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19 DE OCTUBRE DE 2017
Columna de opinión.
Por Joaquín González, jefe del Servicio de Medicina Interna del Hospital Universitario, especializado en Diabetes en Clindiab
Publicado el 07 DE JUNIO DE 2016
La educación es considerada un pilar fundamental para conseguir que el paciente logre un adecuado control de su enfermedad. A los pacientes, procuramos informarlos todo lo posible. Además la información, o mejor dicho la educación, como preferimos decirlo, mejora la calidad de vida de nuestros pacientes.
Hay distintos tipos de diabetes, por lo que las causas son varias. La diabetes tipo 1 (mal llamada insulinodependiente) se produce por una destrucción de las células beta del páncreas, que son las que producen la insulina. En la diabetes tipo 2 (mal llamada no insulinodependiente, porque muchas veces requieren tratamiento con insulina), predomina una resistencia a la acción de la insulina (insulinorresistencia) y un grado variable de disminución de la secreción de insulina. Esta es la forma más frecuente de diabetes.
Un forma especial es la diabetes que se aparece con el embarazo, llamada diabetes gestacional. Esta diabetes desaparece al finalizar el embarazo, pero marca un importante riesgo de padecer diabetes tipo 2 en el futuro, por lo que es importante que las mujeres que la han tenido hagan controles periódicos de su glucemia.
Hay otros tipos de diabetes que son menos frecuentes. En la mayoría de los casos no hay síntomas, y la diabetes se “descubre” durante un control médico o laboral. En el embarazo esto es especialmente cierto, por lo que toda mujer debe hacer una prueba de tolerancia oral a la glucosa al menos una vez durante el período gestacional.
En los casos en que la hiperglucemia es más marcada, pueden aparecer síntomas como orinar mucho (“poliuria”), tener mucha sed (“polidipsia”) y pérdida de peso con apetito aumentado (“polifagia”). En otras ocasiones se hace el diagnóstico en personas con complicaciones renales, cardíacas o lesiones en los pies, debidas a la diabetes.
En el caso de la diabetes tipo 1, no contamos en la actualidad con medidas efectivas para detectar personas que van a desarrollar la enfermedad, ni tampoco con formas de “revertir” o “curar” esta forma de diabetes. En el caso de la diabetes tipo 2, la situación es distinta, dado que en este caso sabemos que la mala alimentación, la obesidad y el sedentarismo son fundamentales para su desarrollo. Por lo que, si combatimos estos problemas, estaremos previniendo la diabetes tipo 2, que como ya hemos dicho es la forma más frecuente de diabetes.
Por: Joaquín González, jefe del Servicio de Medicina Interna del Hospital Universitario, especializado en Diabetes en Clindiab.
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19 DE OCTUBRE DE 2017