Nevadas: sirven para la foto, pero ¿alcanzan para acumular reservas?
Finalmente llegó el ansiado "manto blanco" que cubrió la cordillera para dar alivio al futuro caudal de los ríos. Sin embargo, especialistas coinciden en que debe nevar más, sobre todo en magnitud, para llegar al promedio histórico.
Foto: Prensa Gobierno de Mendoza
Unidiversidad / Emilio Murgo / Fuente: Radio Mitre
Publicado el 30 DE JUNIO DE 2021
Las nevadas en invierno y su posterior derretimiento (en los meses de calor) son temas que todos los años están en la agenda mendocina. La nieve caída durante el pasado fin de semana trajo alivio, pero reabrió el interrogante de todos los años: ¿estas nevadas alcanzan para acumular las reservas?
Lucas Ruiz, investigador del Conicet en el Instituto Argentino de Nivología, Glaciología y Ciencias Ambientales (Ianigla), dialogó con Unidiversidad y dejó un panorama claro de cuáles son los puntos fuertes y los déficits que tenemos en la provincia de cara a la temporada invernal. “Nosotros, desde el Ianigla, observamos una buena nevada para Mendoza en el último fin de semana (sobre todo el pasado sábado). Hemos desarrollado hace muy poco un observatorio de nieve,basado en información satelital, que nos permite observar la cobertura que tiene la capa de nieve. Lo que vemos es que, después de esta última nevada, estamos cerca del 70 % de lo que es el promedio para los últimos 20 años”, afirmó el investigador.
“Si bien el inicio del invierno fue muy seco –similar a los últimos 3 o 4 años–, ahora podríamos estar más cerca del promedio, pero siempre y cuando se produzcan más nevadas como la ocurrida el pasado sábado. Para ello, las nevadas deberían ser similares en su magnitud y, sobre todo, que sean constantes en el tiempo”, continuó.
Por su parte, Rubén Villodas, director de Gestión Hídrica del Departamento General de Irrigación, se diferenció un poco del investigador e indicó que hay más del 50 % de probabilidades de que ocurran pocas nevadas. “Los pronósticos de nieve que hay a nivel internacional y, sobre todo para el Servicio Meteorológico Nacional, promocionan con más del 50 % de probabilidades que las precipitaciones en alta montaña para este año sean menores, algo que ha pasado en los últimos 10 años”, dijo Villodas a Radio Mitre Mendoza.
“Eso no quiere decir que no vaya a nevar; de hecho, la semana pasada hubo una linda nevada, la primera del año y muy tardía. Tendría que haber sido un mes y medio o dos meses antes para que sea bueno. Consideramos que va a nevar mucho menos de lo esperado para un año medio o normal”, agregó el funcionario de Irrigación.
La importancia de cuidar el agua durante todo el año
Todos y todas tenemos en claro (o deberíamos tenerlo) la importancia de cuidar el agua, sobre todo en los años de sequía. Sin embargo, también debemos dejar en claro que hay mucha agua que se subutiliza y que podría aprovecharse de la mejor manera.
“Lo más importante es trabajar en la tecnificación del riego. Si bien la provincia ha avanzado mucho en este tema, todavía queda mucho por hacer. Hay mucha agua al día de hoy que se desperdicia porque los canales no están impermeabilizados (por ejemplo, algunos tramos del Cacique Guaymallén)”, destacó Lucas Ruiz.
“Hasta hace algunos años, se hablaba en el Departamento General de Irrigación de que había una pérdida por falta de impermeabilización de los canales de alrededor del 46 % del agua. Este porcentaje es similar al déficit que podríamos llegar a tener en un par de años debido al cambio climático”, agregó el científico.
Crisis climática
A esta altura del siglo XXI, queda claro que, como sociedad, debemos tomar acciones para mitigar los efectos del cambio climático, sobre todo en lo que respecta a disminuir la quema de combustibles fósiles, disminuir nuestro impacto sobre nuestros usos del suelo y mantener la vegetación natural.
“En Mendoza, está claro que la situación para los próximos años va a ser compleja –independientemente de si podemos disminuir los efectos del cambio climático–. La temperatura va a seguir aumentando y esto produciría que las sequías fueran más prolongadas”, indicó el investigador del Ianigla.
Toda esta situación hace pensar claramente que la oferta de agua va a ser menor a la que tenemos hoy en día. “Sin ánimos de ser alarmistas, es necesario entender que en el mundo hay grandes puntos de quiebre para estos temas. Uno de ellos advierte que, si aumentamos la temperatura por encima de los 2 grados, el hielo del Ártico podría desaparecer en los meses de verano. Esto trae aparejado todo un cambio en la circulación de los océanos, lo que generaría un nuevo estado de alerta a nivel global y no habría un punto de retorno”, señaló.
Variabilidad climática
En lo que respecta a las condiciones de nieve en la Cordillera, los registro históricos indican una gran variabilidad interanual. Esto implica que hay muchos cambios de año a año, y en particular se observa la influencia del ciclo del Niño y la Niña. Esto refiere a una interconexión global entre la temperatura del océano Pacífico y el clima del planeta.
En nuestra provincia, estos ciclos marcan detalladamente lo que se refiere a precipitaciones de invierno y nevadas. Es la que nos provee de nieve y la que motoriza después el derretimiento para proveer de agua a los ríos.
Cuando se tiene un año tipo "Niño" (asociado a mayores precipitaciones y nieve), las precipitaciones suceden con más frecuencia que cuando está el ciclo de la Niña. Estos ciclos tienen una periodicidad de entre 3 a 5 años, pero no es la única modulación del clima, ya que existen otras modulaciones, denominadas interdecadales, de más largo plazo (períodos de 10 años) y que influyen sobre estos años de Niños y Niñas. Además, favorecen que haya más cantidad de años Niño o Niña, o que estos no sean tan severos.
“A principios de esta década, se observó un cambio de estos ciclos interdecadales, lo que abrió las puertas a una fase de predominancia de la Niña. Esto ha generado una gran sequía en los últimos años, sobre todo porque no se observa un período tan extenso de sequía como el que comenzó en 2010 y ha permanecido durante estos años”, describió el investigador.
“Estos últimos 10 años se han caracterizado por tener un promedio de nieve por debajo del histórico estipulado. Esto repercute muy fuerte en el caudal de los ríos, el balance de masa de los glaciares, la humedad de los suelos, la recarga de los acuíferos, el desarrollo de los humedales de altura, etcétera”, finalizó Ruiz.
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