Only Fans, contenido erótico virtual: ¿empoderamiento o explotación sexual?

Esta plataforma permite el intercambio de imágenes y videos por dinero, lo que instaló debates en torno a la mercantilización de los cuerpos y la libre elección.

Only Fans, contenido erótico virtual: ¿empoderamiento o explotación sexual?

Foto: Pixabay.

Sociedad

Sexo, género y diversidad

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Unidiversidad / Florencia Martinez del Rio

Publicado el 07 DE MAYO DE 2021

Only Fans, la plataforma que permite el intercambio de contenido erótico y pornográfico por una suscripción mensual, tuvo durante la pandemia de coronavirus un crecimiento exponencial debido, en parte, a la crisis económica. ¿Se trata de libre elección y empoderamiento de las mujeres, o estamos ante una nueva forma de explotación sexual? La opinión de una investigadora, de activistas feministas y de una trabajadora sexual.

En 2016, el británico Tim Stokely creó Only Fans, un servicio de suscripción en el que creadores de contenido pueden ganar dinero de las y los usuarios que se suscriben a su perfil. La plataforma, en sus inicios, estaba dirigida a youtubers e influencers que desearan ofrecer un contenido premium a cambio de un pago mensual, similar a lo que permiten otras páginas, como Patreon.

Esa exclusividad para los y las usuarias, más la posibilidad de subir cualquier tipo de contenido, ya sean fotos, videos o transmisiones en vivo, sin la censura que existe en redes como Facebook, Instagram, TikTok o Twitter, hizo que comenzaran a cargarse imágenes eróticas y pornográficas, que se convirtieron en la principal oferta de la plataforma. De hecho, no solo no las detiene sino que las alienta. 

María es trabajadora sexual y activista feminista. Ella sube contenidos a Only Fans y otras plataformas similares. En diálogo con Unidiversidad, contó cómo llegó a este sitio y la manera en la que funciona: “Las trabajadoras sexuales fuimos censuradas en la plataforma Patreon y hubo una migración masiva a este sitio, que comenzó a hacerse cada vez más popular gracias a nosotras”. 

Durante la pandemia de coronavirus en 2020, Only Fans tuvo un crecimiento exponencial. Tanto es así que se ubicó entre los términos más buscados del año en Google en distintos países. Según datos de la propia plataforma, en febrero de 2021 contaban con más de 100 millones de usuarios en todo el mundo, de los cuales un millón y medio son creadores de contenido. Además, el número de cuentas nuevas está en constante aumento con alrededor de 500 000 por mes, según un artículo de Bloomberg.

Ahora bien, Only Fans brinda la posibilidad de tener ingresos desde cualquier parte del mundo y en dólares, lo que atrajo a trabajadoras sexuales, actrices porno y otras mujeres que encontraron a través de su cuerpo una forma de ganar dinero. Basta con escribir el nombre de la plataforma en los buscadores de las redes sociales más utilizadas para ver las publicaciones de chicas y chicos que promocionan sus cuentas para conseguir suscriptores. 

Si bien lo que se conoce como prostitución y trabajo sexual, al igual que la pornografía, genera hace tiempo debates al interior de los movimientos de mujeres, nunca antes se había dado esta “democratización” de los contenidos eróticos y sexuales a través de internet. Por eso, las discusiones giran en torno a la categorización de este tipo de actividades, a si deben considerarse formas de explotación sexual, trabajo o prostitución.

 

Mercado sexual

La antropóloga e investigadora del Conicet Cecilia Varela comentó a Unidiversidad que lo que sucede en Only Fans puede considerarse mercado sexual, ya que este existe en tanto y en cuanto haya un intercambio de un servicio erótico o sexual por un bien económico, pero prefirió no hablar de “prostitución” porque “es el nombre del estigma”.

Desde esta perspectiva amplia de lo que es mercado sexual, se considera que la retribución económica puede tomar la forma de dinero o no, y que la definición anteriormente explicada es independiente de las visiones que tengan las y los participantes de esos intercambios. Es decir que puede haber personas que se piensan como trabajadoras sexuales y clientes, pero también muchas otras que no.

