensaje que envió John Doe (el equivalente en Estados Unidos a nuestro Juan Pérez) a dos periodistas del diario alemán Süddeutsche Zeitung, preguntando si les interesaba recibir información de gran impacto; de inmediato contestaron que sí. La fuente puso condiciones –mantener el anonimato y nunca tener un encuentro personal– y les envió 11,5 millones de documentos con datos de 214 mil sociedades offshore creados durante 40 años por el estudio panameño Mossack Fonseca.
La periodista, egresada de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales, explicó la cocina de la investigación.
La cantidad y magnitud de la información llevó a los periodistas alemanes a contactarse con el ICIJ, una red con sede en Washington formada por 185 profesionales de todo el mundo, que llevó adelante investigaciones como las cuentas del HSBC en Suiza (bautizado SwissLeaks), la de compañías fantasma en Luxemburgo, la del mercado ilegal de tejidos humanos y un trabajo sobre los desplazamientos de 4 millones de personas, que provocaron proyectos del Banco Mundial, y que paradójicamente tenían como objetivo su protección.
Walker Guevara contó que trabajaron junto a programadores, ya que sin ellos hubiera sido imposible procesar 11,5 millones de documentos. Crearon una plataforma encriptada para subir los documentos, 35 servidores seguros en Amazon y una especie de Facebook, donde los 400 periodistas que fueron seleccionados en países de todo el mundo pudieran charlar y compartir información y los avances en sus pesquisas.
La periodista describió ese espacio como una especie de diván: sus colegas alrededor del mundo debían guardar el secreto, publicar todos en el mismo momento y sobre todo soportar presiones: a los rusos los persiguieron, el islandés debió renunciar a su trabajo en un diario, los chinos no pudieron firmar las notas porque podía significarles hasta la muerte, a los venezolanos los echaron del diario y los ecuatorianos soportaron una campaña de desprestigio impulsada por el gobierno.
Al encuentro diario en esa plataforma on line se sumaron dos encuentros, uno en Estados Unidos y otro Alemania, donde acordaron líneas de trabajo. Cada uno, en su país, escudriñó cientos de documentos para buscar los nombres de dirigentes, de empresarios y de personalidades con impacto público. Y los encontraron: todos publicaron el 3 de abril la investigación que involucró a 200 mil empresas y a 74 líderes políticos mundiales, además de figuras reconocidas del deporte y el espectáculo.
Walker Guevara explicó que la primera condición de la investigación fue lograr precisión, chequear los datos, simplemente porque un error significaría cuestionamientos que podían poner en duda todo el trabajo de un año. Además, los periodistas dieron derecho a réplica a quienes aparecían como integrantes de sociedades, aunque la mayoría de los aludidos –sobre todo políticos– optaron por enredarse en explicaciones inexplicables sobre por qué escondieron su dinero en un paraíso fiscal.
La investigación argentina
La exestudiante de la UNCUYO habló sobre la investigación local y agradeció la labor de los colegas argentinos que participaron: Hugo Alconada Mon, del diario La Nación; Mariel Fitz Patrick, de Canal 13; Santiago O'Donnell, de Página 12, y Sandra Crucianelli. Ellos rastrearon a los 570 argentinos –personas y empresas– que tienen cuentas en paraísos fiscales, entre los que descubrieron nada menos que al presidente Mauricio Macri; al intendente de Lanús y exfuncionario del gobierno porteño, Néstor Grindetti; al secretario privado de Néstor Kirchner, Daniel Muñoz, y al futbolista Lionel Messi, todos investigados por la Justicia.
Walker Guevara subrayó que le asombró encontrar a tantos políticos entre quienes esconden su dinero: 74 en todo el mundo. Y dijo que los paraísos fiscales no discriminan color político: hay dirigentes de derecha y de izquierda.
La periodista aportó otro dato: explicó que fue interesante analizar qué estaba pasando en un país o en la vida de una persona cuando creaba una empresa en un paraíso fiscal. Sólo como ejemplo, contó que cuando Messi y su padre abrieron la sociedad Mega Star Enterprises Inc, la Justicia había imputado al deportista por evadir impuestos. Es decir, señaló, que existe un sistema que los ayuda a esconder el dinero cuando están en problemas.
Walker Guevara reconoció que el sistema es legal, pero invitó a los presentes a preguntarse si eso era suficiente razón para aceptarlo, cuando a las claras es inequitativo e injusto porque sólo lo puede utilizar un grupo ínfimo de poderosos.
La periodista contó que luego de que se publicó la investigación e incluso de que los ciudadanos tuvieron acceso a algunos datos a través de una plataforma digital rompió el silencio John Doe, la fuente anónima. Escribió un manifiesto, donde aseguró que el mayor problema de la época es la inequidad en el ingreso, que no trabaja para ningún Gobierno y no está dispuesto a ayudarlos con información hasta que no existan las garantías de protección.
Desde 20 países llegaron pedidos al Consorcio para que les entregaran la información. La respuesta fue siempre la misma: que deben utilizar sus propias herramientas para conseguirlas, porque no son el brazo de ningún gobierno, y porque muchos de los datos los tenían, pero no hicieron nada con ellos.
La periodista se esperanzó con la actuación de la Justicia luego de publicada la investigación y sobre todo con la posibilidad de que los ciudadanos exijan transparencia a sus dirigentes y explicaciones coherentes de por qué escondieron su dinero.
Información pública
Luego comenzó la ronda de preguntas, que fueron variadas: desde cómo protegieron a los periodistas hasta los cambios que produjo la investigación, y algunos cuestionamientos que se repitieron en los distintos artículos luego de publicada la investigación, especialmente quién financia al Consorcio, cómo seleccionaron a los colaboradores y por qué no publicaron antes de las elecciones en Argentina que el entonces candidato Mauricio Macri tenía una empresa con su padre y un hermano en un paraíso fiscal.
Walker Guevara contestó cada una de las inquietudes. Dijo que algunos periodistas corrieron gran riesgo personal, que otros fueron despedidos y que el mayor riesgo para el Consorcio son los posibles juicios, porque mientras para un dirigente no significa un costo importante, a ellos les distraería tiempo y dinero. También defendió el trabajo de los colaboradores argentinos; dijo que no se entrometen en la línea editorial de los medios sino que ellos deciden qué publican, y recalcó que no sacaron la información antes de las elecciones en Argentina porque el acuerdo desde el principio fue hacerlo en conjunto el 3 de abril.
Para la mendocina, que vive en Estados Unidos desde hace 12 años, los periodistas seguirán encontrando datos importantes en los cientos de documentos que aportó una fuente anónima. Pero recalcó que lo más importante es sacar a la luz una historia de inequidad, un sistema al que sólo acceden los ricos y poderosos del mundo y que perjudica a millones de ciudadanos.
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