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"Las familias estaban desconcertadas, sin palabras, porque por un lado estaban aisladas y no podían hacer nada, y por el otro lado eran muertes intempestivas e impensadas”, explicaron los especialistas.
Foto: cucchettisepelios.com.ar
Unidiversidad / Fuente: Télam
Publicado el 30 DE DICIEMBRE DE 2020
La pandemia del coronavirus causó la muerte de más de 43 000 personas y los más afectados fueron los mayores de entre 70 a 90 años. Estas "muertes silenciosas" llevaron a la población a procesar un duelo a distancia debido a la imposibilidad de las familias de despedir a sus seres queridos.
Según el último reporte del Ministerio de Salud, la cantidad de personas fallecidas en el país por la COVID-19 es de más de 43 000, mientras que las jurisdicciones que más víctimas fatales en toda la pandemia reportaron fueron la Provincia de Buenos Aires y la Ciudad de Buenos Aires.
"Sabíamos que esta era una enfermedad con una tasa de letalidad baja, pero que, dado el gran número de pacientes que se iban a producir –y que efectivamente se produjeron–, el número de muertes que íbamos a tener iba a ser elevado. Eso fue lo que ocurrió", dijo el infectólogo Pablo Scapellato.
La tasa de letalidad promedio del país fue del 2,2 %, aunque el índice se constató más elevado en San Juan (el 5,2 %), Chaco (el 3,5 %), Río Negro (el 2,9 %), La Rioja (el 2,7 %), y Jujuy (el 2,9 %), según el último boletín epidemiológico nacional.
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"Es muy difícil hacer una comparación con otros lugares, las realidades sanitarias son distintas y también las formas en que se computan los fallecidos y los casos. El enorme mérito es que se hicieron muchas cosas para fortalecer el sistema de salud. Pudimos atender toda la magnitud que requirió el aluvión de pacientes en todo el país", aseguró. Scapellato valoró que no se hayan visto, "como en otros países, escenas de gente sin poder atenderse" y explicó: "Al igual que lo que ocurrió en el mundo, el mayor número de infectados fue de gente joven, pero la mayor cantidad de evoluciones fatales o graves se la llevó la gente grande o con comorbilidades".
El boletín epidemiológico informó que, a nivel nacional, el grupo etario entre 30 y 39 años registró la mayor cantidad de casos confirmados, entre los que la mediana de edad de los casos confirmados es de 38 años. Entre los 70 y 90 años se concentra la mayor cantidad de fallecidos. El promedio de edad de los casos confirmados fallecidos es de 72,2 años, con un rango de 0-107 años, donde se destaca que el 82,1 % de los fallecidos tenía 60 años o más.
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Entre los fallecidos, el 63 % consigna datos en la sección Comorbilidades. De estos, entre los casos de fallecidos menores de 60 años, el 85 % presentó al menos una comorbilidad, mientras que el 15 % no tenía ninguna. Además, de los fallecidos mayores de 60 años, el 93 % presentó al menos una comorbilidad y solo el 7 % no presentó comorbilidades.
Por las medidas sanitarias dispuestas en el aislamiento social, preventivo y obligatorio, las familias tuvieron que sufrir las "muertes silenciosas" de su seres queridos, ya que no podían despedirse hasta que se aprobaron los protocolos meses más tarde.
Silvina Pedernera, psicóloga que trabaja en un Centro de Salud y Acción Comunitaria que depende el Hospital Piñero en la zona sur de CABA en el acompañamiento a familiares de personas fallecidas por COVID-19, recordó: "Las familias estaban en aislamiento cuando se producían las muertes".
"Las familias estaban desconcertadas, sin palabras, porque por un lado estaban aisladas y no podían hacer nada, y por el otro lado, estas muertes eran intempestivas e impensadas. En algunos lugares, los profesionales pudieron comunicarse con las familias y ponerle el teléfono a la persona internada, pero en otros casos no. Fueron muertes silenciosas y en absoluta soledad", aseveró.
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Para noviembre, con el pasaje del aislamiento al distanciamiento social, se aprobó el protocolo de los velatorios, que deben ser a cajón cerrado, con controles de temperatura de las personas asistentes, con el 20 % de ocupación del espacio y una duración máxima de 2 horas. "Si habitualmente tenemos información para procesar un muerte, en los casos de coronavirus estaba vedada por la rapidez de todo lo que acontecía", indicó Pedernera, y contó: "Lo novedoso fue el acompañamiento de las familias con cadenas de oración por WhatsApp o redes sociales ante el faltante del velorio o de otras ritualidades"
"La pandemia es una situación devastadora. Todavía no sabemos cómo procesar estos duelos. La muerte por COVID-19 no deja de acontecer y el duelo también está como en sordina. Está la intención de seguir, pero muchas veces la ficha no cae, fue todo muy rápido. Estamos todos en un proceso de duelo", concluyó la psicóloga.
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