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Revisionismo a la historiografía oficial y la visibilidad de los africanos esclavizados en Cuyo provenientes del Río de la Plata.
Ilustración: Esclavos, William Clark, ca. 1864
Esclavitud y afrodescendencia en Cuyo
Anabel Caniza Bernuy, FFyL-UNCuyo
Publicado el 20 DE SEPTIEMBRE DE 2019
La historia invita a revisar el pasado para rescatar memorias y voces silenciadas. Los africanos esclavizados y sus descendientes en el Río de la Plata formaron parte de una masa social heterogénea que la historia oficial no se detuvo a estudiar, pero la renovación historiográfica de las últimas décadas volvió la vista sobre ellos para conocer aspectos todavía poco examinados.
Las características de la población negra y mulata, esclava y libre, de la provincia de Mendoza han sido poco exploradas, pero ahora buscamos conocer más a través de un análisis de padrones de población, con la mirada puesta en la evolución demográfica y social en las últimas décadas del siglo XVIII y las primeras del siglo XIX. Los trabajos de José Torre Revello, La población de Cuyo a comienzos del Virreinato y a principios de la iniciación del periodo independiente 1777 y 1812, y de José Luis Masini Calderón, La esclavitud negra en Mendoza, entregan algunas informaciones que constituyen un punto de partida.
Torre Revello nos aporta los datos extraídos de la Matrícula General del Corregimiento de Cuyo, que fue realizada por el cura y vicario de la ciudad de Mendoza, Clemente Corvalán y Chirinos, en 1777. Los datos desagregados del territorio provincial indican que, de un total de 8765 habitantes matriculados, unos 4491 eran blancos; 2129, negros y mulatos; 1359, indios, y 786, mestizos. Por su parte, Masini registra para el censo de 1802 que casi un tercio de la población mendocina era negra. Sobre un registro total de 13 796 individuos, el 37 % eran blancos, el 32 % eran negros, y el 30 %, mestizos.
En diciembre de 1811, el primer Triunvirato encargó a las autoridades de las ciudades del interior un relevamiento de estados en el cual se manifestara el número de habitantes de cada distrito. En ese registro, realizado en 1812, no encontramos muchas variaciones con respecto a la población negra empadronada 10 años antes. Según las informaciones, los negros representaban en Mendoza el 33 % de un total de 13 318 personas.
Las modificaciones más sustanciales se registran en 1823, año en el que el total de la población oscilaba entre 20 000 y 25 000 personas, y en el cual vemos reducido de manera drástica el porcentaje de población negra, representando ahora por el 12 % del total. Al realizarse este último empadronamiento, gobernaba la provincia Pedro Molina, que, según Peña y Lillo, “había ordenado que se levantara por los Decuriones y comisiones vecinales el censo de la población, con miras, más que nada, a la representación y número de diputados que le corresponderían a Mendoza en el caso de reunirse el Congreso General”.
El padrón de 1823 ofrece información sobre nombres, patria, edad, estado (matrimonial), ejercicio/oficio y condición/clase (étnico-racial). En dicho padrón se nombra a la población negra de diversas maneras, variando las categorías según el Decurión encargado de empadronar en cada cuartel. Se anotan pardos, negros, mulatos y africanos.
Del padrón también se puede extraer información sobre los oficios o actividades que los esclavos y negros libres ejercían. Destaca el oficio de zapatero y peón/gañán para los hombres, mientras que las mujeres son anotadas en su mayoría como sirvientes. Otros oficios que aparecen en el padrón de manera reiterativa son artesano, soldado/militar y albañil; y los menos comunes son herrero, sastre y sombrerero.
Los empadronadores anotaban también el origen o la patria de las personas. En el caso de los negros y mulatos, la mayoría son registrados como originarios de Mendoza, mientras que una minoría proviene de territorios vecinos como Chile, San Juan y San Luis. Algunos, posiblemente esclavos bozales, provienen de Guinea. También hay quienes son registrados como procedentes de Buenos Aires, Santa Fe y Córdoba.
La argumentación más difundida para explicar la declinación demográfica de los negros y sus descendientes durante el siglo XIX señala su participación en las guerras de independencia y en los posteriores enfrentamientos militares entre facciones políticas. Pero es posible que el estudio exhaustivo de los padrones poblacionales pueda entregar explicaciones alternativas o complementarias.
Ilustración: Esclavos, William Clark, ca. 1864
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