El hecho ocurrió en Nueva York, pero sienta precedentes sobre una realidad que se extiende a nivel mundial. Cada vez son más los jóvenes que no estudian ni trabajan, o que a pesar de contar con ingresos propios se niegan a dejar la casa de sus padres sin importar su edad. Pero el caso de Michael Rotondo llegó a su punto límite.

Christina y Mark Rotondo son los padres de Michael, un millennial de 30 años que vivía con ellos sin colaborar en los gastos del hogar y se negaba a abandonar la casa a pesar de la insistencia de las dos personas que le dieron vida. Acorralados por la impotencia de ser víctimas de su hijo, las dos cabezas de familia acudieron a la Justicia para que se emitiera una orden desalojo sobre él.

Christina y Mark tienen su casa en Nueva York. Durante ocho años habían intentado encausar la vida de su hijo Michael. Por un tiempo le habían impuesto la condición de conseguir empleo y seguro médico, pero el treintañero siempre se negó a hacerlo. Por ello es que ambos padres tomaron la decisión de buscar un desenlace jurídico al problema.

Lo cierto es que Michael siempre tenía una excusa para no escuchar a sus padres. El principal argumento que esgrimía se refería a su hijo, cuya custodia había perdido por no tener los medios suficientes para mantenerlo. Al ser interpelado para que obtuviera un empleo, él contestaba que no tenía tiempo, ya que estaba abocado a recuperarlo.

Los Rotondo, al ver que su hijo no ayudaba en el hogar ni tenía pensado trabajar a pesar de sus tres décadas de edad, comenzaron a tomar medidas al respecto. Primero dejaron de servirle comida, luego cortaron el servicio de celular que le pagaban y finalmente le prohibieron lavar su ropa en las máquinas de la propiedad.

Antes de acudir a la Justicia, Christina y Mark le habían enviado cinco cartas en las cuales le advertían sobre su situación y le daban consejos, dinero y hasta ofrecían asistencia. Rotondo siempre se negó a recibir la ayuda paterna, mencionando que, de hacerlo, podría perder el ingreso social que percibía por haberse inscripto como "pobre".

"Después de una discusión con tu madre, hemos decidido que debes dejar esta casa de inmediato. Tienes 14 días. No se te permitirá retornar. Tomaremos las acciones que fueran necesarias para respaldar esta decisión", decía la primera de esas cartas, fechada el 2 de febrero.

Las siguientes cartas llegaron incluso con dinero adjunto. Una  ayuda de $ 1100 para encontrar un apartamento acorde y vender sus objetos de valor. "Hay trabajos disponibles incluso para alguien como tú, que no tiene un buen historial laboral", le explicaban sus padres.

La corte neoyorquina finalmente falló en contra de Michael. Sin embargo, el joven de 30 años aún sostiene públicamente que sus padres no le dieron suficientes argumentos por los cuales debía abandonar su hogar. Allí se sentía cómodo y con plenos derechos. De hecho, en diálogo con el diario inglés Daily Mail, el ahora ni-ni más famoso del mundo dijo sentirse una víctima de "grupos conservadores" por ser un "millennial liberal".