“De un arco muy amplio de intercambios sexoeconómicos, solo una parte son connotados negativamente (como la prostitución), pero este mercado es mucho más amplio. Hay un montón de actividades que no están connotadas negativamente y son trabajo sexual”, explicó Varela, especialista en antropología jurídica, género y comercio sexual.

Además de la pornografía, las webcamers y las performances eróticas y sexualidadas, que se dan, por ejemplo, en los boliches, esta visión incluye también como trabajo sexual al matrimonio y a las relaciones sexoafectivas que suponen alguna expectativa de retorno económico a corto o largo plazo. Al respecto, la investigadora del Instituto de Investigaciones de Ciencias Antropológicas de la Universidad de Buenos Aires (UBA) señaló: “Hay personas que no se piensan como trabajadoras sexuales, pero para nosotras son formas del mercado sexual, y son un universo más amplio que las que sí se reconocen como tales”. 

Para el movimiento feminista abolicionista de Mendoza, Only Fans es una institución proxeneta, un sistema que se basa en la dominación de las mujeres, a través de la apropiación de sus cuerpos, por parte de los hombres. “Claramente, estamos frente al mismísimo patriarcado, intentando disfrazar el proxenetismo como algo asimilable a cualquier tipo de emprendimiento”, afirmaron a Unidiversidad las activistas Maria José Mensegues y Denise Quiroga.

Que el contenido más visto sea el erótico y el pornográfico no es casualidad, sostuvieron. Consideran que esto se da en el contexto de un sistema patriarcal en el que la sexualidad es vista como un producto de consumo, donde los cuerpos de las mujeres son mercantilizables como objetos al servicio del placer masculino. “Se disfraza de una alternativa de “libre elección individual”, como todo discurso individualista y neoliberal, para seguir mercantilizando y violentando nuestros cuerpos. Debemos entender de dónde nace y que no es culpa de las mujeres responder desde la autocosificación, más bien es una consecuencia de la colonización sexual patriarcal”, dijo Mensegues.

Para la activista feminista, “por mucho que se ponga el nombre de 'alternativa' o 'libre elección', toda esa 'nueva' pornografía es igual de misógina que la que ya conocemos”. “Nuestra sexualidad solo nos pertenece a nosotras, no es un producto de intercambio a desprender de nuestros cuerpos para poner a disposición de cualquier varón”, agregó.

El negocio de Only Fans

Abrir una cuenta es sencillo: solo hay que crear un perfil y configurarlo para que sea de contenido gratuito o pago. El usuario debe suscribirse al perfil que desee y abonar una cuota mensual que tiene un valor mínimo de USD 4,99. Sin embargo, aunque parezca lo contrario, ganar dinero no es fácil. La plataforma se queda con el 20 % de cada transacción, por lo que el “éxito” dependerá de la cantidad de contenido que se suba y de seguidores a los que se llegue. “Cuanto más publique, más incentivo habrá para que sus fans se suscriban y permanezcan suscriptos a su perfil”, advierte la misma plataforma. 

Es aquí cuando el servicio de pago extra toma protagonismo. No solo se trata de subir contenido por un precio mensual, ya que también un fan/suscriptor puede acceder a salas de chats, mensajes privados o streamings al realizar un pago adicional. Además, puede pedir un video específico, con una pose especial, un fetiche, etcétera.

“Es muy similar a otras redes sociales, como Instagram, entonces eso crea familiaridad y a las personas que se suscriben les parece bastante fácil de usar. Para que alguien te siga en tu cuenta, tiene que ingresar su tarjeta de crédito, lo que hace que las ventas de tu contenido sean más posibles que en otros sitios y a la vez más accesibles, creando también una sensación de intimidad y conexión con performers o personas. Es más cercano que en redes sociales, ya que todo está detrás de una pared de pago”, explicó María.

