Hay cambio cultural, pero la ligadura de trompas sigue superando a la vasectomía
A 15 años de la ley de contracepción quirúrgica, los varones toman parte cada vez más activa en la planificación familiar. ¿Cómo ha sido el recorrido de la implementación de la ley? Dialogamos con Pablo Alonso, médico del Programa de Salud Sexual y Reproductiva de la Provincia.
Foto: losanticonceptivos.com
Este mes se cumplen 15 años de la sanción y promulgación de la ley que reglamenta las intervenciones de contracepción quirúrgica. Hoy, la ligadura de trompas sigue siendo más demandada que la vasectomía, pero aseguran que hay un fuerte cambio cultural por el cual los varones están empezando a tomar posición activa en la anticoncepción y la planificación familiar.
En 2006, la Ley 26130 reconoció el derecho a acceder a estas intervenciones de manera gratuita, tanto en el ámbito público como en el privado. Además agregó un artículo a la Ley 25673 de creación del Programa Nacional Salud Sexual y Procreación Responsable a través del cual se incorporaron la ligadura de trompas y la vasectomía “como métodos de planificación familiar y/o anticoncepción”, que no estaban previstas hasta ese momento.
En diálogo con Unidiversidad, el médico Pablo Alonso, del Programa de Salud Sexual y Reproductiva (PSSyR) de Mendoza, aseguró que “hay un fuerte cambio cultural”, pero los varones no acceden en la misma medida que las mujeres a la anticoncepción quirúrgica “debido a las mismas barreras culturales que genera la falta de información”.
Toda persona tiene derecho a elegir el número de hijas o hijos que desee tener y el momento en que quiere hacerlo. En este sentido, la planificación familiar consiste en toda práctica que se realice para regular la reproducción mediante el uso de métodos anticonceptivos. Esto debería recaer de igual manera en las personas que comparten una relación sexual, pero en la realidad, no siempre sucede.
El profesional hizo un recorrido histórico por las distintas normativas en nuestra provincia respecto de ligaduras de trompas y vasectomías, y evidenció cambios rotundos. Al principio, la misma legislación consideraba la anticoncepción responsabilidad exclusiva de las mujeres, pero los avances sociales fueron generando la ampliación de derechos.
“El acceso a la anticoncepción quirúrgica comienza en el 2000, a partir de una resolución provincial”, explicó. Antes de ese año, “se practicaban, pero no estaban formalizadas. Había mucho temor”. Esa resolución habilitó la realización de tripsias tubarias únicamente. Para acceder, a las mujeres les solicitaban tres informes: el social, el psicológico y el clínico, que se presentaban ante un comité evaluador que autorizaba o no la práctica.
En el 2005, una ley provincial de anticoncepción quirúrgica incluyó a la vasectomía: “Ese es un primer avance, empezamos a tener un poco de perspectiva de género”, reflexionó Alonso. Sin embargo, esa legislación planteaba dificultades: por un lado, si la persona estaba casada, para la intervención necesitaba el consentimiento de su cónyuge; por otro lado, se exigía que las prácticas que se realizaran fueran reversibles.
El cambio rotundo llegó en 2006, con la Ley Nacional 26130, “que supera ampliamente a la provincial”. Plantea que la anticoncepción quirúrgica, desarrolló el médico, “es una decisión personal, es un derecho humano por el que uno decide sobre su propio cuerpo”. Solamente exige ser mayor, el consentimiento informado de la persona y el pedido formal.
Esta ley no tiene exigencias con respecto a la reversibilidad ni al consentimiento de la pareja, como tampoco a los informes. Sin embargo, contó el médico, algunos efectores privados siguen exigiendo el psicológico para realizar una ligadura y desde el Programa tienen que intervenir. Con las vasectomías, eso no sucede: “Nunca he escuchado que a ningún varón le pidan informe psicológico”, puntualizó Alonso.
Sobre la base de la Ley 26130, y debido a los obstáculos que se presentaban, la provincia lanzó una resolución mediante la cual recordaba a obras sociales y efectores de salud que la ley no exigía ningún informe para el acceso a la anticoncepción quirúrgica. Además, el nuevo Código Civil y Comercial (2014) –que trabaja con la perspectiva de la autonomía progresiva– estableció que “las y los adolescentes son considerados adultos para ciertas prácticas o compromisos, entre ellos, para decidir sobre su propio cuerpo”, explicó Pablo Alonso.
