Michelle de Paula Firmo Reinaldo, de 38 años, oriunda de Brasilia, es la primera dama de ese país y recién este domingo, el día de las elecciones que dejaron a su esposo en el podio político, su rostro se replicó en todos los diarios y portales de noticias del mundo.

Michelle conoció a Jair Bolsonaro en 2007 en el Congreso, donde trabajaba como secretaria parlamentaria. En ese momento, el diputado nacional casi le doblaba la edad.

"La chispa de la pasión encendió rápido y poco tiempo después, el entonces diputado le hizo una oferta laboral que derivó en un matrimonio civil", contó Infobae. La relación le costó el empleo a Michelle, por tratarse de un caso de nepotismo, ya que apenas ingresó como asesora del ahora presidente, este le triplicó el sueldo. Por lo tanto, la Justicia brasileña decidió apartarla de su polémico cargo.

El conservador presidente electo, de 63 años, defensor de la "familia tradicional", se casó y divorció dos veces antes de encontrar a Michelle, y tuvo cuatro hijos en esos matrimonios previos.

Michelle se muestra como una buena chica católica, según el diario La Nación, y aprendió lenguaje de señas (la remera que llevó puesta este domingo, durante el sufragio, tenía ilustraciones con esa temática) y en una inusual entrevista durante la campaña, dijo que realizaría "todos los trabajos sociales posibles" en su nuevo cargo. "Es un llamado que yo tengo, estar próxima a personas con deficiencias, a los sordos. Tengo mucho amor por esa comunidad".

"Tengo un tío sordo y eso hizo que me replanteara muchas cosas en mi vida. Por eso ahora me dedico a ayudar a niños sordomudos”, asegura en un video promocional donde se explica que ella estará dedicada a trabajar con personas que tengan algún tipo de discapacidad.