El apogeo de la plataforma llegó con los confinamientos derivados de la emergencia sanitaria de la COVID-19. En 2020, Only Fans recaudó USD 2000 millones. En abril de ese año, los usuarios registrados se incrementaron más del 50 %. Para Mensegues, “muchas mujeres migraron desde las ya conocidas formas de prostitución a esta plataforma, ya que desde que ocurrió la pandemia, no podían hacer dinero de la forma habitual, lo que les permitió realizar “espectáculos” privados para su clientela”.

 

La visión de una trabajadora sexual

La trabajadora sexual contó que en Only Fans hay muchas personas, no solo mujeres, que antes no se dedicaban al comercio sexual. La popularidad del sitio ya estaba en alza, pero la cuarentena y la crisis económica derivada de la COVID-19 hizo que muchísimas personas se unieran. “Ven un potencial en la venta de contenido erótico, a la vez que está más normalizado que otras formas de trabajo sexual y ya forma parte de la cultura pop: Beyonce nombra a Only Fans en una de sus últimas canciones y cientos de actrices, cantantes y modelos se han unido, muchas no vendiendo contenido explícito, pero sí validando la plataforma”, comentó.

En cuanto a los problemas económicos como causal, María opinó que siempre que hay una crisis, la cantidad de personas dedicándose al trabajo sexual aumenta, ya sea por la imposibilidad de acceder a otros trabajos o porque se pierden ingresos y se necesita algo extra. “Only Fans se ve desde afuera como algo que lo puede hacer cualquiera, aunque no sea así y sea más trabajo de lo que la gente imagina”, señaló.

Sobre las visiones en contra de esta plataforma, María fue clara: “Me da un poco igual la lectura moral y parcial que hacen ciertos sectores del feminismo sobre Only Fans. En todo trabajo hay explotación y no creo para nada problemático que las mujeres se den cuenta de que vivimos en una sociedad que nos sexualiza, reclamarlo y cobrar por ello”. Para ella, existen otras problemáticas más importantes de las que hablar antes que debatir si Only Fans es explotación o empoderamiento: “A las trabajadoras sexuales, ese debate nos importa muy poco. Nos importa más que haya personas que son despedidas de sus trabajos cuando descubren que tienen un Only Fans, que haya personas a las que les roban su contenido, que las exponen con su nombre real y que esto se use para venganzas o amenazas. Nos importa seguir visibilizando que no contamos con derechos reconocidos y que si nos sucede algo, tanto en esta plataforma como en otras formas de trabajo, no tenemos ningún tipo de seguridad ni ayuda del Estado”.

Acerca de quienes están en esta actividad sin desearlo, María aseguró: “Claro que me preocupa que haya mujeres que estén en Only Fans porque no tienen trabajo o que estén en el trabajo sexual queriendo hacer otra cosa, pero ese no es un problema del trabajo sexual en sí, sino una problemática vinculada a la pobreza, a la falta de oportunidades y a la brecha de género. Es el Estado el que tiene que dar una respuesta”.


Menores de edad

Un informe dirigido por la cadena británica BBC sobre la plataforma mostró que era posible eludir el proceso de verificación de edad y que se encontró un alto porcentaje de menores de 18 años. Algunas de las chicas que hablaron con los investigadores admitieron abiertamente que habían utilizado la identificación de otra persona para obtener una cuenta. En el documental #Nudes4Sale de la BBC, usaron un software de reconocimiento de edad para analizar en un día 7728 perfiles y el resultado fue que por lo menos un tercio de ellos pertenecían a chicas y chicos de menos de 18 años.

“La creación y aceptación de este tipo de plataformas solo reafirma la cultura de la violación que cada vez busca niñas más jóvenes para arrastrarlas a ello”, sostuvieron las activistas mendocinas, que plantearon que es fundamental que en espacios de mujeres se den estos debates para discutir sobre la realidad de estas plataformas, a las que definieron como “nuevas técnicas de explotación ideadas por el patriarcado capitalista”. 

