No todo es sexo: asexualidad, una orientación repleta de mitos
No es celibato ni abstinencia, y tampoco es una enfermedad. Yanina, Pupi y Nicolás, integrantes de Agrup.As, dialogaron con Unidiversidad y explicaron cómo vivencian la asexualidad.
Foto: Agrup.As
Ángeles Balderrama
Publicado el 28 DE JUNIO DE 2021
A pesar de lo que se diga en internet, la asexualidad no es una moda, ni celibato ni trastorno. Tal vez, cuando hablamos sobre este tema, lo primero que se viene a la mente son un conjunto de personas que no quieren tener sexo; sin embargo, aunque en algunos casos es cierta esta aproximación, la asexualidad abarca unas serie de grises. Yanina, Pupi y Nicolás, integrantes de la Agrupación de Pluralidades Asexuales (Agrup.As), dialogaron con Unidiversidad para explicar cómo vivencian la asexualidad y cuáles son los tabúes frecuentes.
“Tuve parejas durante la adolescencia e intentaba estirar el tiempo para que el momento de tener relaciones sexuales no llegara tan rápido. Cuando ya no se podía estirar más, les decía que no quería tenerlas, o sí las tenía para complacer a la otra persona. En ambos casos me sentía mal porque, al decirles que no, me sentía culpable, y al ceder frente a algo que yo no quería, también me hacía sentir mal conmigo misma”, expresó Yanina (31), que descubrió que era asexual hace cuatro años, cuando escuchaba un programa de radio.
La asexualidad es una orientación sexual que se caracteriza por la falta de atracción sexual hacia otra persona o por el hecho de sentirla en determinadas ocasiones y circunstancias. La llamada cuarta orientación (luego de heterosexuales, homosexuales y bisexuales) reúne a un conjunto de identidades que presentan vivencias en común, pero que cada persona experimenta de diferentes formas.
“Yo entiendo a la asexualidad como un punto intermedio en el que podemos charlar sobre experiencias en común, pero que no necesariamente son iguales. Si yo hablo de asexualidad con una persona que también es asexual, quizás no son experiencias idénticas, pero hay un factor en común que es el lugar en donde nos paramos frente a una sociedad con diferentes normas. Es una respuesta a algo que nos oprime”, comentó Nicolás Cristaldo (24).
En este sentido, la asexualidad abarca un espectro muy amplio que incluye arrománticos (no sienten deseo sexual ni amor romántico por otra persona), románticos (pueden sentir atracción romántica pero no deseo sexual), gris/demisexual (existe deseo sexual, pero con una intensidad baja o frente a determinadas personas con quienes mantienen una conexión emocional). Al igual que para todas las personas, la adolescencia y la juventud fueron los momentos clave para repensar su sexualidad y descubrir sus intereses.
“Yo soy grisexual, dentro del paraguas de lo que es la asexualidad. La grisexualidad es parte de quien soy, es mi identidad porque moldea la forma en la que me relaciono con otras personas. En mi caso, fui criada por mi abuela y siempre crecí con la creencia de que si a mí no me pasaba lo mismo que le pasaba a todo el mundo, era porque no me había enamorado de verdad. Cuando me puse de novia por primera vez, me di cuenta de que tampoco me pasaba y no es que no quería a mi pareja”, remarcó Pupi Domínguez (29).
Sexo, una práctica sobrevalorada
Para Yanina, el sexo está sobrevalorado en la sociedad porque no es lo único que importa en una relación de pareja. “Me pasaba que disfrutaba más ver una película, comer o hablar con esa persona que tener relaciones sexuales. Cuando llegaba el momento, me ponía pálida y tenía el cuerpo helado. La verdad es que no sentía nada de lo que los demás me contaban. Las caricias y previas sí me gustaban, pero el resto, no”.
"¿Y qué pasa si no te gusta el sexo?", le preguntó la madre de Pupi cuando comenzó a identificarse como pansexual. “Qué pasa si no me gusta el sexo directamente, o qué pasa si no me atrae sexualmente mi pareja, porque ya me pasó”, le respondió. De esta manera, comenzó a notar que algo le pasaba y que impedía que sus relaciones románticas funcionaran. “Pero no porque necesariamente tenga que haber sexo en una relación sino porque es lo que la gente cree. No es que une se siente fuera de lugar sino que les demás hacen que vos te sientas fuera de lugar”.
De la misma manera, Nicolás comentó que se identificó primero como pansexual y luego como asexual, porque todas las cosas le atraían por igual: “cero”. Sin embargo, una de las principales dificultades que remarca es que “no todo es un cúmulo de amor- sexo-pareja”. “Lo que no se nombra no existe. Crecemos con un acotado abanico de posibilidades, y 'pansexual' fue la palabra que encontré más cercana a lo que yo sentía, aunque todavía era un poco ajena”.
Ni celibato, ni abstinencia; tampoco una enfermedad
Al escribir la frase “Asexualidad es” en Google, las búsquedas más realizadas la asocian con un trastorno, una enfermedad, una identidad parte de la comunidad LGBTIQ+ ,y al final de todo, con una orientación sexual. A partir de este ejemplo, es posible notar que la asexualidad está rodeada de mitos y tabúes que lo relacionan con una moda, un trastorno, el odio al sexo, la virginidad, el ser antisocial y hasta el celibato.
“Creo que el mayor logro en el activismo es que el DSM, el Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales que se usa en psicología, deje de considerar a la asexualidad como una patología”, remarcó Pupi.
En tanto, otros de los mitos comunes se relacionan al amor y los vínculos de pareja. “Uno de los que más me atraviesa es que una persona asexual no puede formar vínculos de pareja o no puede querer a una persona. Viene por el hecho de considerar que el sexo es el validador de una pareja. Lo que termina pasando muchas veces es que no queremos acercarnos a una persona por el miedo a tener que enfrentarnos a la cuestión del sexo, pero existen un montón de parejas asexuales que demuestran que el sexo no valida el amor. Una relación romántica entre dos personas asexuales no es una amistad, es una relación romántica”, explicó Nicolás.
Otros mitos comunes son: ‘Ser asexual significa no querer tener sexo’ y ‘Tenés algún trauma o desbalance hormonal, por eso no querés tener sexo’. Frente a estos relatos, dentro de la comunidad hay diferentes posturas. “Hay personas que son sexorrepelidas y no van a querer ni escuchar la palabra, pero existen personas que son indiferentes o sexofavorables, que pueden acordar tener sexo con su pareja y no hay ningún problema. Con el otro mito, siempre se va a la patologización, pero vos no le preguntarías a la otra persona por qué es heterosexual”, agregó Pupi.
En líneas generales, se calcula que el 1 % de la población es asexual, pero no hay cifras exactas. Aunque a nivel mundial cada vez hay mayor representación de la comunidad de asexuales, en Argentina, la visibilización es escasa y se presenta mayoritariamente en Buenos Aires y CABA. Desde Agrup.As, a través del trabajo en territorio, buscan que esta realidad cambie.
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