Por estas horas, las organizaciones de Diversidad y Género de Mendoza ultiman los detalles del evento destinado a visibilizar en el espacio público las demandas de la comunidad LGTTB –Lesbianas, Gays, Travestis, Trans y Bisexuales–. Si bien se trata de una manifestación festiva con intensa participación de expresiones artísticas y culturales, el alto contenido político no dejará de estar presente.

En este sentido, las tres consignas que orientarán los reclamos son: “Aplicación inmediata de la Ley de Educación Sexual integral en las escuelas; Derogación de los Artículos del Código de Faltas provincial que criminaliza a travestis, trans y personas en situación de prostitución; y Derecho al Aborto Legal, Seguro y Gratuito”, según explicaron referentes del Foro que aglutina a las organizaciones de la diversidad.

Las expectativas son altas en base a la primera experiencia vivida en Mendoza. Es que el 7 de diciembre de 2012, fecha en que se palpitó en estas tierras la Primera Marcha del Orgullo, vastos sectores políticos y sociales, y la ciudadanía en general, se unieron al reclamo, traduciendo el encuentro en una verdadera fiesta de la igualdad. La misma fue interpretada  como “histórica” por los referentes de la comunidad. Esto, gracias al alto grado de convocatoria que presentó y por el carácter festivo que fue desplegando a medida que avanzaba por las calles mendocinas, un hecho inédito en la provincia.

Igualdad, respeto, no discriminación y más derechos, es lo que en definitiva se exige en este tipo de iniciativas, que vienen desarrollándose en distintos países del mundo desde hace varios años y de las que, sin dudas, se puede asegurar que Mendoza ya es parte.

Estas expresiones surgen como respuesta a la necesidad de visibilización que presenta la comunidad LGTTB ante la sistemática estigmatización y privación de derechos que, históricamente, le ofrece el ordenamiento social imperante -basado en valores patriarcales, y por consiguiente, complaciente con el paradigma de la heteronormativa-.

La reciente aprobación de la Ley de Identidad de Género y Salud Integral, y la Ley de Matrimonio Igualitario puesta en vigencia en 2010, son señales de que las transformaciones culturales en vistas a una sociedad más inclusiva comienzan a abrirse paso en este país. Sin embargo, tal como sostienen los y las activistas de la diversidad, el abandono y la discriminación hacia personas con diversa orientación e identidad sexual ha sido histórico, y las consecuencias negativas de estos condicionamientos aún prevalecen.

El reconocimiento ciudadano de lesbianas, gays, trans, travestis y bisexuales es la clave en la búsqueda de más derechos. Por eso, desde las organizaciones de diversidad y derechos humanos, entienden que esta lucha se gana en las calles. En este sentido, la Marcha del Orgullo LGTTB es el símbolo por excelencia de la batalla cultural por una sociedad más justa e igualitaria. Hecha la invitación.