En este sentido, señalaron que desde el feminismo hace décadas que se cuestionan las lógicas de la sexualidad masculina. En ellas, la base está en la jerarquía y las dinámicas de poder/dominio y cosificación de las mujeres y niñas, a quienes se socializa para erotizar. “Esto responde a una colonización sexual que nos prepara a las mujeres para asumir lugares degradantes, erotizarlos y justificarlos desde las premisas neoliberales del deseo y el consentimiento individual”, agregaron.

En palabras de Mensegues y Quiroga, la cultura masculina y heterosexual, una vez más, logra anteponerse ante la mirada crítica del feminismo: "Estas técnicas no funcionarían sin el apoyo del lobby proxeneta, que respalda la idea de la explotación sexual, violación paga, como trabajo. Debemos atrevernos a cuestionar por qué los hombres buscan ver contenido donde se cosifica a mujeres y niñas. ¿Por qué nuestro cuerpo siempre debe estar a disposición de los hombres?”.

 

Sospechas contra el propietario de Only Fans

Un artículo del New York Times advirtió sospechas sobre Leonid Radvinsky, propietario de la plataforma desde 2018, respecto de la procedencia del dinero utilizado para crear OnlyFans. “Bancos con sede en diferentes países del mundo presentaron informes sobre actividades sospechosas con transacciones que suman casi USD 1000 millones. Si bien pudo haber alcanzado la fama gracias a la explotación sexual de Only Fans, Radvinsky ha sido parte del proxenetismo durante mucho tiempo. Su primer sitio web fue MyFreeCams”, contó Mensegues.

 

Modelos de gobierno de la prostitución

Cecilia Varela es autora de diversos artículos sobre la campaña antitrata en Argentina y los procesos judiciales por trata de personas; además, junto a Deborah Daich, escribió Los feminismos en la encrucijada del punitivismo. Ella explicó cuáles son los cuatro modelos de gobierno que existen en lo que se denomina prostitución. 

Uno es el abolicionismo, que plantea que hay que combatir la explotación de la prostitución y rechaza cualquier forma de reglamentación de esta. “En los últimos tiempos, empezó a mostrar algunas variantes, el neoabolicionismo, que propone también la penalización de los clientes”, comentó Varela. Otro es el reglamentarismo. Se trata de la producción de límites espaciales para la realización del trabajo sexual y controles sanitarios sobre las personas, pero este modelo no reconoce ciudadanas y cuidadanos sujetos de derechos, explicó la antropóloga, que además señaló que este modelo existió en la Argentina a fines del siglo 19 y principios del siglo 20. 

Existe también el modelo prohibicionista, por ejemplo, el de Estados Unidos, donde la prostitución está penalizada en su ejercicio. Además, hay una cuarta postura, la de las organizaciones de trabajadoras sexuales, que no está orientada a la producción de controles sobre el ejercicio del trabajo sexual, sino a la despenalización y reconocimiento de derechos. “Plantea la cuestión de los derechos laborales de las trabajadoras y la despenalización del mercado. Este modelo supone que tienen que tener los mismos derechos que el resto. No tiene nada que ver con el reglamentarismo”, indicó Varela.

 

La situación en Argentina

La investigadora señaló que estos modelos no existen puros en la realidad, sino que las normativas coexisten. “Se planeta que Argentina es abolicionista y eso es algo muy relativo. Tal vez sí en los últimos años porque se institucionalizaron muchas políticas abolicionistas, pero antes de 2008, el mosaico es muy complejo, con leyes a nivel nacional que se suponían abolicionistas pero con municipios que tenían reglamentada la prostitución, incluso con controles sanitarios a las trabajadoras. Es decir, una combinatoria de modelos”, detalló.

En la última década, destacó Varela, las reglamentaciones fueron desapareciendo y se institucionalizaron más políticas abolicionistas. En Mendoza se aplica algo cercano al modelo sueco, que es la penalización del cliente, explicó.

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