El médico se explayó ese punto: “Hay situaciones especiales en las cuales adolescentes han accedido, aunque no es algo corriente. Sin embargo, esto sí sirve para entender que, cuando lo solicita una persona de 23 o 28 años, no se le debe decir: ‘Sos demasiado joven’”.
Los números a nivel provincial
La cantidad de ligaduras de trompas siempre ha sido muy superior a la de vasectomías, pero la relación se ha modificado con el paso del tiempo. De 2000 a 2005, según especifica un reporte del Programa de Salud Sexual y Reproductiva, se realizaron 1092 prácticas en Mendoza. En 2006, con la sanción de la ley, aumentó el número y el pico se alcanzó en 2007, con 2095 ligaduras. “Entre 2000 y 2009 –reflexionó Alonso–, me animo a decir que todas fueron ligaduras de trompas, aunque no tengo el detalle”.
A partir de 2015, el promedio fue de 1800 ligaduras por año, aportó el profesional. En 2020, las prácticas fueron 1269, muy por debajo de lo que se venía sosteniendo, pero es importante tener en cuenta la situación particular del año pasado por la pandemia de coronavirus declarada por la OMS, la emergencia sanitaria y la suspensión de prácticas quirúrgicas para reservar camas en unidad de terapia intensiva.
Elaborado sobre la base de datos aportados por el médico Pablo Alonso, del Programa de Salud Reproductiva
Al existir un riesgo y la posibilidad de necesitar recuperación en terapia, el número de prácticas se redujo notablemente en 2020: solo se sostuvieron las tripsias tubarias concomitantes con las cesáreas o inmediatamente posteriores al parto. Entonces, las mujeres en situación de internación tenían dos posibilidades de acceso, pero las vasectomías descendieron drásticamente y el número en relación con las ligaduras se dispara por arriba de una cada cien.
Ya en abril de 2021, el Ministerio de Salud, Desarrollo Social y Deportes –con “cierto conocimiento sobre la pandemia, su manejo y la disponibilidad de camas”– emitió una resolución que habilitó la posibilidad de prácticas quirúrgicas ambulatorias o que requieran una internación de hasta 24 horas. Por eso, este año se pueden contar 748 prácticas de ligaduras y vasectomías en la provincia.
¿Por qué no se realizan tantas vasectomías como ligaduras?
En la provincia, hay 10 efectores públicos que hacen ligadura de trompas y 7 que hacen vasectomías. La diferencia es que para acceder a estas últimas no existe lista de espera, solo hay que acercarse a cualquier posta sanitaria, centro de salud u hospitales, donde en la atención primaria brindan asesoramiento y, en caso de elegir la práctica quirúrgica, se deriva al efector.
Además, aseguró el médico, “no hay una sola ventaja de la tripsia sobre la vasectomía”. Es ambulatoria, no requiere internación como la ligadura; se puede demostrar su efectividad con un espermograma a los tres meses de la intervención, y es más económica. En el caso de tener dudas, la crioconservación del semen previa a la cirugía es más sencilla y su utilización requiere una práctica de baja complejidad. Si es tanto más sencillo, ¿por qué no se accede en igual o mayor medida que a las ligaduras?
Por un lado, existe la idea socialmente extendida de que la planificación familiar es una responsabilidad de las mujeres o de las personas con útero. Sin embargo, es sabido que para producir un embarazo se necesitan dos personas, una que aporte los óvulos y otra, los espermatozoides. El cambio cultural está notándose recién ahora, con un leve aumento de las consultas por la vasectomía.
Universidad Eafit
Por otro lado, hay un mandato muy grande que liga la masculinidad a la posibilidad de engendrar y de tener un buen rendimiento en términos sexuales. Sin embargo, no es verdad que la vasectomía elimine el deseo sexual, la posibilidad de erección ni la eyaculación. Estos mitos no tienen ninguna base empírica ni científica, según señalan desde la Fundación Huésped.
“La resistencia es cultural y se puede superar acercando información”, concluyó Alonso. Le pareció importante recordar también que ligaduras tubarias y vasectomías previenen embarazos no intencionales, pero no infecciones de transmisión sexual (ITS). Para eso, la recomendación es siempre usar un método de barrera, como es el preservativo.
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