El 16 de junio de 2008 quedará por siempre guardado en la memoria de los hinchas de Maipú, ya que esa fría tarde de invierno venció 5 a 4 en los penales a Alvarado y se metió en la tercera categoría del fútbol argentino. Y si bien es cierto que todos los títulos conseguidos por la institución de calle Vergara son importantes, por el contexto en el que se dio, ese logro ni bien se consumó tomó un ribete épico.

Aquella salvaje golpiza que sufrieron los jugadores, cuerpo técnico y allegados en San Francisco, cuando vencieron a Sportivo Belgrano en la última etapa de grupos, y el empate agónico ante Roca que le permitió pasar a la gran final fueron la antesala de una epopeya. Es que una semana antes de disputar el choque de vuelta en el Minella, en el partido de ida, el elenco de Carlos Sperdutti comenzó perdiendo por una mínima diferencia y no le encontró la vuelta a la defensa de Alvarado. En una de las últimas jugadas, Carvajal logró el empate.

Ganar en la Feliz era casi imposible. No solo por la talla del rival, sino también porque el Cruzado tenía muchos suspendidos y lesionados. Así, Soto, delantero de área, y Carrasco, volante central de la cantera, jugarían como carrileros ante la escasez de players para la vuelta.

Mariano Echeverría fue uno de los grandes pilares de ese equipo. En diálogo con El Suplementario, compartió parte de las memorias de esa conquista. “Son unos recuerdos hermosos, la gente a través de las redes sociales te refresca la memoria. En la vorágine del día a día se te va la fecha, pero la gente te la recuerda. Es imborrable, más que nada porque se dio en mi ciudad. En medio de los hinchas que festejaban ese ascenso estaba mi familia, que es marplatense. Eran épocas en que ellos no podían ir a verme porque estaba siempre a muchos kilómetros de distancia y ese día pudieron estar todos. Fue muy especial”, comentó el defensor.

Además en la cancha estaba tu suegro, hincha de Alvarado…

Sí, en realidad la familia estaba dividida porque hay varios que son hinchas de ese equipo. Son esas cosas del fútbol. Afortunadamente, ellos lograron ascender después en la Reválida en La Plata porque si no, se iba a complicar (risas). Esa noche pasé a saludar y a mi suegro no lo pude ver porque no estaba muy bien.

¿Recordás esa situación, ese contexto? Porque llegaron con lo justo, con un plantel con muchas bajas.

Sí, pero teníamos un plantel de mucha calidad. Éramos pocos, pero buenos. El grupo contaba con catorce, quince jugadores que estaban todos al mismo nivel. A pesar de que no llegábamos al ciento por ciento por las lesiones y expulsiones, el nivel de las individualidades tapaba todo eso. En los penales hicimos notar la experiencia de cada uno.

Personalmente, me acuerdo de un partido con pocas situaciones. Pero vos agarraste una pelota en mitad de cancha y le pegaste muy cerca del travesaño. ¿Te acordás?

Sí, pasó muy cerca. Igual todos me recuerdan siempre una última jugada, cuando cabeceé en el área de enfrente y el arquero me la sacó cerca de la línea. Quizás se sufrió mucho, pero ganamos.

¿Sos consciente de que el hincha de Maipú siente un cariño especial por vos?

Escucho esas cosas y se me pone la piel de gallina porque quizás no vale tanto la magnitud de los clubes por donde uno pase, sino que ese paso sea con respeto y entrega. En este caso, que se me reconozca por sólo un año que estuve es gratificante. Es un halago impresionante. Más allá de las categorías, Maipú es el club que más me ha dado en cuanto a amistades y contactos. Fue un año en el que se juntó a muy buenas personas y eso es muy valorable.

A continuación escuchá la entrevista completa a Mariano Echeverría.