Talento al hombro cargan sus gargantas de arte y salen en busca de la melodía que grite el canto nuestro. Camuflados en la maraña urbana del día a día, cientos de poetas caminantes esperan ser escuchadas, para ser canción, para ser  vida cantada.

Gustavo Maturano nos esperó abrazado a su último trabajo discográfico, La Cuadratura del Círculo  y la palabra trovadora. Y así salió a vibrar por el aire de la radio. Es que la emisora de la Universidad (96.5 del dial) a partir del jueves pasado, tiene un espacio especialmente custodiado para la difusión de música mendocina. Esta vez fue el turno de Maturano, quién sabe la próxima semana a quién le tocará engalanar el éter con su arte.

“Pensaba en nosotros, en los trovadores, en los que hacemos nuestras canciones, en los que defendemos la canción de trovador” dice Gustavo Maturano mientras mira a los ojos. El silencio se apodera del espacio y de la pausa nace un trago amargo buscando reflexión.  “El día que tocó el Indio Solari en la provincia, mientras se juntaban como cien mil personas, yo estaba en Chile trabajando y pensaba, en ese momento, cuántos compañeros trovadores ponen su auto para llegar al lugar donde tocan, gestionan su afiche en la red, poniéndole el pecho a todo esto, el nudo en el estómago rogando que vaya gente porque, dependiendo de la cantidad de gente que vaya, ganás un mango; siempre y cuando en el lugar en donde toques te respeten aquello de no pagar para tocar. Y no recibí apoyo de nadie ni de nada, salvo honrosas excepciones, que las hay. Entonces pensaba: ¡cuánto desequilibrio en esta historia! Esta es una discusión viejísima” sostiene Maturano.

El suspiro deja atrás aquel trago impotente y muta en mirada agradecida. “Por eso digo: ¡qué importancia fundamental que tienen estas iniciativas! Porque una cosa es la canción trova, pero si además haces trova testimonial  es más difícil, porque se mira como un género menor: ¿a quién le interesa hoy la canción testimonial? Piensan que vos lo único que hacés es bajar pálida, y por ahí hay gente que lo único que quiere es divertirse y bailar, y eso está fenómeno. Yo también quiero divertirme, de hecho yo trato de hacerlo, trato de bajar una línea que sea divertida, amena… pero diciendo cosas” sostiene el trovador.

Es que a este cantautor lujanino, marcado por el canto popular de Víctor Heredia, no sólo le corre sangre tana por las venas, también ha sido regado por las historias abiertas de América Latina, sus pueblos y sus luchas.  “Amo viajar. La verdad es que lo que tendría que haber hecho a los veinte años lo hice a los cuarenta. Conocer América Latina me marcó. Yo siempre les digo a los chicos que tienen que hacer un viaje por Latinoamérica. Cambia la cabeza, necesariamente. Meterse en la mayúscula  América, como decía el Che. Y no hay que tener plata. Obviamente que si querés ir a la Cuba turista, a un hotel con esa palabreja all inclusive… All inclusive te la dan lo cubanos en la casa de ellos, que te incluyen cariño, afecto y amor, al igual que los venezolanos, los peruanos, los ecuatorianos; ese es el verdadero ‘todo incluido’. La gente se queja porque el colectivo que va a Buenos Aires tarda muchas horas… la gente ha perdido el disfrute  de pasear. Por ahí le escapé al oficio y en vez de ser cantor tendría que haber sido chofer de colectivo”.

Recuerdos del Barrio

Las risas llevan la charla a las memorias de años anteriores,  del metegol, de los primeros amores, de la infancia musical. “En el Barrio San Ignacio de Loyola, en Carrodilla, con los amigos del barrio armamos  un grupo que se llamaba Los Buitres. Nos hicimos unas guitarras artesanales de telgopor  y madera, como pudimos armamos una batería… y fueron dos esquinas que se llenaron de gente, un fenómeno como el de Indio Solari (risas) ¡El colectivo tenía que desviarse porque la esquina estaba repleta de personas! Y nosotros cantando a capella… Y siempre me gustó la canción testimonial, la trova. Yo me dejé seducir hace muchos años por los ritmos latinoamericanos y siempre tengo una tendencia por dar testimonio de lo que pasa en mi país, con las canciones trato  siempre de pintar Latinoamérica.”

Con mirada militante y voz de juglar, Gustavo Maturano nos interpela a descubrir el canto de nuestras raíces, los simbolismos populares, esa voz viva que la tierra grita, esperando ser escuchada. La Cuadratura del Círculo y la palabra trovadora, es una nueva invitación.