La mezcla de sensaciones lo define todo, malestar, frustración, impotencia, bronca. Cualquiera de ellas pinta de cuerpo entero la delicada situación de la Lepra mendocina.

“Llevo da años acá y me duele mucho la situación por la que está pasando la institución, me siento muy identificado con este club. No veo la hora de que el tipo que llega en familia a la cancha se vaya contento. Le debemos una sonrisa al hincha”, manifestó Sacapparoni al referirse a la actualidad del Azul.

 Al momento de fórmulas para lograr la victoria, el guardameta ironiza: “Hay que hacer un gol más que el rival y esperar que esto termine así. No hay estrategias o tácticas que luego no puedan ser sustentadas con hechos”.

Sueldos atrasados y un superficial compromiso de saldar la deuda es otro atenuante de una floja campaña: “No creo que la falta de un derecho, como es cobrar el salario por realizar nuestra tarea, pueda unir al grupo. Lo mejor sería trabajar en un ambiente tranquilo y no de esta manera. Las cosas que fortalecen al grupo son las positivas”.

Los resultados adversos, las ausencias de pago al plantel, la alarmante falta de gestión de la Comisión Directiva y un fútbol argentino lánguido de recursos componen un contexto sombrío. La única salida que asoma es una victoria ante Talleres para que la oscuridad reciba, al menos, un destello de luz.

No hay mal que dure cien años pero…