Al parecer, la cifra que estaría debiendo Franco Macri al Estado argentino oscila entre 296 y 70 mil millones de pesos, dependiendo de la fuente. El hecho de que haya una diferencia de más de doscientas veces entre un monto y el otro indicaría que quizá algo no está siendo contado de la manera que corresponde.

Se podría decir que desde sectores afines a la expresidenta en los que usualmente (con lógica que comparto) exigen apartar a los hijos de las críticas que se hacen a su madre, por otro lado de repente quieren culpar al hijo, el actual Presidente, por acciones del padre; se contradice así la lógica más simple si de legalidad hablamos, pero se tiene un entendimiento supremo de lo que el ciudadano promedio supone, tanto en el caso del Presidente como de la ex, y que puede resumirse como “de tal palo, tal astilla”.

El cálculo de los 70 mil millones de deuda del padre del Presidente tiene otros ribetes interesantes: quienes negaron la existencia de inflación durante la supuesta “década ganada”, de repente cuentan todos los intereses y extrapolan, más de quince años adelante, valores siderales, con el objeto de llegar al famoso número que sería lo que este señor debería pagar en 2033, para convencernos hoy de que es eso lo que nos debe.

Pero en definitiva, lo que la ley marca para don Franco, y para cualquier empresario que esté en las mismas condiciones (según opinión del economista Martín Tetaz, reflejada en redes sociales), es que nos debe lo mismo que hace 15 años atrás, esto es, menos de trescientos millones de pesos. De esta forma, y según el economista, la principal pérdida de fondos del erario público se produce en este caso porque fue el gobierno anterior el que no homologó un acuerdo con el empresario, lo que le permitió “licuar” su deuda.

Aunque, más allá de si la culpa es K o PRO, lo importante es que el Estado, es decir, los docentes, los policías, los médicos, usted y yo, perdimos y perdemos plata cada día que no se llega a un acuerdo, ya sea porque la presidenta negaba trato al empresario o porque el padre del Presidente se dejaba negar para seguir ganando la diferencia. Porque según don Tetaz, economista de cabecera de esta nota, si don Franco hubiera puesto en el banco en aquella oportunidad los 296 millones, hoy tendría en su cuenta alrededor de $ 3818 millones… de los que nos sigue debiendo solo 296.

Si a esto le sumamos que éste no debe ser el único empresario que se presenta en quiebra y, con complicidad por acción u omisión de funcionarios, deja pasar los años, tendremos a la vista otro más de los motivos por los cuales, en este país generoso, los fondos públicos siguen sin alcanzar.

Porque, en definitiva, más allá de decir “¡Qué barbaridad!” (como decía Susanita, de Mafalda, ante los problemas sociales, para luego desentenderse y seguir jugando), lo realmente preocupante es que hay empresarios que siempre ganan, con soporte de dirigentes amigos o no tanto, pero siempre ganan. Y esto ya no es política, son negocios. Y los que pagan los platos rotos, siempre son los mismos. Qué barbaridad…