Luego de una extensa carrera como referí de fútbol, Nelson Benítez llegó al fin de su profesión con más de un centenar de cotejos supervisados. El oriundo de San Rafael es admirado por la nueva camada de árbitros mendocinos, que lo toman como ejemplo a seguir por la seriedad y profesionalismo con el que desempeñó su trabajo.

El colegiado todavía no es consciente de la dimensión de su decisión y sabe que va a extrañar pitar en el verde césped. En su despedida se chocó con algo particular: “Se dio una serie de hechos que ni lo pensaba. Tuve a mi familia en cancha, que en 26 años de carrera nunca me han visto dirigir. Encontrarme con eso fue muy fuerte”.

Recordando sus inicios, Benítez narró: “El referato es algo que aprendí a querer con el tiempo. A mí siempre me encantó el fútbol, jugué pero por cuestiones de estudio no seguí. Hice el arbitraje para saber qué era, quería estar ligado al fútbol. Doy gracias a Dios haber elegido este camino”.

Audaz e inteligente tiene que ser el árbitro para no dejarse llevar por los engaños que elaboran los jugadores. A esto no escapa Benítez, que analiza la situación: “El futbolista en todos lados es igual, al nivel televisión tiene todo más trascendencia. Pero las picardías existen en todos lados. Cada uno a su manera quiere sacar provecho. Prefiero la picardía y no la maldad”.

Solitarios y muchas veces cuestionados, los colegiados no encuentran apoyo alguno en el rectángulo de juego, salvo sus otros dos compañeros. Sin embargo Benítez sabe dónde hallar la contención: “Donde más sufre el árbitro es en el post partido y ahí es donde tenemos la verdadera hinchada: familia, amigos, seres queridos”.

OFF SIDE CON NELSON BENÍTEZ

-¿El árbitro busca su calificación en el diario?

-Encontré un recorte cuando debuté en primera, en esa época se calificaba con mal, bueno, muy bueno y correcto. Vos dirigías y salías al otro día a buscar el diario para saber qué te habían puesto. Después con el correr de los años dejé de darle trascendencia y le di importancia al análisis que hago con mis compañeros.

-¿Qué es lo más loco que te pasó dirigiendo?

-Tuve que suspender un partido porque un individuo se colgó del travesaño y no hubo manera de sacarlo. Fue en cancha de Guaymallén.

-Tecnología, ¿sí o no?

-Tecnología sí para jugadas muy determinantes, como por ejemplo para convalidar o no un gol. Nunca vamos a tener el mismo criterio, sí podemos proceder igual, pero criterio jamás.

No todas las manos son manos, no todas las caídas en el área son penales, no todas las simulaciones son amonestables, hay muchas cosas que quedan a criterio del árbitro. En el fútbol profesional se juega  a una velocidad terrible. Ha habido jugadas de manos o faltas que no se alcanzan a distinguir por la misma velocidad de juego. Lamentablemente para el árbitro cae en un error, o por ahí acierta.

-¿Te insultaron poco, medio o mucho?

-De todo (risas), y cuando no me insultaban lo extrañaba. Tuve un solo incidente, en el 2009 en Neuquén. Jugaban Centenario de Neuquén con Bella Vista de Bahía Blanca, por la promoción. Desciende el equipo local y se mete la hinchada a pegarle a los jugadores visitantes, que estaban festejando en la cancha, nos vieron a nosotros y también nos dieron un recuerdo. Más allá de eso, el insulto va a estar siempre, pero termina el partido y termina todo.

-¿De qué equipo sos hincha?

-Soy hincha de Boca y en San Rafael de Huracán, que lleva los colores de Boca. Me tocó dirigir a Huracán -donde jugué cuatro años- y pocas veces tuvo suerte. Dirigí a jugadores que fueron compañeros cuando jugué en Huracán, como Marcelo Peruzzi o Chicho Torres y me decían: “Nelson acordate que jugábamos juntos”.

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