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21 DE NOVIEMBRE DE 2024
Si bien la "favorita" es la búlgara Irina Bokova, actual titular de Unesco, la canciller argentina podría ser la candidata del consenso, el "punto de encuentro" entre Rusia y Estados Unidos.
La Asamblea General de la ONU convocó para este martes 7 a una audiencia para los últimos candidatos que ingresaron a la carrera por la Secretaria General, el máximo cargo de la institución mundial. La canciller argentina, Susana Malcorra, será una de las que defiendan su aspiración en la sede en Nueva York.
Aún no se sabe cuándo será designado el próximo secretario general, pero todas las apuestas apuntan a que, por primera vez, sería una mujer y, según una regla no escrita de equilibrio regional, este año le tocaría a un representante de Europa oriental.
De los cincos bloques regionales que reconoce la ONU, este último es el único que nunca ha colocado un secretario general. Europa occidental ha tenido cuatro; Asia y África, dos; y América Latina y el Caribe, uno: el peruano Javier Pérez de Cuéllar durante los años 80. Por eso, de los 11 candidatos que se presentaron este año, cinco son mujeres y apenas tres no pertenecen a la región de Europa oriental: Malcorra; la ex primera ministra de Nueva Zelanda y directora del PNUD, la agencia de la ONU para el desarrollo, Helen Clark; y el ex primer ministro de Portugal y extitular del Acnur, la agencia de la ONU para refugiados, António Guterres.
Hasta ahora, la candidata que suena con más fuerza es la actual titular de Unesco, la agencia de la ONU para educación y patrimonio histórico, la búlgara Irina Bokova. Reúne las tres cualidades que, según los rumores que dominan los pasillos de la ONU, se buscan este año: es mujer, de Europa oriental y una líder fuerte que en el pasado no ha esquivado los debates y las confrontaciones.
Sin embargo, no todo está dicho, porque la diplomática búlgara podría enfrentar la resistencia de Estados Unidos. Esto se debe a que en 2011 la Unesco se convirtió en la primera agencia de la ONU que aceptó a Palestina como un estado miembro pleno, lo que no sólo provocó la ira de Israel, sino también el repudio de Estados Unidos, quien por ley no puede financiar órganos internacionales que reconozcan unilateralmente a Palestina. Al retirar su financiación, Washington perdió su poder de voto en Unesco en 2013.
En un primer análisis, Malcorra no aparece entre los candidatos favoritos e inclusive cuenta con una mancha negra en su expediente por haber investigado, como jefa de gabinete de Ban, a un funcionario de la ONU que filtró un documento que destapó abusos sexuales de soldados internacionales a niños en África. No obstante, la canciller argentina podría eventualmente convertirse en una candidata de consenso, ya que mantiene una buena relación con las principales potencias del mundo, las verdaderas guardianas de este proceso electoral.
Un opaco proceso
La forma en la que el máximo líder de las Naciones Unidas se elige no es democrática ni completamente transparente.
Según el artículo 97 de la Carta fundadora de la ONU escrita en 1945, el Consejo de Seguridad –órgano compuesto por 15 países, entre ellos las cinco potencias que ganaron la Segunda Guerra Mundial y se garantizaron un lugar permanente y poder de veto– debe analizar a todos los candidatos y luego "hacer una recomendación" a la Asamblea General. Un año después, la propia Asamblea General decidió que "es deseable" que el Consejo "propusiera sólo un candidato" y desde entonces así se ha hecho, a puertas cerradas y sin la obligación de explicar públicamente su decisión final.
Es decir, el futuro número uno de la ONU (organización que posee 41 mil empleados) debe contar con el apoyo, o al menos evitar la oposición expresa, de las cinco potencias con poder de veto: Estados Unidos, Rusia, China, Reino Unido y Francia. Una vez conseguido este acotado consenso, a la Asamblea General –el principal órgano democrático de la ONU en el que los 193 estados están representados, tienen voto y no existe veto– sólo le queda el trabajo de refrendar o rechazar de plano la "recomendación" del Consejo, algo que nunca sucedió.
El actual proceso de selección para secretario general de la ONU es inédito. En un esfuerzo por aumentar la transparencia de su decisión, se ha dispuesto que los candidatos deban ser anunciados públicamente. Sus nombres, currículos y cartas de motivación están disponibles en el sitio web de la Organización.
Los candidatos se presentarán además ante la Asamblea General para exponer sus competencias y las razones de su candidatura. Los delegados de los países miembro podrán plantear preguntas. Anteriormente estos mecanismos no existían y el nombre del secretario general se conocía solamente a partir de que el Consejo de Seguridad de la ONU sugería un candidato para ser ratificado por la Asamblea General.
Se teme que pudiera existir un impasse en el Consejo de Seguridad entre Rusia y Estados Unidos si se buscara un candidato de Europa del Este, demasiado cercano a Moscú. Esto podría tener un desenlace positivo para Malcorra, quien podría ser el punto de encuentro. El Consejo de Seguridad comenzaría a deliberar sobre el nuevo candidato a partir de julio.
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