La mega subasta y el fetichismo de la mercancía

El remate organizado por el Banco Ciudad dejó la sensación de que la apuesta de las subastas tiene un atractivo semejante a la del juego. De hecho, muchos participantes compraron productos por igual o más valor que el que les permitiría adquirirlos en los comercios mendocinos.

La mega subasta y el fetichismo de la mercancía

La primera jornada del remate de Banco Ciudad dejó un gusto amargo a quienes no pudieron adquirir lo que iban a buscar, o bien no lo compraron al bajo precio que esperaban encontrar. Foto: Victoria Gaitán.

Sociedad

Unidiversidad

Milagros Martín Varela

Publicado el 14 DE SEPTIEMBRE DE 2017

En la subasta de mercadería incautada en las aduanas, organizada por el Banco Ciudad, quedó manifiesta la complejidad del deseo de ganar y consumir se trata. Es que en algunos casos, en el remate que se realiza en la Bodega del Centenario de Guaymallén se llegaron a vender productos al mismo o a mayor precio que lo que saldría comprarlos en Chile o, incluso, en el mercado local.

A modo de ejemplo, hubo una serie de teléfonos inteligentes marca iPhone 7 Plus que, en el remate, se tenían un precio base de $ 5300 y se vendieron a $ 17 000. Estos equipos venían sin cargador ni garantía, el precio no incluía impuestos y, en el caso de lo que se subastó el lunes, había que ir a buscar los productos a San Juan. En Mercado Libre, el mismo teléfono nuevo (con todo el equipo incluido) cuesta $ 18 000 sin el envío. Este caso deja la sensación de que en determinadas situaciones, como puede ser una subasta, el límite entre el “hacer negocio” y lo que no conviene se vuelve difuso. Lo mismo ocurre en otros casos, como podría ser el juego.

El psiquiatra del Programa Juego Responsable del Instituto Provincial de Juegos y Casinos (IPJyC), Edgardo Alcuten, explicó que lo más importante que tienen en común el juego y los remates es que son dos prácticas que tienen su auge en determinado contexto social. Si bien hay modelos explicativos en términos biológicos, dijo el referente, desde su punto de vista, son fenómenos cuya complejidad no se puede abordar si se los descontextualiza de una cultura globalizada y de las imposiciones del capitalismo.

A lo que se refiere el especialista es al fetichismo de la mercancía y a la concepción cultural que indica que el éxito equivale a la tenencia de dinero y a la posesión de objetos de “última generación”. Pero, en última instancia, no son los jugadores o los apostadores los que sacan ventaja.

“Estas situaciones tienen que ver con un fenómeno social, con algo inconsciente, en el que se encuentra satisfacción en el consumo y en pensar que uno es el más vivo”, aseguró Alcuten. “Es como si esto fuera una jungla y todos fuéramos lobos”, dijo metafóricamente sobre la sociedad en general, y específicamente sobre esos ambientes que se generan en una sala de juegos o en un remate.

El psiquiatra explicó que en esos microcontextos suele darse una enajenación de la persona en la que pierde de vista hasta dónde conviene o no lo que está haciendo y es en ese momento en el que la mercancía adquiere la forma de fetiche. Un apostador no ve a un caballo corriendo una carrera como lo que es, sino que en el momento en el que apostó, lo que representa es ganancia, dinero. Lo mismo ocurre en un tragamonedas o en una subasta.

 

En las dos primeras jornadas del remate se recaudaron alrededor de 6,5 millones de pesos. Foto: Victoria Gaitán.

Si bien Alcuten remarcó la imposibilidad de analizar estos comportamientos sin tener en cuenta el contexto social, comentó que existe un modelo explicativo desde el punto de vista biológico, denominado "sistema de recompensa cerebral". Este pretende explicar la sensación de gratificación que producen situaciones de supervivencia básica, como puede ser la comida, el agua o las relaciones sexuales, entre otras. El médico consideró que algo similar es lo que puede generarse al apostar. No obstante, destacó que “la neurociencia está lejos de poder explicar los fenómenos” dejando de lado los factores sociales.

Por otro lado, Santiago Debé, actual director del Observatorio Nacional de la República Argentina y extitular del Colegio de Corredores Inmobiliarios y Martilleros Públicos, también consideró que hay una conexión entre el comportamiento de los apostadores en el juego y en las subastas. Estas últimas suelen ser atractivas porque las personas van con la idea de que se puede comprar algo caro con poco dinero, pero no se tiene en cuenta que el resultado puede ser exactamente el opuesto.

Para este referente, existe una “psicosis” en el ámbito de las subastas porque los apostadores se desesperan por intervenir y comprar; de lo contrario, se quedan con la sensación de haber perdido el tiempo. En esa psicosis colectiva que se genera, se pierden de vista algunos detalles: por ejemplo, que los dispositivos tecnológicos y los electrodomésticos –entre otros– no tienen garantía, no se sabe en qué estado están, se deben pagar impuestos y, en el caso de la primera jornada del Banco Ciudad, había que considerar el viaje para ir a buscar el producto a San Juan.

El especialista aseguró que las subastas “tienen algo del juego, porque se gana o se pierde”. Además, el consumismo produce cierta sensación de satisfacción, y esta se incrementa cuando –sin hacer cuentas– pensamos que estamos adquiriendo algo a menor costo del que tendría en el mercado. Pero como dijo Debé, “no hay juego que se haga en beneficio del apostador”.

 

El remate de la Aduana recaudó 9,5 millones de pesos

La Dirección General de Aduanas subastó, a través del Banco Ciudad, 720 lotes que contenían desde indumentaria hasta autos.

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