Maradona dejó Argentinos Juniors para sumarse al club que le dio la fama en 1981; ese mismo año, muchos argentinos decidían nombrar a sus hijos como Diego Armando. Más especificamente, 1703 nacidos fueron inscritos con ese nombre ese año, marcando el record de Diegos Armandos del último siglo. Así lo muestra el portal de datos abiertos de Nación en el que se puede ver cuáles han sido los nombres más populares desde 1922.

Un caso similar ocurre con su indiscutible sucesor, Lionel Messi. Un poco menos de 200 argentinos fueron inscritos como Lionel al mismo ritmo al que crecía su carrera.

Pero no solo de fútbol vive el hombre, la política también marcó el destino de los nombres argentinos. El pacto de Olivos marcaba un hito en nuestro país y el nombre Carlos Saúl, por el presidente Menem en ese entonces, ganaba popularidad en los registros civiles como nunca en toda la historia.

No solo el nombre del patilludo presidente ganaba prestigio. Los viajes a Miami, la invasión de electrodomésticos importados y la farandulización de la política trajeron nuevos nombres a todos y todas. La castellanización de nombres de la cultura norteamericana arribó al país. En 1993 llegó al mundo Braian, es decir, su popularidad, y dos años años después apareció su fiel compañera Yenifer.

Y no podemos salir de los 90 sin darle un espacio a la farándula. En 1991, Canal Trece ponía en pantalla La Banda del Golden Rocket y Araceli González no solo conquistaba el corazón de Adrián Suar, sino también el de cientos de padres que optaron por ese nombre para sus hijas.

No hace falta irse tan atrás en la historia para ver cómo las personalidades de la política, el deporte o la farándula impactan en la elección de nombres de los argentinos. Durante 2015, las telenovelas turcas inundaron los canales argentinos y dieron un aire fresco al Registro Civil. Onur y Sherazade llegaron con Las mil y una noches para quedarse.

Lo que realmente sorprende es que luego de 12 años de gobierno kirchnerista, de tanto fervor nacional y popular y derechos conseguidos para las clases postergadas, el nombre Néstor no mostró ninguna mejoría desde su asunción en 2003; por el contrario, todo indica que va camino a la extinción. Quizá es que se afianzó más el apellido que el nombre. El público afín al fallecido expresidente incorporó más Kirchner que Néstor o Cristina, en el caso de la expresidenta, quien también decae en la preferencia, más allá de su popularidad.

Otros datos curiosos

Los kirchneristas pueden quedarse tranquilos, ya que el heredero viene a solucionar algunas cosas. Tras la muerte de Néstor Kirchner, quien ganó protagonismo político fue su hijo Máximo. En 2011, casi 800 argentinos fueron inscritos como Máximo, lo que generó el pico más alto de la historia de ese nombre.

La vuelta de la democracia sin dudas fue un hecho de relevancia para este país, y eso también impactó en las elecciones de los argentinos, incluso en la de nombres. Raúl Ricardo, por Alfonsín, picó en punta en el 84. 

Juan Domingo Perón no se queda atrás. Su primera presidencia marcaba el inicio de un movimiento político y con él, una multitud de argentinos fueron por su nombre.

Para finalizar

Actrices argentinas como Luisana Lopilato, Agustina Cherri y Celeste Cid parecen haber influido en esta tendencia de nombres en los años en los que actuaron en series televisivas argentinas como Rebelde Way, Chiquititas y El profe. Un dato interesante es también el nombre de sus hijos. Por ejemplo, Luisana llamó Noah a su primer hijo con Michael Bublé y, a partir de 2015, este nombre fue muy usado. Lo mismo ocurrió con Indiana, hija de Nicole Neumann.