El ingeniero Diego Pazos, gerente de la Estación de Seguimientos de Satélites de Malargüe, explicó que son clave en esta misión europea, que tiene como objetivo rastrear vida en Marte, además de experimentar un nuevo método de posarse sobre planetas.

Es una misión de dos componentes: uno es la sonda llamada TGO, que contiene un dispositivo llamado Lander; que se posará sobre el planeta rojo. Esta llegará el 19 de octubre y se desplegará en la superficie para realizar una serie de experimentos. En paralelo, el TGO cambia su estado de sonda a satélite, ya que quedará orbitando en marte a 400 m de altura para dar soporte de comunicación.

Luego de pasar por el lado oscuro de Marte, la comunicación se dificulta, “por eso la estación de Malargüe es de vital importancia, porque tiene características que facilitan la comunicación. Esta es una de las tantas misiones que tenemos en Malargüe. En este caso, nuestra misión es garantizar la comunicación entre sonda y satélite. Los científicos son los que analizan los datos. Eso escapa de nuestra capacidad y función”.

“En el momento de la inserción en órbita de TGO (Trace Gas Orbiter) va a ser muy difícil comunicarse con el satélite después de pasar por la parte oscura de Marte. En ese momento sólo van a utilizarse antenas de baja ganancia y las señales provenientes de estas antenas sólo pueden ser captadas por antenas mayores a 35 metros de diámetro. En ese momento la Tierra va a estar mirando a Marte, entonces la única vía de comunicación será la antena situada en Malargüe. Es la única que reúne las características necesarias en nuestro continente”, afirmó el ingeniero Pazos. 

El equipo de trabajo que está monitoreando todo este trabajo en Malargüe está compuesto por 7 personas. Ingenieros y técnicos, en su gran mayoría mendocinos. De acuerdo con Pazos, la estación ubicada en el sur provincial ha tenido desafíos aun mayores en cuanto a lo técnico que ésta misión.