Macri propone devaluación e inflación
Por Roberto Follari, epistemólogo, docente y doctor en Psicología.
Foto: Télam
Lo explica Tennembaum, a quien nadie podría tildar de kirchnerista o peronista. Macri no sólo promete pasar por un profundo achique estatal del cual ya no saldríamos, sino que asume una evidente propuesta inflacionaria con su demagógica idea de “unificar el dólar”. El periodista hace un minucioso análisis de la entrevista amigable que al ex presidente le hiciera Jonathan Viale, una especie de entusiasta “fan” de la derecha ideológica. Viale no tuvo más remedio que preguntar si unificar precio del dólar significa “devaluación”, lo cual es obvio y evidente. Macri dudó, y se decidió por hablar largamente de cualquier cosa, menos de lo que se le había preguntado. Sí: unificar el dólar es devaluar, y devaluar es multiplicar la inflación. Hablar por tv sin el control de periodistas que sepan contrariar lleva a sostener lo insostenible, como es esa fácil “unificación del precio del dólar”, que tan bien suena a todos los oídos. Los precios diferenciales del dólar están impidiendo que esa devaluación que sin decirlo promete Macri, pudiera hacerse hoy.
La incontinencia verbal del PRO llega a límites escandalosos: creen que ha llegado la gran Hora mundial de las derechas, en que todo les estaría permitido. Milman -segundo de a bordo de Bullrich- arrojado a podar, cerrar y ajustar todo lo estatal, lanzó que…eliminaría el PAMI!! Arrasaría así con la salud de millones de ancianos y ancianas. Piensan liquidar Aerolíneas para que el negocio quede sólo para privados, cerrar la agencia de noticias Telam para acallar algunas de las pocas voces no obedientes al Círculo Rojo, y así seguir en un frenesí de cerrar y cerrar, echar trabajadores a la calle, disminuir servicios y rebajar costo estatal cualquiera que sea el costo social.
En lo que no piensan bajar gastos, es en represión. Mucha policía, más la autoincriminatoria idea de que las Fuerzas Armadas pudieran volver a hacer seguridad interna en el país, con el obvio propósito de intensificar la violencia contra aquel que proteste por los precios, por la baja salarial, por la pérdida del empleo. Habría menos gasto en muchos sectores, pero para nada en represión interna. Represión que -hay que hacerlo notar- no implica ninguna mejora en la seguridad ciudadana. No se trata de lucha contra el delito, ni de lucha contra el narcotráfico: es lucha contra la protesta social.
No le incomoda al ex presidente que se haya descubierto que la empresa de hermanos de su ex ministro Caputo haya financiado a Morel, jefe de la violenta Revolución Federal. Tampoco que se encontrara que en el sitio donde está la carpintería de Morel (no se sabe si es una simple fachada), antes iba el mismo Macri a visitar a un centro de jubilados, según se lo había nominado. Con los medios de comunicación casi unánimemente a favor esas son cuestiones menores, así como lo es que los Cuadernos de la famosa causa judicial fueran un bluff lleno de correcciones donde se metieron manos diversas, de modo que el supuesto “diario de Centeno” era cualquier cosa, menos un diario manuscrito de su exclusiva escritura. La “causa de los cuadernos” contra Cristina Fernández igual continúa su curso, aun cuando se advierta que constituyó una grosera simulación.
La ofensiva mediática continúa impávida: si hay villanos en la Argentina, sólo lo son los del gobierno actual. Nadie dice lo obvio, que Tennembaum destapó: el ex presidente declara que le importa mucho la educación, y le dedica apenas algunos renglones de su libro. Pero para hablar de Boca Juniors y del fútbol, se explaya en generosas 80 páginas. Es muy coherente para quien habló depreciativamente de los que “caen en la educación pública”.
Y el tema de la falta de dólares, central para el país, no se arregla con ajuste estatal: no hay un nexo directo entre ambas cuestiones. De manera que cuando se le preguntó al ex presidente cómo resolvería la famosa “restricción externa” nacional, apeló a la interminable saga según la cual “en los primeros días” va a hacer enormes reformas laborales, jubilatorias y algunas otras, que en nada redundan sobre el acceso a dólares por el Estado nacional. De cómo resolver esa falta de dólares, nada por decir.
Ojalá muchos argentinos se hagan conscientes de lo que se les está prometiendo. Achicamiento total del gasto público, con la caída consiguiente de servicios (salud, educación, jubilaciones, viviendas) y con los asociados aumentos de precios y tarifas. Devaluación inmediata, con más inflación. Un coctel explosivo, que podría llevar el país -si ganara la actual oposición las elecciones, al menos en versión PRO- a insospechadas situaciones de vulnerabilidad social y confrontación callejera.
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