Nuevos disturbios empañaron este viernes 07 de julio, por segundo día consecutivo, la cumbre del G20 en Hamburgo. En medio del encuentro de líderes mundiales los enfrentamientos entre la policía alemana y los manifestantes antiglobalización dejó un balance de 159 policías heridos y vehículos en llamas. Las manifestaciones se dieron en simultáneo con el primer encuentro cara a cara entre el presidente estadounidense Donald Trump y su par ruso Vladimir Putin. 

Según lo que publicó el portal Infobae las autoridades de esta ciudad del norte de Alemania pidieron refuerzos al contingente actual, formado por unos 19.000 efectivos. En este sentido la canciller alemana Angela Merkel consideró que las manifestaciones eran "inaceptables" y lamentó las agresiones sufridas por agentes policiales.

"Las manifestaciones violentas ponen en peligro vidas humanas", añadió, en su calidad de anfitriona de la reunión de los líderes de las principales potencias industriales y países emergentes. En sentido parecido se pronunció el presidente del país, el socialdemócrata Frank-Walter Steinmeier, quien como Merkel agradeció la labor desarrollada por los agentes.

La canciller reiteró su "comprensión" hacia las marchas de signo pacífico que se desarrollan estos días en Hamburgo. Desde su Gobierno insistieron en que la crítica al G20 es "bienvenida" siempre que sea pacífica, en un claro mensaje de normalidad democrática en un país donde se garantiza la libertad de expresión, frente a la situación de otros miembros del grupo.

Una semana agitada

Estaba claro que la cumbre suponía un desafío logístico y policial, con invitados incómodos para la izquierda radical como Trump y una veintena de actos de protesta de distinto orden, desde imaginativas acciones en formato artístico o festivo a la posible presencia de hasta 8.000 extremistas o antisistema. Ya el martes 04 la Policía empleó cañones de agua a presión contra jóvenes que pretendían pernoctar en una "acampada anticapitalista", lo que, a juicio de sus organizadores, fue una reacción desproporcionada.

El miércoles 05 la situación empeoró, al detectarse la presencia mil personas con capuchas en la manifestación bautizada como "Welcome to hell", ante los que se actuó con contundencia.

"La presencia de personas enmascaradas está prohibida. No es un capricho. Son razones de seguridad, también para el resto de manifestantes. Los rostros de quienes están ahí deben ser reconocibles", comentó a Efe Timo Zuill, portavoz de la policía local.

Los altercados se prolongaron durante el jueves 06 hasta pasada la medianoche y se reprodujeron a primera hora de la mañana de este viernes. Allí grupos de entre 200 y 600 manifestantes prosiguieron durante todo el día con sentadas para tratar de bloquear los accesos al centro de congresos donde tiene lugar la cumbre.